La sarna, un "viejo enemigo" que regresa con fuerza y desafía a la producción ganadera
El tema fue analizado por los destacados profesionales tandilenses Adrián Lifschitz y Candela Cantón durante un reciente Congreso y es el centro de un nuevo podcast de El Eco Campo.

En el marco de la reciente edición del Congreso de Veterinarios organizado por la empresa Drovet en Rosario, que se llevó a cabo los días 14 y 15 de junio en el Complejo Metropolitano, dos destacados profesionales, los médicos veterinarios Adrián Lifschitz y Candela Cantón, ofrecieron una reveladora disertación sobre la sarna.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu email
Su presentación, que tuvo lugar durante la segunda jornada del congreso, puso de manifiesto la preocupante reemergencia de esta enfermedad parasitaria, destacando sus importantes implicancias productivas y los desafíos actuales para su control.
Lifschitz y Cantón abordaron la sarna como "el retorno de un viejo enemigo". Rememoraron que, si bien la sarna es estudiada en la facultad, no se observaban casos en el campo al recibirse, situación que se mantuvo hasta aproximadamente 2015. A partir de entonces, comenzaron a aparecer casos, aunque nunca se imaginaron la magnitud actual, calificándola como "la punta del iceberg".

La sarna es una enfermedad parasitaria cuyo ciclo completo ocurre sobre el animal, con una duración promedio de 10 a 12 días. La principal forma de contagio es el contacto directo entre animales. Uno de los aspectos más críticos señalados por los expertos es su curso clínico severo, lo que significa que es visible sobre los animales.
Impacto productivo
Pero más allá de su manifestación visible, el impacto productivo es alarmante. Los disertantes enfatizaron que la sarna produce "importantes pérdidas productivas", que pueden oscilar entre 10 y 50 kilos por animal, dependiendo del grado de afectación y el tipo de explotación.
De hecho, se subrayó que el impacto productivo de la sarna "pasa por arriba los parásitos gastrointestinales", lo que la convierte en una preocupación mayor para los productores, quienes, afortunadamente, están ocupados y preocupados por querer controlarla precisamente porque es una enfermedad que "se ve".
Tradicionalmente, la sarna ha sido considerada una enfermedad endémica estacional, asociada principalmente al invierno.
Sin embargo, Lifschitz y Cantón advirtieron que esta percepción está cambiando. Este año, se han visto "muchos casos de sarna clínica en verano", lo que indica que ya no es una enfermedad relegada solo al invierno, aunque la mayoría de los casos sigan ocurriendo en esa estación.
Un dato crucial para entender la persistencia de la enfermedad es la capacidad de los ácaros de sobrevivir fuera del huésped, con una sobrevida estimada entre 14 y 18 días.
Desafíos en el tratamiento
En cuanto a las estrategias terapéuticas, los profesionales repasaron las opciones disponibles.
Al mencionar los baños por aspersión plantearon que el desafío principal es asegurar el mojado total de los animales, una tarea compleja cuando se manejan 300 o 400 cabezas.
En los baños de inmersión la clave es garantizar una concentración adecuada del compuesto activo y su recarga, además de controlar ciertas condiciones según el principio activo utilizado.
Por otra parte, las lactonas macrocíclicas inyectables han sido los tratamientos más utilizados en los últimos años. Un punto a favor de estas lactonas es que una muestra de sangre se correlaciona muy bien con lo que sucede en la piel, donde reside el ácaro, facilitando el diagnóstico y el seguimiento.
No obstante, los expertos trajeron una preocupación significativa: lo que comenzó como un "reporte empírico de que la ivermectina fallaba", hoy está "estandarizado" en muchos casos donde las lactonas macrocíclicas "no están funcionando" en ciertos establecimientos. Esta resistencia es un factor clave en el resurgimiento y la dificultad de control de la enfermedad.
La bioseguridad
Ante la pregunta de por qué la sarna ha vuelto o si "nunca se fue", la respuesta de los veterinarios apuntó directamente a las fallas en la bioseguridad diaria.
Se hizo un llamado enfático a la necesidad de hablar de medidas de bioseguridad, algo a lo que a menudo no se está acostumbrado en la producción bovina.
Estas medidas incluyen cuestiones tales como el control de entrada de los animales, la posibilidad de establecer cuarentena, y el control de las instalaciones.
Además, para que cualquier fármaco sea efectivo, se le debe dar la "mejor oportunidad para que actúe".
Eso implica el cálculo correcto de la dosis; tratar a todos los animales del lote, y no solo a los que presentan síntomas o están "picados", como aún se escucha que se hace; y no mezclar animales del lote tratado con animales sanos hasta estar seguros de que el tratamiento funcionó, ya que las lactonas, por ejemplo, requieren al menos 14 a 20 días de acción para que el animal se cure.
También se advirtió sobre evitar las subdosificaciones y se consideró fundamental tratar a la totalidad de la tropa ni bien comienza el brote.
Finalmente, los ponentes sugirieron la combinación de estrategias de manejo en campos de cría, incluyendo tratamientos de verano, como una posible vía para abordar esta problemática.
La disertación de Adrián Lifschitz y Candela Cantón en el Congreso Drovet fue un claro recordatorio de que la sarna no es solo una enfermedad del pasado, sino una realidad endémica y cada vez más compleja que exige una atención renovada, una aplicación rigurosa de la bioseguridad y un uso estratégico de los tratamientos para proteger la productividad ganadera.