El inmortal que llega tarde

Y ahí me descubrí, yo, el que suele escribir de esto, el que a veces se pone a pensar en el asunto, el que la va de solemne cuando le toca entrevistar a un funcionario del área, el que en más de una ocasión ha levantado el dedo acusador de fiscal de pacotilla. Ahí me descubrí, yo también, integrante del rebaño soberbio y crispado de los que creen que tienen una dispensa al día, una licencia a elección, un comodín al que echar mano cuando la situación lo amerite.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailAhí me descubrí, yo también. Uno más de los que se asumen inmortales.
Ayer me dormí. Hice lo que no se debe hacer: escuchar la alarma, pararla y quedarme cinco minutos más. Cuando volví a abrir los ojos había pasado una hora y media. Me desperté en el momento más cruel, el que todavía deja margen para llegar casi a tiempo o a lo sumo con unos pocos minutos de retraso.