Confianza, optimismo y esperanza: la situación económica va a mejorar

Por José Di Bártolo
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailDos encuestadoras nacionales presentaron recientemente sus trabajos realizados en los últimos días con dos ejes fundamentales: el primero es que el presidente Javier Milei mantiene una fuerte imagen positiva, superior al 50 por ciento, el segundo, es que tienen confianza, optimismo y esperanza de que la situación económica va a mejorar. Ni la crisis económica galopante ni las luces de alarma de los sectores productivos hacen mella a la imagen presidencial y a la percepción de la ciudadanía: el daño histórico ha sido grande y Milei el emergente menos pensado.
CB Consultora realizó una medición distrital que muestra que la imagen del Presidente sigue estable en las provincias, con variaciones leves respecto al mes anterior. El sondeo revela que la aprobación de Milei empeoró en trece provincias y mejoró en las once restantes, pero siempre dentro del margen de error. La provincia donde Milei tiene la mayor imagen positiva es Mendoza con 63 por ciento, seguida por Córdoba con el 61,9 por ciento y San Luis con 60,1 por ciento.
La contracara, es decir la provincia con la imagen más baja, es Santiago del Estero con 39.5 por ciento, seguida por Formosa con 42,1 por ciento y Buenos Aires 45,2 por ciento. El distrito donde más cayó comparado a la medición anterior fue la Ciudad de Buenos Aires (-2.6 por ciento) y donde más creció fue la provincia de La Rioja (+1.9 por ciento).
En resumen, las provincias donde la imagen de Milei mejoró respecto a la anterior medición son San Luis, La Rioja, Corrientes, Tucumán, Salta, Neuquén, Catamarca, San Juan, Santa Fe, Chaco y Río Negro. Las trece provincias donde empeoró son Mendoza, Córdoba, Misiones, Jujuy, Entre Ríos, Santa Cruz, La Pampa, CABA, Chubut, Tierra del Fuego, Buenos Aires, Formosa y Santiago del Estero.
Pero hay más: un trabajo de la consultora Dynamis, de Ignacio Labaqui y Ana Iparraguirre, exhibe un contraste entre situación actual y proyección a corto plazo. Cuando preguntaron por la evaluación de la situación económica actual de la Argentina, el 79% la calificó de mala y solo el 18% de buena. Sin embargo, cuando el interrogante fue sobre la perspectiva para dentro de un año, el 48% dijo que sería buena y el 38% mala. Otro estudio de la consultora Escenarios, de Federico Zapata y Pablo Touzón, llega a un diagnóstico similar. Un 55% identificó como malo el contexto económico presente, contra solo un 13% que lo juzgó positivo; pero al mismo tiempo un 49% dijo que dentro de un año la situación será mejor y el 30% que será peor.
Esperanza
En tanto, la consultora Circuitos, resaltó que los datos más positivos para Milei son que la mayoría de los consultados mantiene la esperanza en que la situación económica va a mejorar. El 41,7 por ciento lo cree. En tanto, un 42,1 por ciento tiene "mucha confianza" en Milei para esta etapa y un 49 por ciento dijo que mantiene "optimismo y esperanza".
La señal de alerta para el presidente es que la mayoría de los consultados cree que los principales beneficiados por sus medidas económicas son los grandes empresarios (34,5 por ciento) y la casta política (19,5 por ciento).
En el mismo sentido, un 48,4 por ciento dijo que los principales afectados por la medida son los trabajadores.
La ONU define a la esperanza como "una actitud o un estado de ánimo realista pero optimista, la creencia de que un cambio positivo es posible y la voluntad de establecer y trabajar para conseguir objetivos. Tener esperanza es crucial a la hora de establecer objetivos y tomar decisiones (autogestión), mejora las relaciones sociales y otros logros, como la escuela o el trabajo, y es esencial para alcanzar la satisfacción vital, incluida la salud mental y física".
Interesante el planteo del periodista Jorge Liotti en LA NACION: "Cuando la gestión libertaria acaba de atravesar el umbral de su quinto mes en el poder, un indicador emerge consistente en todos los estudios de opinión pública. Es el que identifica en una mayoría de la población la extraña sensación que surge de combinar una arraigada percepción de crisis con una alta dosis de esperanza en que la situación del país mejorará. La idea de un presente malogrado está sustentada en índices muy palpables, que van desde una profunda recesión hasta un claro desmejoramiento del cuadro social. Es un indicador racional y mensurable. La imaginación del futuro, en cambio, es esencialmente emocional y no tiene más fundamento que la creencia en que Javier Milei podrá enderezar el rumbo de la Argentina. En algunos casos, porque confían en su prédica; en otros, porque no ven otra alternativa. El gran aliado del Presidente es el pasado reciente; contra ese recuerdo vigente, siempre emerge prometedor. La trama argumental de todo el discurso oficial está basado en estimular permanentemente la memoria de las gestiones anteriores para justificar las penurias del presente y contrastarla con la luminosidad de un futuro imaginario. La crisis le sirve para justificar las medidas; la esperanza, para mantener el apoyo social".
Y prosigue: "En el plano más cualitativo, la consultora Poliarquía difundió un trabajo según el cual mientras en julio del año pasado las palabras más mencionadas en los focus group eran “cansancio”, “desanimado” y “decepción”, ahora el término que domina es “esperanza”. Pero Alejandro Catterberg, uno de sus directores, hace una advertencia: “Hay un cambio anímico. Javier Milei está sostenido en la opinión pública, en la gente; y la gente está sostenida en la esperanza de que las cosas van a mejorar. Pero, ¿en qué se sostiene la esperanza? La esperanza en algún momento tiene que mutar en algo más”. Y este razonamiento es clave para la sustentabilidad de la figura de Milei: la crisis actual se sobrelleva porque está acompañada por la expectativa de una salida virtuosa del laberinto. ¿Pero qué pasaría si la expectativa se diluye y sólo queda la crisis, si la gente empieza a percibir que el esfuerzo no conduce a nada, que otra vez se frustró la ilusión de un futuro mejor? Esta es la mayor amenaza que enfrenta Milei en este tramo de su gestión, mantener viva la ilusión que le permita hacer un puente hasta una verdadera mejora económica. Es una carrera entre la tolerancia social y el tiempo, entre la sensación de descalabro y la idea de una recuperación".
Datos en rojo
La crisis económica arrasa con fuerza en todos los sectores de la economía, incluyendo a los “pesos pesados” del Producto Interno Bruto (PIB). Sin ir más lejos, los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) reflejan una dura caída interanual del 21,2% en la producción industrial durante el mes de marzo, en lo que fue el peor resultado desde la salida de la pandemia.
De hecho, las dieciséis divisiones de la industria manufacturera presentaron caídas interanuales. En orden a su incidencia en el nivel general, se registraron caídas en “Alimentos y bebidas”, 14,2%; “Maquinaria y equipo”, 37,9%; “Industrias metálicas básicas”, 34,0%; “Productos minerales no metálicos”, 35,8%; “Otros equipos, aparatos e instrumentos”, 42,8%; “Madera, papel, edición e impresión”, 19,3% y “Muebles y colchones, y otras industrias manufactureras”, 40,4%.
En tanto, la actividad de la construcción se contrajo 42,2% en marzo en comparación a igual mes del año pasado, con lo que cerró el primer trimestre con una fuerte baja del 30,3%. Además, el sector acumula cinco meses consecutivos de caída y cerró con números “en rojo” en once de los últimos doce meses.
Para llegar a ese resultado, el Indec midió el nivel de demanda de los principales materiales utilizados por el sector. Ninguno de los ítems relevados en el informe logró resultados positivos en ese período y algunos incluso sufrieron caídas superiores al 50%. La baja más significativa se produjo en el asfalto, cuyo nivel de demanda se contrajo un 69,2%. Le siguieron en orden descendente el hierro redondo (-54,3%), las placas de yeso (-53,8%) y el yeso (-46,6%), entre otros.
En paralelo, el organismo informó que se desplomó 11,6% la mano de obra formal del sector y se redujo 12,1% la superficie autorizada para nuevas obras, aunque en ese caso ambos resultados corresponden al mes de febrero.
Sin ir más lejos, Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción -CAMARCO- en un reportaje concedido a Ámbito planteó que se vive una situación de “desesperación ya que, en la casi la totalidad de los casos, las empresas no cobran un peso desde el mes de octubre o noviembre”. Estimó que son entre 3.500 y 4.000 las obras paralizadas, neutralizadas o suspendidas y que el sector perdió en los últimos meses más de 100.000 empleos.