Fuente: archivo El Eco.

Autor: Juan R. Castelnuovo (1935-2022).

Estaba aún fresca la tragedia que costara la vida a Jorge Newbery en "Los Tamarindos", conmocionando a todo el país. Pero en la escuela de pilotaje del francés Pablo Castaibert, en Villa Lugano, continuaba el ritmo febril de una muchachada entusiasta que quería volar en los primeros aeroplanos que poco antes, con motivo del centenario de la Revolución de Mayo, habían llegado a Buenos Aires.

Eduardo Alfredo Olivero, nacido aquí, en "La Cañada" y criado al pie mismo de la Piedra Movediza, había reunido entonces, sólo quince años de edad. Y aunque sin autorización de sus padres, desafiando los reglamentos que no autorizaban la presencia de menores en un ámbito sólo reservado a los hombres y, lo que es más, a los valientes... allí estaba él.

Recordando las recomendaciones del maestro, ubicado una mañana de junio del año catorce en el campo de "volaciones", puso el contacto del encendido, mientras uno de los mecánicos comenzaba a tironear de la hélice para darle arranque y otros dos sostenían la máquina por la parte de atrás.

Pensando en esas indicaciones -o sin pensarlo, tal vez- le dio contacto. Trepidaron entonces los pistones del Gnome de 50 caballos y todo el aparato se sacudió con rítmica vibración. Y cuando el motor comenzó a "tirar", vino la señal para que largaran el aeroplano...

Después, un brazo en alto y el aparato que comenzó a correr, aumentando el traqueteo, mientras el piloto movía hacia adentro, suavemente, la palanca del timón de profundidad. En tanto el viento silbaba en los tensores y golpeaba en las mejillas, como si tratara inútilmente de castigarlo por su osadía.

De pronto, todo volvió a serenarse. El ruido del motor y el temblequeo del aparato. El suelo se desplazó hacia abajo y hacia un costado, con un deslizamiento de algodonada suavidad.

El chico de "La Movediza"... ¡estaba volando!.. con su barrilete a motor.

Y como bien dijo entonces el poeta tandilense Francisco Aníbal Riu,

"Criollo había de ser. Hijo del llano,

sintió nostalgias del espacio un día...

y a lomos de ciclón, con férrea mano,

las riendas desató del aeroplano

como un potro en la vaga lejanía".

No obstante rendir satisfactoriamente las exigencias para obtener la licencia de aviador, no pudo lograrla en razón de que era menor de edad.

Pocos días más tarde, Olivero le solicitaba autorización a Castaibert para venir a Tandil, tripulando el mismo avión con el que había rendido las pruebas de suficiencia. Y como el maestro francés se la negó, tomó el aparato por su cuenta dirigiéndose a Tandil. Cuando el ronquido del motor del "Castaibert" llegó aquí el 14 de julio de 1914, estalló la quietud y toda la ciudad se volcó a las calles para verlo.

Allí estaban su maestro y sus compañeros del colegio, Y cuando avanzó un poco más allá, rumbo a La Movediza que yacía al borde del abismo, pudo ver los rostros sudorosos de los obreros de la piedra, que detuvieron su ruda labor en las canteras para saludarlo, agitando sus sombreros, Allí estaban también su madre italiana -Margarita Galfré- implorando asustada: "¡Santo Dio!... ¡Santo Dio!...'

Y junto a ella, haciendo visera con su mano derecha para cubrirse del sol, su padre y también sus hermanos.

Luego de hacer varias maniobras impecables y un vuelo rasante tocando casi los árboles, aterrizó en un campo cercano, con el propósito de correr y estrechar a los suyos entre sus brazos. Pero no pudo, ya que los vecinos que rápidamente corrieron hacia el lugar, lo rodearon, para abrazarlo, para hablarle, para aplaudirlo.

Estaban tan frescas aún las tragedias en las que poco antes habían perdido la vida Jorge Newbery y Pérez Arsenó, que algunos apenas se acercaban al aeroplano mirándolo de lejos, con recelo. Sin embargo inspiraba tanta confianza Olivero, era tan seguro en el manejo del aparato, que hubo quienes se atrevieron a volar con él. Con ese muchacho menor de edad, de cabellos y ojos castaños, de apenas un metro sesenta y seis de estatura.

Continuará.

NdlR: Esta nota fue publicada originalmente hace 25 años por El Eco de Tandil.

Últimas Noticias

El primer vuelo de un ave mecánica sobre la ciudad - Capítulo 1.