Américo Omar Marocchi&nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/05/americo_omar_marocchi.jpeg" alt="Américo Omar Marocchi"></figure>Falleció en Tandil el 22 de abril, a los 93 años.&nbsp;Fue esposo de Nélida Esther Pettersen, Nené para sus allegados, fallecida en 2008, y con quien tuvo dos hijos, Anahí y Omar.&nbsp;Nació en Córdoba y allí pasó su niñez y adolescencia. A los 20 años, cuando ya era un joven oficial de la Fuerza Aérea, se radicó en Tandil.Su vida fue atravesada por los golpes de Estado que sacudieron a la Argentina en las últimas décadas: Omar formó parte de la Fuerza Aérea hasta 1956, momento en que lo pasaron a retiro, después de haberlo dejado un año en disponibilidad por defender al gobierno constitucional. Esto le causó una enorme desilusión y lo llevó a regresar, por un período de tiempo, a vivir en Córdoba, donde cursó sus estudios técnicos. En Tandil desarrolló su nueva profesión con gran dedicación y reconocimiento. Muchas construcciones de la ciudad llevaron su firma.Asimismo, se volvió un apasionado de la docencia y su trabajo quedó materializado en todo lo que hizo por la educación técnica de Tandil, la entrañable Escuela Técnica “Felipe Senillosa” (ex Técnica 1 y actual Técnica 2) contó con su labor docente y lo tuvo como directivo de la misma en una gestión que marcó una época.A partir de septiembre de 1976 se dedicó, junto a Nené, su esposa, a buscar incansablemente a su hijo Omar, secuestrado en Mar del Plata, a los 19 años, por grupos de tareas del gobierno militar. Omar padre recorrió oficinas e instituciones castrenses buscando al joven, que continúa desaparecido. Testimonió en los juicios por delitos de Lesa Humanidad que llevaron en la justicia el caso de su hijo y sus palabras tuvieron un peso importante a la hora de fundamentar los fallos condenatorios a los represores.De muy joven disfrutaba pintar y después de la desaparición de su hijo el arte le permitió canalizar y expresar su dolor.&nbsp;Uno de sus cuadros fue expuesto en el foyer del Teatro del Fuerte el último 24 de marzo, cuando se conmemoró el 47 aniversario del Golpe.Los últimos años vivió rodeado del amor de su familia, y de su compañera, Nélida Miqueo disfrutó de la visita de nietos y bisnietos y sostuvo un nivel de actividad muy por encima de su situación de jubileo.&nbsp;Darío Ezequiel Soldá<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/05/dario_ezequiel_solda.jpeg" alt="darío ezequiel soldá"></figure>Falleció el miércoles 12 de abril, a la edad de 35 años, en la ciudad de San Carlos de Bariloche, donde vivía desde hacía más de una década y donde se convirtió en padre de Francis, de 8 años.&nbsp;Había nacido en Tandil y cursado sus estudios en la Escuela Primaria 58 de la ciudad.Cuando ingresó en el mercado laboral, se dedicó en un principio a la cocina, actividad que disfrutaba mucho. Ya viviendo en el sur trabajó inicialmente en restaurantes y parrillas pero luego comenzó a dedicarse a la herrería.Amaba la música y tocar la guitarra, era un hobby que satisfacía siempre que se juntaba con amigos, a quienes –según las palabras de Claudia, su mamá- les “dedicaba mucho tiempo de calidad”.&nbsp;Falleció repentinamente, de un paro cardiorrespiratorio. Su familia realizó una colecta de dinero en la ciudad porque no podía pagar los “costos excesivos” del traslado desde Bariloche. El Municipio costeó parte del sepelio y gran parte de la comunidad tandilense –incluso vecinos desconocidos- aportaron dinero a la causa del traslado del cuerpo a la ciudad.&nbsp;Lo despidieron su mamá, sus hermanos, tíos, primos y muchos amigos y conocidos.&nbsp;Ignacio Luis Zapata<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/05/ignacio_luis_zapata.jpeg" alt="ignacio luis zapata"></figure>Le decían cariñosamente ‘Yiye’.&nbsp;Falleció el 18 de abril pasado, a la edad de 73 años.&nbsp;Nació, se crió y vivió siempre en el campo, a cuatro kilómetros de la localidad de Gardey.&nbsp;Llevó siempre una vida muy tranquila y solitaria; vivió rodeado de perros, que fueron su gran compañía. Disfrutaba de comer asados en familia y de dar paseos en bicicleta.Lo despiden su hermano, Carlos Zapata, sus sobrinos, sobrinos nietos y demás familiares.&nbsp;Zulema Díaz, viuda de Ugarte<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/05/zulema_diaz_vda_de_ugarte.jpeg" alt="Zulema Díaz, vda. de Ugarte"></figure>Falleció en Tandil, el 19 de abril pasado, a los 86 años.Chicha –así la llamaban cariñosamente- se crió junto con sus ocho hermanos en campos de la localidad de Fulton.Desde muy joven trabajó como empleada doméstica en casas de familias del ámbito rural y en grandes estancias.&nbsp;Le gustaba cocinar y lo hacía muy bien. También disfrutaba de tejer, sobre todo para sus seres queridos, incluida toda la prole de sobrinos que la recuerdan como una mujer trabajadora y muy luchadora, que logró construirse su propia casa prácticamente en soledad.Además amaba bailar. Lo hacía en las numerosas reuniones y fiestas familiares en las que pasaron muy lindos momentos.&nbsp;A los 40 años enviudó. Desde entonces, reforzó su participación en actividades y visitas a sus afectos más cercanos, ayudando siempre en lo que podía a cada integrante de la familia. La despiden sus hermanos Dora, Alberto, Oscar y Ramona y numerosos sobrinos.&nbsp;&nbsp;Aída Ángela Alonso<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/05/aida_angela_alonso.jpeg" alt="Aída Ángela Alonso"></figure>Falleció el 20 de abril de 2023 en Tandil, a la edad de 88 años.Fue maestra rural, profesión que abrazó durante toda su vida con una enorme responsabilidad y un serio compromiso: era para ella una tarea que significaba fervor y entrega. Tenía miles de anécdotas relacionadas con la docencia, algunas divertidas, otras tristes; diversas vivencias ante las situaciones adversas que sufrían los niños, hoy ya hombres y mujeres adultos que la seguían visitando y mandando mensajes en cuanto se les presentaba la oportunidad. &nbsp;Como maestra rural viajaba en sulqui el lunes y se quedaba en la escuela hasta el viernes, en condiciones a veces precarias. Su primera escuela fue armada en un gallinero que ella misma levantó.&nbsp;Por ayudar a los niños y niñas aprendió cosas inimaginables, desde guitarra hasta órgano, todo para poder brindar esos talleres en el campo.Tenía además numerosas habilidades manuales, entre las que se destacan la escritura, el dibujo, el bordado y el tejido, actividades que la mantuvieron activa en sus últimos años. Siempre acompañaba sus cartas con un pequeño dibujito.Era también una ecónoma recicladora de todo, desde cartoncitos hasta frascos y, a sus 88 años había tomado clases de computación y enviaba todos los días un mail a sus hijas con el saludo matutino.&nbsp;Se separó siendo muy joven. Era una mujer solitaria pero igualmente le gustaba sociabilizar con todo tipo de gente. Sus hijas la recuerdan como una mujer exigente y estricta pero al mismo tiempo amorosa, que les dejó muchas enseñanzas y muy buenos ejemplos.&nbsp;Enriqueta Núñez, Vda. de Núñez&nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/05/enriqueta_nunez.jpg" alt="Enriqueta Núñez"></figure>Nació en Cerro Leones un 29 de septiembre de 1926 y falleció el 20 de abril de 2023, a los 96 años.Siendo muy pequeña, se instaló en Albión junto a sus padres y sus hermanos&nbsp; porque su padre comenzó a trabajar en la cantera como picapedrero. Allí conoció a Ángel, con quien formó una familia, tuvieron dos hijos (Alicia y Miguel), pero su amor de madre también se brindó a quienes desde muy pequeños la necesitaron. Tuvo cuatro nietas, ocho bisnietos y una bisnieta.Conoció cada rincón de la sierra juntando helecho que luego distribuía en la ciudad. A inicios de los años ‘70 abrió su propia florería, primero en la esquina de Fugl y Brasil, y luego frente a la portada del cementerio municipal. Fue muy querida entre sus vecinos y clientes.Era una apasionada de los números y sus significados, y pasaba divertidos momentos en el Casino. La conocían por sus manos siempre prolijas, con sus uñas rojas –porque así le gustaba al abuelo- acomodando las fichas y festejando cada acierto.Siempre tenía alguna anécdota para contar, sus relatos combinaban nostalgia y picardía. Siempre tenía algún consejo para dar.Su familia llora su partida pero celebra haberla tenido.“¡Abuela! te vamos a recordar, la sierra nos conecta con vos y con el abuelo”, la despidieron.&nbsp;Dora Esther Fantaguzzi<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/05/dora_esther_fantaguzzi.jpeg" alt="Dora Esther Fantaguzzi"></figure>Falleció el 11 de abril en Gardey, a los 90 años.Nació el 13 de octubre de 1932 en Tandil y pasó su infancia en Vela.Sus padres fueron Petrona Langaret Suares y Pablo Fantaguzzi. Fue una familia numerosa compuesta por 16 hermanos.Su madre falleció cuando tenía dos años y por eso fue contenida por sus hermanas.En las yerras que se hacían con los vecinos en el campo “La Sara” pasó días de muchas risas y encuentros familiares. Allí conoció a Ceferino Alonso: ella estaba sentada en el corral de piedra cuando él la atrapó con su lazo, así se enamoraron.&nbsp;Fue una persona dispuesta, alegre y muy divertida. A temprana edad le dieron la confianza y la seguridad de dar clases a los niños en el campo “La Sara”.En 1954, a los 18 años, decidió casarse con su amado y vivir en un campo camino a María Ignacia Vela, donde nacieron sus 4 hijos: Teresa, Mabel, Liliana y Eduardo.&nbsp;Trabajó en tareas de campo y tambo. Posteriormente la familia se trasladó al pueblo, compró una casita y trabajó en la “Hostería San Carlos”.&nbsp;Al enviudar, volvió a la localidad de Gardey e instaló allí su negocio: la carnicería “El buen amigo”.Fue bailarina de comparsa y actriz de teatro; participó también del Club de Madres Grupo de la Cooperadora en la Escuela Primaria y estuvo en la Comisión del Club Ferroviario de Gardey.Al ser una persona muy alegre y movediza, fue elegida por varias agrupaciones de la localidad para ser acompañante en viajes de egresados.&nbsp;También hacía empanadas en cada evento que se llevaba a cabo en la ciudad.&nbsp;Luego llegaron sus nietos, bisnietos y tataranietos. Siempre estuvo muy contenida por su familia y acompañantes que la mimaron con amor y dedicación.&nbsp;

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