HOY, LUNES
Naturalidad

Son poco más de las siete de la tarde. Hace un rato llegué a casa con mi hijo, que como durante todo el Mundial fue a ver el partido a la casa de su amiguito.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailAntes fui al centro: no me quise perder ese espectáculo maravillosamente inusitado que es la alegría colectiva. Una alegría que solo el seleccionado puede dar si sale campeón del mundo. En los otros dos títulos también salí a festejar. Quizás me falle la memoria o me deje llevar por las pulsaciones, pero no sé si hubo semejante explosión de alegría.
Intento preguntarme la razón, mientras riego los tomates que ya están empezando a colorar.