EL ECO PODCAST
La cotización de la papa responde a las condiciones de la oferta y la demanda
En una nueva entrega de la serie de podcast dedicados a la producción agropecuaria se abordó la temática de la comercialización de la papa, con la idea de conocer los factores que influyen en el precio.
Un nuevo capítulo de El Eco Campo sobre la producción de papa tuvo como eje central la comercialización, de forma tal de echar luz sobre aspectos que hacen a la formación del precio.
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Ángel Montes pertenece al mercado papero desde su infancia. Lleva más de 60 años en la actividad, en una empresa fundada por su abuelo hace más de 100 años, y fue quien brindó un panorama de los vaivenes comerciales de la actividad.
El primer concepto que planteó para que quede bien claro es que “los precios de la papa dependen del tiempo”, es decir de las condiciones climáticas con las que se haya desarrollado la campaña.
De ahí que dijo que “cuando viene como este año -que vino helador, por lo que las papas se helaron y hubo poco rinde- había un precio mayor”. Aclaró que “cuando aparecieron en el mercado las más tardías -que tuvieron mejor rinde y que empezaron a sacar más chacareros-, aflojó el precio”.
Con su experiencia, Ángel Montes explicó que “todos los años ocurre lo mismo: si fallan algunas zonas como pueden llegar a ser Córdoba, Villa Dolores o Tucumán, por heladas o por muchas lluvias entonces, el precio mejora”, pero ocurre al revés “cuando hay mucha cosecha en todos lados y no falla”.
Recordó que “el año pasado, en Tandil se pudrió muchísima papa debido a que había mucha agua. Estimo que se pudrieron cerca de cuatro millones de bolsas. A lo último del año, cuando ya la mayoría de los chacareros habían terminado, subió. Tenía buen precio y en Tucumán se había helado, por lo que siguió valiendo durante todo septiembre hasta enero”.
En la zona
En el ciclo, “las tempranas de las zonas de Mar del Plata, Tandil y Balcarce, lo que se saca a fin de diciembre y enero, se habían helado, entonces no había mucho rinde, por los que valieron hasta fin de enero y parte de febrero”.
Montes dijo que luego de esas fechas “todos empezaron a sacar, con más rinde, por lo que a aflojó el precio, como es normal”.
Consultado acerca de las expectativas para lo que resta de la campaña, Montes se sinceró al decir que “no se sabe qué es lo que va a pasar más adelante, todo es oferta y demanda”.
En la zona del sudeste (Tandil, Balcarce, Necochea, Mar del Plata, Lobería, etc.) sembraron hasta septiembre. Pero en Villa Dolores, Córdoba y otros lados siembran en enero y febrero y se empieza a cosecha en mayo, junio, julio.
Ángel Montes analizó que “si la cosecha de allá es muy buena, compensará el poco rinde de nuestra zona. Si la cosecha de ellos falla por alguna helada o algún otro problema subirían los precios nuevamente”.
No dejó de lado que este ciclo “viene mal porque hubo mucha sequía en Córdoba y tuvieron algunos problemas de insecto, por lo que se calcula que no va a haber mucho rinde por allá, por lo que puede llegar a faltar para otra vez a fin de temporada (agosto o septiembre).
La venta
Además de tener su incidencia en la producción, el clima tiene también sus consecuencias al momento de la comercialización.
“Como está regulada por la oferta y la demanda, cuando vienen temporales los precios suben al no entrar papa a los mercados”, se explicó.
Eso es porque resulta imposible sacar la producción del campo, debido a que los camiones no pueden ingresar cuando el piso no está firme.
Tal situación incide menos que en otras épocas, ya que actualmente “muchos productores tienen galpones y cámaras y aprovechan esos momentos en los que vale un poquito más para enviar al mercado. Pero ello también tiene sus gastos para traerla y guardarla. A veces se compensa y otras veces no”.
La tecnología permite dar una mayor previsibilidad ante la posibilidad de consultar pronósticos meteorológicos y muchas veces el productor almacena algo cuando se anuncian lluvias.
“Hay veces que anuncian que va a llover, por lo que el chacarero deja camiones cargados y acopia, porque siempre después de las lluvias sube.
Pero, a veces no llueve nada pese al anuncio y entra papa, por lo que en vez de subir, baja. Son los riesgos de la comercialización”, admitió.
Tiempos actuales
Al momento de hablar acerca de los cambios que se experimentan en el mercado, Montes recordó que “en los años 60 y 70 no había caminos cuando venía un temporal. No había galpones y se acopiaba muy poco, por lo que las subas eran muy grandes. Convenía hacer eso. Actualmente se han hecho muchos galpones y cámaras, por lo que se acopia más”.
Otro cambio es que en aquella época el acceso al conocimiento sobre el clima era muy limitado. “Ahora hay muchos pronósticos, por lo que la suba no es tan profunda. Eso es mejor porque esas subidas tan altas que había antes y después las bajas cuando componía el tiempo, no benefician a nadie y perjudican al consumidor”.
Razonó que “el problema es que cuando sube mucho, el último que la vende, la pone muy alta y no la vende porque está muy cara. Entonces queda alta al consumidor y se consume menos. En cambio, si es un número más parejo, es mejor para todos. ¿qué haces con vender un viaje muy bien, si después vendés cinco mal?”, planteó.
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