Viajecito

“Un viajecito para cambiar el aire”, suena a excusa del que tiene ganas de subirse al auto y mover. Pero a veces es una necesidad de la mente, del espíritu, del cuerpo o de todo junto: abandonar aunque sea por un día o unas horas la casa, los lugares conocidos, los rostros, las voces cotidianas. Ir, pisar la arena y volver.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailBueno, este fin de semana que pasó no lo pude hacer. Pero encontré otra manera de “cambiar el aire”: me hice de un par de libros. Y encontré un tiempo “para mí”. Era cuestión de buscarlo nomás.
La cuestión es que para el sábado a la tarde ya me había leído una pequeña novela de Murakami. Cuando levanté la vista de la última página ya estaba anocheciendo. Me procuré algo para aplacar el hambre y con el envión con el que venía, encaré el segundo libro, uno de Kohan.