HOY, VIERNES
Los quioscos del exilio

Uno de los relatos que más me gustó de Hernán Casciari es aquel que habla de los quioscos. De su confirmación empírica como recién llegado a Barcelona que “algo andaba mal” cuando descubrió que no había quioscos. O que no los había en la cantidad que los hay en Argentina.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailPor supuesto que coincidí en un todo: en eso de que un argentino antes de caer definitivamente en la lona pone un kiosco en la habitación de la casa que da a la calle; en que los argentinos no entramos a un kiosco por necesidad alimenticia sino por angustia oral y en que pensamos más en las distintas variantes de alfajores que en el sexo.
Cuando llegó a España se dio cuenta de que algo le faltaba, cuando deambulaba por los bulevares catalanes.