Impsa propuso extender pagos hasta 2044 sin quita de capital
La metalúrgica mendocina, ahora controlada por capitales estadounidenses, busca extender los vencimientos hasta 2044 sin quita de capital.

Los nuevos dueños de Impsa, la histórica metalúrgica mendocina que fue rescatada por el Estado en 2021 y privatizada a comienzos de este año, dieron el primer paso para ordenar la pesada herencia financiera de la compañía. Este martes, la firma controlada por el fondo estadounidense ARC Energy presentó ante la Justicia una propuesta para reestructurar su deuda por 583 millones de dólares.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa iniciativa fue comunicada oficialmente a la Comisión Nacional de Valores y será tratada el próximo 15 de octubre en el Segundo Juzgado de Procesos Concursales de Mendoza. La propuesta plantea una reprogramación del calendario de pagos sin quitas de capital, con el objetivo de otorgar a la empresa el margen necesario para estabilizar su operación y avanzar en la firma de nuevos contratos.
Si los acreedores aprueban el plan, los vencimientos se extenderán hasta fines de 2044. Según detalló Impsa, esta reestructuración permitiría alcanzar una solución definitiva a los problemas financieros que la compañía arrastra desde hace años, sin comprometer la cancelación total de sus deudas.
Desde la firma aseguraron que este acuerdo también apunta a garantizar la continuidad operativa de la empresa, que emplea a cerca de 600 personas de manera directa y trabaja con más de 100 pymes proveedoras.
En enero, Impsa fue adquirida por el fondo Industrial Acquisitions Fund, una subsidiaria de ARC Energy, que se quedó con las acciones que estaban en poder del Estado Nacional y de la provincia de Mendoza. Si bien no era una empresa 100% estatal, su venta fue considerada por muchos como la primera privatización de la actual gestión nacional.
La compañía había sido rescatada en 2021 durante el gobierno de Alberto Fernández. En ese entonces, el Estado nacional tomó el control con un 65% de participación, Mendoza se quedó con el 25% y la familia Pescarmona retuvo el 10% restante. Tras la adquisición, el nuevo grupo inversor se comprometió a reestructurar el pasivo y sanear la situación financiera de la empresa.
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