Claves para encarar el desafío de hacer ganadería en las zonas agrícolas núcleo
Con más de 30 años apostando a la ganadería, Alejandro Calderón, titular de cabaña El Desafío, describió cómo lleva a cabo su cabaña Angus en Pergamino, y como la genética es clave para el negocio.

Durante una reciente jornada del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina, el productor Alejandro Calderón, al frente de Cabaña El Desafío, describió como forjó una exitosa operación ganadera.
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Su testimonio, transformado en un podcast de El Eco Campo, planteó cómo -con una trayectoria que supera los 30 años en la actividad- Calderón no solo ha demostrado la viabilidad de la ganadería en un campo netamente agrícola, sino que ha transformado lo que podría parecer una contradicción en un modelo de negocio rentable y con visión de futuro.
El propio nombre de la cabaña, "El Desafío", encapsula la esencia de la empresa: la determinación de mantener una producción ganadera dentro de un campo íntegramente dedicado a la agricultura. Calderón enfatizó que en su establecimiento "no tenemos nada de desperdicio ni de superficie ganadera", lo que subraya la eficiencia en el uso del suelo.
Su decisión estratégica no es meramente productiva, sino que también obedece a una "cuestión filosófica" y al objetivo de "mantener una rotación" eficiente dentro de ese mismo campo.
Para lograr esa integración, la cabaña utiliza pasturas de alfalfa en parcelas y complementa la alimentación del rodeo con suplementación a base de silajes y grano. Esta combinación permite que la ganadería se mantenga competitiva y mejore la rentabilidad, obteniendo un valor agregado al kilo de carne producido que le permite competir con la agricultura en una zona donde esta última es dominante.
Una pasión heredada
La elección de la raza Angus por parte de Alejandro Calderón es profunda y se remonta a su infancia. Es una "pasión de chico", ya que era la raza que criaban tanto su padre como un tío, quien incluso tenía una cabaña de Angus.
Calderón afirmó haber aprendido "lo poco o mucho" de Angus de la mano de ellos y siempre la ha elegido, y continuará haciéndolo.
Su preferencia se justifica en las excelentes cualidades del Angus, entre las que mencionó la adaptación, dado que demuestra una notable capacidad de ajustarse a diversos entornos; la fertilidad, tema crucial para la eficiencia reproductiva del rodeo; y la calidad de carne, ya que es considerada "óptima" a nivel mundial, no solo en Argentina.
El foco principal de Cabaña El Desafío es la cría de reproductores, lo que permite un "valor agregado" significativo al kilo de carne, potenciando la rentabilidad y la competitividad.
Cabaña El Desafío opera con un rodeo principal de entre 130 y 140 madres puro controlado. La producción se maneja de manera integral, abarcando todas las etapas y destinos de los animales: terneros al pie de la madre, de un año y de dos años, tanto hembras como machos. En ese momento un porcentaje de las hembras se retiene para reposición dentro del propio rodeo, mientras que el resto se comercializa como vaquillonas preñadas. Los toros se venden para rodeos generales de la zona.
La cabaña cuenta además con un pequeño rodeo de puros de pedigree, grupo selecto que se utiliza como base para la “renovación de nuestra sangre y de la calidad, asegurando la mejora genética continua”, según explicó el cabañero.
El rol de la genética
La genética es un pilar "fundamental" en el modelo de negocio de El Desafío.
El objetivo constante es "siempre tratar de mejorar dentro del Angus", buscando líneas genéticas que optimicen dos aspectos clave. Uno de ellos es la conversión de alimento, lo que implica lograr que el animal, con menos alimento, rinda los mismos kilos de carne; o que una mayor cantidad de alimento se traduzca en una mayor ganancia de kilos de carne.
El otro gran objetivó es la calidad de la carne, prestando especial atención al "marmoleo" y otras características de calidad, dado que "hoy hay mercados diferenciales" que valoran estas particularidades.
Para Calderón, aunque la alimentación es crucial, la parte genética juega un "rol muy importante" en la consecución de estos objetivos de eficiencia y calidad.
Panorama prometedor
Alejandro Calderón consideró que actualmente el sector ganadero atraviesa un "momento muy bueno", con valores aceptables que lo hacen medianamente competitivo.
Una observación paradójica planteada es que, debido a las contingencias climáticas (como las sequías) que afectaron severamente a la agricultura en los últimos años, la ganadería ha pasado a ser una actividad "mucho más estable".
Este panorama optimista es un "incentivo a invertir, a seguir mejorando". En el caso particular de Calderón, le ha permitido incluso "incrementar la superficie con ganadería".
Un factor clave que subraya Calderón es la "fidelización del precio". A diferencia de épocas pasadas donde los precios de la carne eran a menudo intervenidos políticamente para "favorecer la mesa de los argentinos", hoy el mercado interno "ha avalado" los valores actuales.
Calderón lo explica claramente: "si la carne no se vendiera en la góndola, el frigorífico no nos compraría el animal a los valores que está comprando". Esto le lleva a concluir que la "carne es el mejor reflejo de una vieja ley de economía que es la oferta y demanda". Esa estabilidad de precios se percibe como una tendencia que "ha venido a quedarse" y a mantenerse.
No dejó de lado que la ganadería, y particularmente la cría de reproductores, es una actividad que exige inversiones con una "visión de futuro" muy marcada.
Calderón ilustró la magnitud de estas inversiones a largo plazo con un ejemplo elocuente: la decisión sobre el semen a elegir para generar un nuevo reproductor no mostrará sus resultados hasta dentro de tres años, debido a los "9 meses de gestación y después 2 años de crianza de ese animal".
Esa proyección a largo plazo, sumada a la estabilidad actual, es un gran incentivo para "utilizar el mejor reproductor, comprar la mejor hembra o lo que fuere o mejorar la alimentación, instalaciones".
Calderón sentenció que esa "mayor estabilidad" y "proyección" no se habían experimentado en los últimos "15 o 20 años", lo que consolida la confianza en el futuro del negocio ganadero.