La visita del presidente de Brasil Getulio Vargas

Fuente: archivo El Eco.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailAutor: Juan R. Castelnuovo (1935-2022).
Acompañado por el presidente de la Nación Agustín P. Justo, llegó de visita a Tandil, allá por 1935, el primer mandatario de Brasil Getulio Dornelles Vargas. Había nacido en Sao Borja en 1883 y aunque no había ganado las elecciones de 1930, subió al poder con ayuda de los militares y fue presidente hasta 1945. Triunfó luego en la consulta popular y volvió a ocupar la Presidencia en 1951.
La presencia del jefe de Estado brasileño provocó gran expectativa en nuestro medio, habida cuenta que se trataba de la primera vez que llegaba a Tandil un presidente de otro país.
El arribo de los ilustres visitantes se produjo el 27 de mayo. Precediendo al tren presidencial, llegó un convoy especial, trayendo a un pelotón del Batallón del Arsenal, al mando del cabo primero Cuperman, para hacerse cargo de la rendición de honores.
Gran cantidad de público se dio cita ese día en la estación ferroviaria. Cuando arribó el tren presidencial, en el andén aguardaba el intendente municipal Dr. William Leeson, quien pronunció palabras de bienvenida que agradecieron Vargas y Justo.
Luego avanzaron los dos mandatarios y sus comitivas, escoltados por militares de alta graduación, en medio de una doble fila de escolares, entre vivas, aplausos y flores que iban arrojándose a su paso.
El trayecto hasta el Palacio Municipal fue realizado en un auto descubierto, siendo objeto los visitantes, en todo su recorrido, de entusiastas expresiones de simpatía.
Ya en el Salón Blanco comunal, declarados ambos huéspedes de honor, se instalaron en el balcón principal, saludando al numeroso público congregado, que renovó los aplausos y vítores -al grito de "Vargas!... ¡Vargas!... ¡Vargas!"- mientras un grupo de damas y niñas arrojaban flores desde los otros balcones.
Poco después la banda de policía ejecutó los himnos nacionales de Argentina y Brasil, los que fueron cantados a coro por los escolares reunidos en el veredón del Palacio.
En el auto presidencial de nuevo, Vargas y Justo ascendieron al Parque Independencia, desde cuya cima divisaron la ciudad y los montes que la circundaban, los que merecieron la ponderación del Presidente brasileño. "Donde vuestra excelencia vea un árbol -le dijo entonces el mandatario argentino al visitante- contempla aquí la obra del hombre. No tenemos una naturaleza tan pródiga como la de vuestra patria, cuya exuberancia admirable provoca tan honda admiración".
Después visitaron las estancias Sans Souci, Maryland, La Indiana y Bella Vista. También fueron a la cantera "Los Nogales", del doctor Luis M. Varela, a las estancias "La Azucena" de Emilio Anchorena, San José de la Tinta, de Jorge Santamarina -donde fueron recibidos por el senador Antonio Santamarina, el mayordomo Sr. Vignale y el Sr. Graciano Álvarez-y a la de los señores Pereyra Iraola y Acelain, donde la recepción estuvo a cargo de Fernando Larreta Anchorena, el mayordomo Marcos Aguirre y el Sr. Héctor Boga.
Larreta le obsequió a Vargas, en la oportunidad, un potrillo de cuatro años. También Pereyra Iraola, que presentó ese día un rodeo de 12 mil vacunos y otro de 6.000 lanares, le regaló el animal que el Presidente brasileño eligiera. Los dos presidentes, además, plantaron en el jardín de la estancia "Tandileofú", dos cedros.
Pernoctaron ambos visitantes en el tren presidencial, con el que emprendieron el regreso al día siguiente. En esa oportunidad, el Presidente argentino, ubicado en el estribo, luego de estrechar las manos al Intendente y al presidente de la comisión de recepción, arrojó caramelos, pastillas y chocolatines, a la concurrencia. Después de agitar los brazos como despidiéndose y de alejarse un poco del estribo, volvió a él y tomó en brazos a un niño de una señora que estaba cerca. Tomó luego el brazo del chico-hijo de Vicente Santoyani- y lo agitó, saludando al público.
La escena, simpática y conmovedora, dio motivo para que se renovaran los aplausos y vitores.
Pocos días más tarde, Tandil nominaba Getulio Vargas a una de sus calles, la que actualmente se denomina Brasil. Y nueve años después -en 1954- el presidente brasileño renunciaba al cargo y... se suicidaba.
"Al odio contesto con perdón -dejó escrito en su testamento político. Y a los que creen que me han derrotado, contesto con mi victoria. Era esclavo del pueblo y hoy me libero para la vida eterna. Pero ese pueblo de quien he sido esclavo, ya no será esclavo de nadie. Mi sacrificio quedará para siempre en su alma y mi sangre será el precio de su rescate".
Y finalizaba: "Nada recelo. Serena mente doy el primer paso en el camino de la eternidad y dejo la vida para entrar en la historia".
NdlR: Esta nota fue publicada originalmente hace 25 años por El Eco de Tandil.