Mar del Plata. Año 1997. Gustavo Cordera y Alberto Verenzuela, cantante y guitarrista respectivamente de La Bersuit, se encontraban tocando la guitarra en las calles de esa ciudad. Carlos Ruckauf, por ese entonces el vicepresidente de la Nación, se encontraba en ese lugar firmando autógrafos. En ese momento, los dos músicos se pusieron a espaldas del vicepresidente y, de forma improvisada, le cantaron los primeros versos de la futura canción: «Se viene el estallido, de mi guitarra, de tu gobierno, también». Este hecho disgustó a Ruckauf quien, molesto, ignoró a los dos músicos. Acto seguido, mandó a sus guardaespaldas a increpar violentamente a Cordera y Verenzuela. La canción habla del menemismo, la ostentación de dinero, la corrupción y el poder. Es la misma canción que Javier Milei eligió para salir a dar su primer discurso público como presidente electo de la Nación. La misma canción que criticó a un gobierno que para él fue uno de los mejores de todos. Las contradicciones acaban de comenzar.

A principios del 2023 era una gran posibilidad que el próximo 10 de diciembre un nuevo gobierno asuma la Presidencia de la Nación. El motivo era simple: la gestión de Alberto Fernández nunca encantó a la población. Desaciertos en la coalición, economía sin poder resolver, inflación por las nubes, múltiples cotizaciones del dólar y tantas otros errores desde 2019 a la fecha. Era una gran posibilidad. Sí. Pero todos los análisis también señalaban a un posible sucesor: Horacio Rodríguez Larreta. Pero: Argentina. Un país tan cambiante dejó, una vez más, a todos sorprendidos. En menos de 20 días, Javier Milei, llegará a la Casa Rosada, con el bastón y la banda presidencial y empezará durante cuatro años su gobierno.

Se trata de una lección muy costosa. Sin dudas. La llegada de una persona que, al menos durante toda su carrera en la política, ha generado más polémica que certidumbre, abre un camino incierto para los próximos cuatro años. Es interesante una nota publicada en enero del año pasado por Perfil donde ponía de relieve todos los insultos de Milei a las personas. Veamos:

> A Horacio Rodríguez Larreta, “zurdo de m…, te aplasto, so…., gusano arrastrado, pelado asqueroso de m….”.
> A Axel Kicillof, “enano diabólico”.
> A Mauricio Macri, “pe….”; y a su gabinete económico, “torre de estiércol, pedazo de m….”.
> A Martín Guzmán, “inútil, no decís un po…., mentiroso h.d.p. y la c. de tu madre”.
> A Joseph Stiglitz, “pe….”.
> A Wado de Pedro, “so…”.
> A Gerardo Morales, “parásito de m…., la c. de tu madre, chorro h.d.p.”.
> A Fernando Iglesias, “tontito, bobito, pedazo de p…, te hacés el b…, la c. de tu madre, est…, idiota”.
> A Leandro Santoro, “chorro y burro”.
> Al legislador Daniel Lipovetsky, “parásito chupasangre”.

Javier Milei explicaba entonces de este modo su actitud: “Los idiotas que me critican mis formas, me ch… un huevo. Si un tipo dice un montón de pel…., es un pel…”.

19 de noviembre de 2023. Javier Milei ganó el balotaje por más de 11 puntos de diferencia sobre Sergio Massa. El pueblo se manifestó de forma contundente. Se cansó de la falta de respuestas y ahora puso en la Casa Rosada a una persona que en su primer discurso como presidente electo prometió que “no hay lugar para el gradualismo”. ¿Logrará cumplir con sus promesas?

“La situación de la Argentina es crítica. No hay lugar para gradualismos ni para la tibieza, no hay lugar para medias tintas. Si no avanzamos rápido con los cambios estructurales que la Argentina necesita, nos dirigimos a la peor crisis de nuestra historia”, resaltó.

Lejos de brindar un mensaje conciliador para todos aquellos que no lo votaron, un 45 por ciento de la ciudadanía, prometió que será “implacable” con todos los que generen ruido en el proceso de gobierno. En otras palabras: no hay lugar para la disidencia.

Pero volviendo al gradualismo: ¿entiende la sociedad argentina en su conjunto de qué se trata? ¿sabe el votante de Milei que desde el 10 de diciembre se vendrán una serie de medidas para ajusta el déficit fiscal y cumplir con las metas del FMI?

Las primeras lecturas y análisis hablan por sí solas. Ernesto Tenembaum en Infobae, tituló su columna con un “¿Y ahora?” y dijo:

Se trata también de una revolución en términos de valores morales. La sociedad eligió a un Presidente que tensionó muchas de las ideas que, hasta ayer, parecían compartidas. En su vertiginoso ascenso de la nada hacia el todo, Milei habilitó debates impensados. Repudió al Papa, respaldó la represión ilegal, humilló a Raúl Alfonsín, sugirió varias veces que habilitaría la venta de órganos, sostuvo que no tendría relaciones con socios comerciales muy importantes, dio señales claves de que, por lo menos, desfinanciaría a la salud y la educación públicas, propuso destruir el Banco Central y dolarizar con pocos dólares. Milei además destrató a mujeres por televisión hasta hacerlas llorar y realizó comparaciones muy discriminatorias hacia la comunidad LGBT, que en otros momentos hubiera generado un castigo social. En este caso, lo que provocaron fue lo contrario: el máximo de los reconocimientos. Es evidente que la sociedad argentina ha cambiado y que el enojo la llevó a apostar por un giro muy radical. Por alguien que, al menos, expresaba ese enojo.

Sandra Russo, en Página 12, señaló: “Los pueblos también se equivocan” y remarcó:

La dolorosa mayoría que votó por Milei y lo hizo presidente, no sabe qué votó. Es la primera vez en el mundo que gana un presidente anarcocapitalista y que gana con discursos propios cruzados: voy a hacer/no voy a hacer. Se nos hielan las venas: nuestro país será un laboratorio fascista en el que la crueldad y la estupidez serán celebradas, y perseguidos los cuadros políticos populares.

Ignacio Miri, en Clarin, subrayó: “Convertir la motosierra en gobernalidad” y sostuvo:

Aunque no quiera, Javier Milei tendrá que dedicar sus próximos días a construir gobernabilidad. El contundente triunfo que consiguió en el balotaje frente a Sergio Massa, mucho más amplio que el que él mismo esperaba, le dio la legitimidad que necesita para llegar a la Presidencia, pero eso, se sabe, no es suficiente para poder gobernar.

Sin dudas comienza una nueva etapa en el país. La sociedad así lo decidió. Se cansó. Dijo basta a una forma de hacer política y se decidió por otra persona, que con su estilo directo llegará desde diciembre al máximo cargo del país. También, de una parte de los votantes que necesitaba legitimar sus pensamientos a través de una figura como Milei. La política se re-configurará. Los escenarios cambiarán. Se vienen momentos complejos para una Nación que está acostumbrada a las crisis constantes y a la angustia como forma de vivir. Lo único que espera este periodista que es que el estallido no llegue nunca, porque de lo contrario, serán millones de argentinos y argentinas los que quedarán afuera de un sistema que ya hoy no los contiene y que podría ser peor aún.

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Se viene el estallido