Sucesos notables en la historia de Tandil
La Cueva Oscura y la Gruta de Aguas Doradas - Capítulo 2.
Fuente: archivo El Eco.
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Autor: Juan R. Castelnuovo (1935-2022).
Observada meticulosamente, como tal vez nunca ocurrió después, la Gruta de Aguas Doradas -y también la Cueva Oscura- por el ingeniero Eduardo Aguirre, empeñoso geólogo que recorrió las sierras del cordón de Tandilia a fines del siglo pasado -tal como comentamos en el capítulo anterior- realizó interesantes observaciones, siguiendo los pasos de Holmberg y de Claraz.
Y puso énfasis en sus investigaciones realizadas en la cadena serrana desde Cabo Corrientes (Mar del Plata) hasta Olavarría, en lo relativo a las sierras de La Tinta, como ya hemos dicho, ubicada a 20 kilómetros de María Ignacia - Vela, en el partido de Benito Juárez, frente mismo al cerro "El Sombrerito", cuya forma cónica, truncada en su cima, es característica y lo hace distinguir desde muy lejos. Aguirre inspeccionó también la cuchilla de Las Águilas, ubicada allí mismo, diciendo que la sierra presenta "un escarpe vertical, que sólo puede escalarse en algunos puntos, el cual mide más de diez metros de altura".
"El escarpe -agrega- termina en una superficie plana o escalón, cubierto por tierra vegetal y algunos derrumbes. El escalón tiene un ancho de cerca de 100 metros en general, pero en algunos puntos es algo más angosto.
Es, además, perfectamente horizontal y desde lejos puede distinguirse de cualquier punto que se mire la sierra, pues da la vuelta a ella. Arriba de esta superficie se levanta nuevamente el cerro, presentando un frente que en algunas partes es vertical, aunque en general no es tan escarpado como el primer escalón ya mencionado".
"La primera impresión que recibe el observador -decía un siglo atrás el ingeniero Eduardo Aguirre, refiriéndose, específicamente a la Gruta de Aguas Doradas- es la de que la caverna estuviera alumbrada por el techo, pues a pesar de la gran abertura de la entrada, el fondo de la gruta aparece más iluminado aún que los puntos cercanos".
"El agua aparece -continuaba su relato- con un color dorado, metálico, algo rojizo, semejante al que ofrece una superficie de agua con una capa muy delgada de aceite o alquitrán: pero, sin las irisaciones de este último caso'
"La arenisca del techo puede verse, también, con un color rojizo o dorado".
"La reflexión de la luz por el agua -proseguía- no parece, sin embargo, que es suficiente para explicar la iluminación intensa del interior de la gruta. Y hay en la superficie un fenómeno de fluorescencia bastante perceptible".
Luego agregaba: "Avanzando dentro de la gruta, el agua que se ve con dirección normal a la superficie, no ofrece ningún color, o se ve el color oscuro del fondo. El color dorado es mayor cuanto más oblicua es la incidencia por el dicroísmo de la substancia superficial".
"Se puede observar que este color es debido a una substancia colocada en la superficie del agua y no disuelta en toda ella".
Y explicaba por qué: "Tocando el agua con un objeto o caminando en ella, pierde este color, y al ser observada de nuevo desde la boca de la gruta, aparecen como manchas obscuras los puntos tocados".
"Después de algunas horas de formarse estas manchas -proseguía el informe- la substancia coloreante se extiende de nuevo en toda la superficie y toma un color continuo, y por esta renovación, que no es nunca instantánea, puede también sospecharse que es un organismo que se desarrolla".
"El agua es dulce y potable, sin ningún olor ni gusto".
"Si se la toma de la superficie y se observa de cerca, se ve una capa delgada, de menos de un milímetro de espesor, gelatinosa, que ocupa toda la superficie y que recuerda a los cultivos de bacterias en líquidos. Esta es la substancia que da su color, fluorescencia y dicroísmo al agua de la gruta".
"En cuanto a la naturaleza de este organismo, no puedo afirmar casi nada, pues lo traje en estado seco sobre papel -confiesa sinceramente- con el que lo recogí del agua. Al microscopio no se pude observar más que algunas células desgarradas, que lo único que me permite afirmar es la existencia de un organismo vegetal, como causa del color superficial de esta agua”.
"Por analogía, puede suponerse que este organismo es una alga del orden de las cianofíceas, de la familia de las nostocáceas, cercanas a las bacterias, las que presentan fenómenos frecuentes de dicroísmo y fluorescencia, debidos a su pigmento -la ficocianina- que es azul por transparencia y rojo por reflexión".
"Hago notar, sin embargo, que el fenómeno que ofrece el organismo superficial, parece ser más bien de fluorescencia, pues a su emisión de luz se debe atribuir que aparezca iluminado el fondo de la gruta".
Esa maravilla de la naturaleza, ese fenómeno inconcebiblemente poco conocido, permanece incólume a través del tiempo.
NdlR: Esta nota fue publicada originalmente hace 25 años por El Eco de Tandil.