AFGANISTÁN
Ataques suicidas provocaron una matanza en el aeropuerto de Kabul
Dos suicidas con explosivos y hombres armados con fusiles del Estado Islámico (EI) atacaron a una multitud en la entrada del aeropuerto de Kabul, donde mataron al menos a 12 militares estadounidenses e hirieron a otros 13.
El saldo no estaba definido y se hablaba de decenas de fallecidos, entre ellos niños, en los últimos días de un masivo operativo de evacuación que ha atraído a miles de extranjeros y afganos que quieren salir de Afganistán tras la toma de poder de los talibanes.
Recibí las noticias en tu email
Horas después de los atentados, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió tomar represalias: “Para los que cometieron este ataque, no perdonaremos, no olvidaremos, los cazaremos y los haremos pagar. Defenderé a mi gente y nuestros intereses con toda la fuerza que tengo (...) Responderemos en nuestro tiempo con la fuerza y en el lugar que decidamos”.
Pese a la multiplicación de las críticas por la retirada, Biden ratificó que Estados Unidos abandonará Afganistán y que lo hará en la fecha prometida, el 31 de agosto: “Es tiempo de terminar una guerra de 20 años”.
Los dos ataques suicidas de ayer llegaron en medio de un clima de advertencias de países occidentales que temían atentados en el aeropuerto internacional de la capital afgana por parte del grupo yihadista EI, que en Afganistán se ha nutrido de extalibanes con una visión del islam aún más extremista que la oficial del movimiento afgano.
Hombres con la ropa empapada de sangre y mujeres llorando intentaban salir del lugar tras el ataque en la puerta del aeropuerto, mientras algunos heridos eran transportados en camillas. Un niño se aferraba al brazo de un hombre con una herida en la cabeza, según imágenes que circulaban por redes sociales.
“Cuando la gente escuchó la explosión el pánico fue total. Los talibanes empezaron a disparar al aire para dispersar a la gente”, contó un testigo que pidió no revelar su nombre a la agencia de noticias AFP.
Más explosiones
Poco después de los ataques, varios medios extranjeros reportaron otras dos explosiones en la capital afgana, pero el vocero del movimiento talibán, Zabihullah Mujahid, descartó que fueran atentados y sostuvo que fueron explosiones controladas de las fuerzas estadounidenses para destruir municiones, según la agencia de noticias Sputnik.
Un vocero militar estadounidense confirmó luego esta versión.
En conferencia de prensa virtual, el general Kenneth F. McKenzie, jefe del Comando Central de Estados Unidos, advirtió que esperan que “los ataques del EI continúen”, aunque adelantó que no pedirá refuerzos ni suspenderá las evacuaciones, que según ratificó esta semana el presidente Joe Biden terminarán el 31 de agosto, el plazo máximo acordado con los talibanes durante el Gobierno anterior de Donald Trump.
“Pero no hay manera de controlar a las personas que van a abordar los aviones, si no es de manera física, a una muy corta distancia”, aclaró al explicar por qué los soldados estadounidenses pueden ser sujeto de nuevos ataques.
Los talibanes, que controlan las afueras del aeropuerto, cifraron los muertos en “entre 13 y 20” y los heridos en 52, condenaron los ataques y dijeron que “tuvieron lugar en una zona donde la seguridad está en manos de las fuerzas estadounidenses”.
Poco después, fuentes no oficiales del sistema de salud afgano y del Gobierno estadounidense dijeron a varios medios, entre ellos la cadena de noticias BBC, que el saldo de muertos ascendía al menos a 60.
En medio de los rumores sobre un saldo de víctimas que convertiría a este atentado en uno de los más letales de los últimos tiempos -sin dudas para Estados Unidos, el más sangriento de la última década en Afganistán-, el EI se adjudicó la responsabilidad de los dos atentados suicidas en un mensaje publicado en el canal de la milicia extremista en Telegram y precisó que un atacante, a quien identificaron, detonó un chaleco explosivo entre los afganos y las fuerzas estadounidenses cerca de una de las puertas del aeropuerto de Kabul, conocida como Abbey Gate.
El segundo ataque sucedió a solo unas cuadras de allí, a metros de la entrada del hotel Baron.
Un exmilitar británico que presenció el ataque desde un auto en el que llegaba al aeropuerto de Kabul dijo que vio a uno de los agresores armado con un fusil AK-47. (Télam)