El menor herido de bala tiene afectado el intestino y su estado es reservado
Fue intervenido quirúrgicamente una vez más. Los médicos detectaron que la bala que ingresó por el abdomen lastimó el intestino. Tras ser compensado, permanece en la sala de cuidados intensivos del Hospital con respiración mecánica.
Un menor de 16 años se encuentra internado en la sala de cuidados intensivos del Hospital Ramón Santamarina con pronóstico reservado, luego de ingresar por haberse efectuado un disparo, tras estar manipulando un arma de fuego.
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El incidente se registró el barrio La Movediza, en un domicilio de calle La Pastora al 1000, donde el menor identificado como Joaquín Cabrera, resultó herido en la zona del abdomen.
De inmediato, el joven fue llevado y dejado en el sector de guardia del centro de salud pública, donde los profesionales lo atendieron. Luego de los primeros exámenes, Cabrera fue derivado al quirófano donde intentaron extraerle la bala que tenía orificio de entrada pero no de salida. Por lo que se pudo averiguar, el proyectil no fue encontrado y parecía, en principio, que no había comprometido ningún órgano en su recorrido.
Tras esta intervención, retornó al sector de Terapia Intensiva donde permaneció las siguientes horas de producido el hecho, recuperándose pero sin asistencia respiratoria mecánica.
Durante la mañana de la víspera, el paciente involucionó. A Cabrera le habían dejado colocado unos drenajes, por donde comenzó a drenar mucho liquido lo que produjo un deterioro en el sensorio, lo que le produjo hablar incoherencias, dormitarse, se le bajó la presión y aumentó mucho la frecuencia cardíaca, según le comentaron a familiares del herido.
Quirófano
Ante el cuadro complicado de salud que presentaba el menor, se decidió colocarle e respirador mecánico para que no se esfuerce y agote al respirar. Luego de nivelarlo fue derivado una vez al quirófano para saber porqué perdía tanto líquido por los drenajes.
Finalmente, se comprobó que la bala había tocado el intestino y era por donde se producía la pérdida que salía por los drenajes. A su vez el líquido del intestino iba a parar al abdomen, al peritoneo que es la membrana que cubre la superficie interior del abdomen y forma varios pliegues que envuelven las vísceras. Por esta situación fue que la salud de Cabrera se había deteriorado.
Se lo compensó y regresó a ocupar su lugar en cuidados intensivos, cuya sala está colmada de pacientes, sedado y en esta oportunidad con la asistencia del respirador mecánico.
Investigación
Consultadas fuentes que llevaron adelante la investigación, señalaron que el hecho de sangre se registró de manera accidental, situación que fue corroborada por la fiscalía que intervino.
En un primer momento se pensó que podría llegar a ser una tentativa de homicidio, pero con las declaraciones que se tomaron al núcleo familiar y a sus amigos, más el peritaje realizado esa hipótesis quedó descartada.
Según se pudo reconstruir del suceso, Joaquín Cabrera se encontraba manipulando un arma y terminó accidentalmente herido de bala al accionarse la misma. Para la investigación no fue un hecho culposo.
En cuanto a la persona que lo llevó hasta el Hospital pero que no se quedó acompañándolo, detallaron que “cuando suceden este tipo de hechos por lo general la intención de esa persona es ayudar pero no quedar involucrada en la investigación. Es decir ayuda a la víctima, lo deja para que lo atiendan los médicos, pero se va para evitar que la investigación lo cite a declarar para conocer que pasó. De todas formas el propio herido mencionó que lo ocurrido fue un accidente”.