La Dirección de Políticas de Género trabaja para tener estadísticas antes de fin de año
Desde la Dirección de Políticas de Género y Diversidad Sexual del Municipio llevan adelante acciones en pos de contar con estadísticas que permitan dar cuenta de los casos de violencia de género que se registran en la ciudad. La responsable del área, Andrea Rossetti, estimó que para fin de año contarán con algunos datos.
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En cuanto a la tarea que se lleva adelante desde la dirección, explicó que en este momento hay dos talleres en los barrios, los llamados proyectos Tarpuy, uno está funcionando en Maggiori y otro en Villa Italia Norte.
“Son dos grupos en los cuales se trabaja con coordinación de una psicóloga y una trabajadora social, y la idea es que en esos encuentros las mujeres puedan trabajar con distintas cuestiones relacionadas a su autoestima, al empoderamiento, con técnicas desde psicodrama, lúdicas, la conversación, teniendo en cuenta esta cuestión de que los otros son espejos de lo que nos pasa”, detalló.
Indicó que esos talleres “tienen la característica de reparar por un lado, pero también tienen un carácter preventivo. Fundamentalmente son para mujeres que hayan pasado alguna situación de violencia. Esos grupos trabajan fuertemente en eso”.
La red territorial
de género
Por otra parte, habló de la iniciativa del Ministerio Público Fiscal, coordinada por Micaela Herrera, de la Red Territorial de Género, que son talleres para promotores de género en los barrios.
Explicó que trabajan con el “grupo asesor de la Universidad, que es quien ha sido responsable de las talleristas que están en los grupos, y nosotras desde la Dirección de Políticas de Género hemos hecho la coordinación de los espacios que son municipales, y hemos colaborado en todo lo que hemos podido”.
En tanto, puntualizó que en este momento hay cuatro grupos, uno en el CIC de Las Tunitas, otros en la Casa del Bicentenario, otro en la Quinta La Florida y en el CIC de La Movediza, agrupando a los barrios que están alrededor.
“Esas instancias son con un carácter fuertemente preventivo para que la vecina sepa de qué hablamos cuando hablamos de género, cómo contener alguna situación en el barrio en la comunidad, y ahí hay una serie de ejes en los que se trabaja construyendo el saber con el resto”, señaló.
Y agregó que “es interesante porque hay una sensibilización” y destacó el tema de la “grupalidad en el abordaje, antes se venía trabajando más en el abordaje integral de estas situaciones, pero ahora me parece que estas instancias enriquecen, porque vamos a tener personas en los barrios que van a poder ayudar a esa vecina que tiene un episodio a las 19 ó 20 y en esos horarios por ahí el Estado no está para contener o escuchar”.
“Se hizo una convocatoria que oportunamente se difundió y fundamentalmente el trabajo con las organizaciones que están en el territorio, se hizo la invitación, y ahora, en estos momentos, son casi cien vecinos que hay en total entre todos estos grupos. Sería deseable que esos talleres tengan continuidad. Con ese análisis que se hizo de lo territorial se llega a los barrios más vulnerados en sus derechos”, sostuvo.
Y destacó la importancia de que “haya sensibilización en las organizaciones, porque si una persona en un merendero donde la mujer va con sus hijos puede ser que se abra si esa mujer sabe cómo ayudarla o qué palabra acercarle”.
La directora consideró que “la demanda de una mujer en el barrio puede llegar a través de una organización y después puede llegar el Estado o no porque puede haber mil motivos por los cuales esa mujer no acceda a llegar a la Dirección de Políticas de Género. Es importante que exista esa complementariedad. Me parece que son dos roles distintos”.
Asimismo, analizó que “las mujeres se acercan a las organizaciones por diversos motivos y pueden encontrar en esas organizaciones, si están sensibilizadas en estas temáticas, una escucha atenta, una colaboración, orientación de adónde tiene que dirigirse, eso es importante. Lo deseable es que esa mujer llegue a la instancia de ayuda del Estado, pero no sé si siempre ocurre”.
Las estadísticas
En tanto, explicó que comenzaron a trabajar “con la Dirección de Estadísticas Local para ver cómo se pueden consignar los primeros datos duros. En unos días viajo a La Plata, donde se está trabajando con un registro único de casos, que es una planilla donde se cruzan distintos casos”.
El objetivo es “ver cómo se implementaría ese registro que está impulsando la Provincia, la idea es empezar a sistematizar de ahora en adelante”, expuso en diálogo con El Eco de Tandil.
Por otra parte, indicó que “una de las integrantes de nuestro equipo, Mava (Mariela) Vázquez, que es la que coloca los botones antipático con Laura Aguirre, que está a cargo de la cuestión de género en la Policía Local. Están cruzando los datos para determinar cuántos son los varones denunciados, y ese también va a ser un dato que nos va a servir. Ese va a ser un dato crudo que después se puede cruzar con los de las trabajadoras sociales o psicólogas, o la abogada en la dirección”.
“Ese entrecruzamiento de datos ya está terminando, implicó un trabajo exhaustivo en los barrios. Pienso que eso lo vamos a poder tener en breve. Yo calculo que vamos a terminar el año teniendo algunos de esos datos. Lo del registro único de casos nos va a llevar más tiempo, pero le estamos encontrando la vuelta”, afirmó.
Talón de
Aquiles
Por otro lado, Andrea Rossetti analizó que la mayor dificultad que se presenta en los casos de violencia de género tiene que ver con “el fortalecimiento económico de esas mujeres que por ahí no tenían trabajo fuera del hogar o tenían changas. Se les complica insertarse laboralmente”.
“El factor económico es uno de los que inciden para que la mujer vuelva con el agresor, pero hay otros. Es un factor central. Muchas no han tenido acceso a la educación formal y eso lo hace más complejo. Si toman la decisión de salir del círculo de violencia, se convierten en jefas de hogar, que es una tarea que tiene su peso, entonces hay que trabajar mucho en eso”, evaluó.
Finalmente, contó que trabajan con feria de mujeres emprendedoras para que “encuentren una salida, más allá del mercado laboral tradicional. Me parece que es uno de los talones de Aquiles del sistema”.
El funcionamiento de
los botones antipánico
A nivel provincial la Ley 12.569 protege a las víctimas de violencia en el ámbito familiar y no solo por cuestiones de género. Esa normativa provee una serie de medidas cautelares tendientes a la protección del grupo vulnerable, las cuales son dispuestas por el Juzgado de Familia ya sea a requerimiento de la víctima a través de denuncia en la Comisaría de la Mujer y la Familia, organismos públicos o por presentación judicial directa de estos. Entre las medidas solicitadas se cuenta la colocación de botones antipánico.
La herramienta consiste en una aplicación para el teléfono celular que, al ser presionada, envía una señal de alerta al sistema de monitoreo dando aviso al servicio de emergencia policial, que se dirige al domicilio y verifica los hechos presuntamente violentos.
Sin embargo, en atención que los datos con los que cuenta el sistema de monitoreo respecto de la acreedora del botón es muy sucinta y circunscripta a la localización de la usuaria, desde mayo a la fecha surgió la iniciativa de trabajo en conjunto con la Policía Local y el Servicio de Monitoreo tendientes a ampliar y mejorar la información respecto de la víctima acreedora del botón.
En este sentido, ante la solicitud judicial de la implementación de un botón antipánico, un efectivo de la Policía Local confecciona una ficha, a través de la entrevista personal con la solicitante, en la cual se vuelca información respecto de la misma, como la composición familiar del núcleo conviviente, para saber por ejemplo si existen menores que puedan estar presenciando una situación violenta.
A su vez, se requiere a la víctima que informe qué otras medidas ha solicitado judicialmente, además del botón antipánico (por ejemplo restricción de acercamiento), y algunos antecedentes respecto del denunciado que puedan dar cuenta del algún peligro específico (como si el denunciado suele llevar consigo armas blancas).
Una vez elaborado este instrumento, se almacena para su eventual uso en una base de datos a la que tiene acceso personal específico de Protección Ciudadana, Policía Local y la Dirección de Violencia de Género.
La intención consiste en abarcar la mayor cantidad de casos con esta problemática, para lo cual se están pensando diversas estrategias para convocar botones anteriores previos a ese proceso implementado.
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