NÉLIDA MARÍA D’ESTÉFANO<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/02/nelida_maria_d_estefano.jpg" alt="nélida maría d estefano"></figure>Falleció el 09 de enero de 2024 en Tandil, a los 78 años.Había nacido en Rauch el 23 de febrero de 1945, en el seno de una familia compuesta por sus padres y tres hermanos.En el plano educativo, siguió la carrera docente y, desde muy joven, ejerció la profesión de maestra en escuelas primarias del partido de Tandil, desempeñándose en los planteles docentes de las escuelas N° 67 y de la Concentración Rural de Fulton.Fue una persona alegre y servicial, que disfrutaba mucho de bailar, especialmente tango y folclore.Siendo aún muy joven, y mientras ejercía su profesión, sufrió un accidente cerebrovascular que la obligó a retirarse de la actividad docente. Imposibilitada de valerse por sí misma, vivió sus últimos años en compañía de su sobrina Marcela, quien la acompañó hasta el último momento. Sus restos fueron inhumados en el Cementerio Municipal de Tandil, donde descansan en paz.&nbsp;Fue una buena persona, que deja un buen recuerdo entre quienes supieron de su trato amable y de su generosidad.&nbsp;CARLOS ALBERTO BARACCO<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/02/carlos_alberto_baracco.jpg" alt="carlos alberto baracco"></figure>Falleció el 23 de enero de 2024 en Tandil, a los 84 años.Había nacido el 28 de octubre de 1939 en la localidad de Castelli, provincia de Buenos Aires. Hijo de Carlos Omar Baracco y de Nilda Viscay, fue el mayor de diez hermanos: Julio, Luis, “Mula”, “Negro”, “Perico”, Rubén, Celia, Marta y Mabel.Su abuelo, llamado también Carlos Baracco, fue un inmigrante italiano que llegó a la Argentina luego de la Segunda Guerra Mundial y fue también una pieza importante en su crianza y su educación. Con él, viviendo todavía en la zona rural de Castelli, Carlos Alberto se formó en las labores del campo.&nbsp;A los 15 años, tras el fallecimiento de su abuelo, se radicó en Tandil, ciudad en la que formó su propia familia y en la que nacieron sus hijos Carlos, Julio, Cristina, Emilio y Eduardo.Como trabajador, realizó de todo un poco: fue trabajador de la leña y se desempeñó durante algún tiempo como mecánico. Incursionando con los autos se hizo además fanático de Chevrolet.JUAN BAUTISTA OSTOLAZA<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/02/juan_bautista_ostolaza.jpg" alt="juan bautista ostolaza"></figure>Falleció el 19 de enero de 2024 en Tandil, a los 80 años.Juan Bautista Ostolaza -“el Vasco”, como le decían- era oriundo del campo La Sara, situado entre Gardey y Vela. Fue el hijo menor de Elisa Méndez Fernández y de Miguel Ostolaza Goyeneche, que llegaron de España para establecerse en esta región. De ellos aprendió lo que más hacía: pescar, cocinar, trabajar…&nbsp;En 1966, a los 23 años, conoció y se casó con María Marta Fantaguzzi, quien con sus 18 años de edad compartió el camino de formar una familia y construir una vida juntos. Su primer hijo, Juan Carlos, llegó a los dos años de estar casados y Karina, su segunda hija, tras cuatro años de matrimonio.&nbsp;Juan Bautista se dedicó a trabajos rurales, de molinero, de alambrador y, finalmente, de mecánico, oficio que disfrutó y que le dio prosperidad en Tandil.&nbsp;Fue padre y esposo, y después abuelo de Catalina, Joaquina y Nicolás, el nieto más chico.&nbsp;Con sus aciertos y desaciertos, con su personalidad tozuda de vasco y su alegría, nunca dejó de hacer, de crear y de moverse para conseguir lo que deseaba.Disfrutaba de cocinar un asadito para los demás, de reuniones familiares, de bailar y de hacer música, de un vaso de vino y de un buen escabeche; así vivió su vida intensamente.Su familia lo despidió de la siguiente manera: “Pensar en palabras para despedir a un ser querido nos hace pensar en una catarata de vivencias compartidas. Lo sentimos mucho… Nos quedó su enseñanza de la fuerza de voluntad, la lucha en la adversidad y el nunca bajar los brazos, de no perder la esperanza ante la mala racha y de siempre ir para adelante. Guardamos en nuestro corazón los mejores momentos y tu recuerdo nos acompaña en el día a día”.OSVALDO FORNARO<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/02/osvaldo_fornaro.jpeg" alt="osvaldo fornaro"></figure>Falleció el&nbsp;20 de enero de 2024, a los 89 años.El Dr. Osvaldo Fornaro, “Don Juan del Suburbio” o simplemente “Don Juan”, como muchos lo conocieron, había nacido en Valentín Alsina, partido de Lanús, barrio tanguero si los hay. De chico, y todavía estudiando, ya hacía alguna changa para ayudar a la familia.&nbsp;Aún de cortos, se inició en la actividad de la locución en la Sociedad de Fomento de Villa Libertad, recitando, a pedido, poemas lunfardos. Un poco después, lo hizo acompañando alguna orquesta por Nueva Pompeya. Y sí, ya le gustaba “el fierrito”, como cariñosamente se refería al micrófono.Pero su carrera con la música se interrumpió, y es que había que “parar la olla”, y lo más conveniente por entonces era el área mercantil. Y entonces también comenzó sus estudios de Odontología y conoció al amor de su vida, Josefina, quien lo acompañaría hasta sus últimos días. Tres hijos, nueve nietos y dos bisnietos surgieron de esta unión a través de las generaciones.&nbsp;Sirvió en el Ejército, en tierra, en el ‘55, para los que saben lo que eso significa. Y con todo esto, se recibió de Dr. en Odontología, comenzando su actividad tanto en su consultorio en la casa de sus padres, como en el área rural.Y entonces emigró de Lanús a Tandil, y adoptó esta tierra como propia, al tiempo que la gente de la ciudad lo tomó como su hijo adoptivo. Y fue cuando surgió su veta artística, al principio como un escape de su actividad profesional, para luego llenar cada espacio de su casa y de su corazón.Con su personaje “Don Juan del Suburbio” participó en principio en Radio Tandil y luego en otras emisoras locales, con muchos amigos, hoy ausentes o jubilados. Son bien recordados los “Sábados compartidos”, “Los Inmortales de la Música y la canción” y su propio espacio “Conversando Tangos”. Consiguió premios, nominaciones y distintos reconocimientos, entre ellos el Martín Fierro (Aptra), pero ninguno tan valioso para él como cuando recibía un pedido especial por un aniversario o un cumpleaños de sus oyentes. Saber que tenía el poder de ingresar en la vida de una persona le inflaba el pecho de orgullo y agradecimiento.También incursionó en el Teatro con la Comedia Tandilense, entre ellas “El Moreira”, “Gris de Ausencia” y “El casamiento de Chichilo”, pero hubo muchas otras. Incluso fue una de las voces en una de las versiones de las “Estampas de la Pasión”, un clásico de esta ciudad en Semana Santa.Claro que volvió a hacer música, formando parte de la Orquesta Municipal de Bandoneones, y acompañando con glosas y poemas a orquestas y cantores en sus presentaciones. Y, por supuesto, también la pintura. Le gustaba el detalle y buscaba una historia en cada imagen, sobre todo las esquinas de Tandil.&nbsp;Y el tango, siempre el tango, valses y milongas, acompañando sus momentos. Y si de historias se trata, también dejó algunas de ellas escritas.Su familia lo despidió de la siguiente manera: “Nos queda el sabor amargo y egoísta de su partida, pero a la vez una sensación de calma y paz, en parte acompañada por la dicha del tiempo que nos ha tocado compartir. Y es que tuvo la satisfacción y la desgracia de la longevidad. Una vida larga, casi de película, acompañada en muchos de sus capítulos, por el ingreso y la partida de muchas personas queridas en su vida.Así que, viejo querido, ¿qué podemos decir de original ahora? Nos queda la satisfacción y la profunda creencia de que te fuiste casi sin dejar pendientes, con la seguridad de que viviste tu vida con total plenitud. Cuidaste de tu 'viejita’ hasta tu último aliento, y dejaste tu marca en todo lo que vemos a nuestro alrededor. ¡Vuela alto, y esperanos hasta nuestro encuentro!” ELSA MABEL LARDAPIDE OLMOS<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/02/elsa_mabel_lardapide.jpg" alt="elsa mabel lardapide"></figure>Falleció el 21 de enero de 2024 en Tandil, a los 90 años.“Pocha”, cómo la conocían, había nacido el 07 de diciembre de 1923 en la localidad de Cacharí. Hija de Delia y de Martín, fue la segunda de cuatro hermanos: María Edith (“Tita”), Edgardo Osvel (“Pirincho”) y Gladys Estella (“Ethy”).En esa ciudad pasó parte de su vida dedicada, junto a su hermana mayor “Tita”, a trabajar para el conocimiento del arte en sus diferentes disciplinas: música, teatro y danzas, entre otras, y para que todos tuvieran acceso a disfrutarlas.Fue secretaria en la Delegación Municipal, agente de seguros y participó en la conformación de la Cooperativa de Agua y Servicios Públicos de Cacharí (Cospucal) hasta después de su jubilación, momento en el que continuó como contratada, cambiando su domicilio a la ciudad de Azul, desde donde viajaba diariamente de lunes a viernes para cumplir con sus funciones.Amante de los animales de cuatro patas -como les decía a los gatos y los perros-, propios y del vecindario; a todos los atendía y alimentaba.Fue una persona con valores: solidaria, compañera, respetuosa, austera, honesta, con equidad. Amiga de sus amigos que supo cosechar a lo largo de su vida.Y un día volvió a Tandil, ciudad que le gustaba mucho y que la acercaba a su familia y a gran parte de su historia. Como tía estuvo siempre presente, dispuesta a escuchar y a dar un consejo si se le requería. Creyente de la Virgen de Luján, a la que agradecía a diario por sus logros, como también los obtenidos a lo largo de su rica vida.Su familia la despidió de la siguiente manera: “Tía, siempre vas a estar en nuestros corazones y en los de las personas que te supieron querer bien. ¡Te vamos a extrañar mucho!”

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