Fuente: archivo El Eco.

Autor: Juan R. Castelnuovo (1935-2022).

En torno a la Plaza Independencia, había varios baldíos al comenzar el siglo, donde por lo general se instalaban los circos que entonces llegaban asiduamente. No estaban los bancos -de la Nación, Comercial e Hipotecario- y tampoco la Escuela No. 1 y el Palace Hotel, donde actualmente funciona la Universidad. Además de los negocios y edificios mencionados en notas anteriores, por Belgrano sólo estaba la Escuela de Graduados, el Templo Parroquial y la vieja Casa Municipal. Junto a la esquina de Rodríguez, había un par de ranchos. Y otro en la de Chacabuco, donde Jacobo Martino tenía su almacén y despacho de bebidas.

El periódico "Luz y Verdad", había habilitado su administración en Pinto 324, en tanto la redacción funcionaba en Chacabuco 540; al lado, precisamente, de la casa de Cayetano Durazzo. Que daba clases de música y -como ya hemos señalado- tenía banda de música y orquesta, con la que animaba las reuniones de fines del siglo pasado y comienzos del presente.

Por Rodríguez, tenía su oficina el rematador y comisionista G. Valero Serrano.

Había varias casas de venta de zapatos; pero, las mejores eran las dos instaladas en la calle 9 de Julio, cuyos frentes estaban señalados con los números 73 y 84. En la primera, estaba "La Economía", de Tose De Ambrosi. Y en la otra, "El Toro'', de Lucas R. Benavídez.

"En este establecimiento encontrarán mis favorecedores -decía en su propaganda Benavídez- un elegante y variado surtido de calzado del país y extranjero, siendo nuestra especialidad la confección de botas para hombres".

"Contamos, además -proseguía el anuncio- con botitas fantasía para niñas, zapatos de raso y de charol, de todos los números".

"Para las obras de medida -agregaba- cuenta la casa con excelentes operarios y con los mejores materiales en el ramo".

Y finalizaba: "Se garanta la clase de todo cuanto se compre en esta casa, así como la prontitud, esmero y economía".

En lo que concierne a la calle Pinto, con el número 380, estaba señalado el Colegio Comercial. Donde hoy está el Banco Comercial -por Rodríguez- tenía su sastrería, denominada "La Fe", como ya hemos dicho, Lucas Palmieri. Y al lado, estaba el consultorio del médico cirujano Alejandro Zavala.

En la cuadra del setecientos, Germán Schultz se destacaba con su negocio de armería y depósito de máquinas de coser Newman, Singer y New Home. Vendía y arreglaba, además, escopetas, rifles y revólveres. A lo que agregaba el ramo de cuchillería, con cuchillos de procedencia alemana, inglesa y francesa.

Este negocio ofrecía la particularidad de haber iniciado sus actividades al filo de la medianoche del 31 de diciembre de 1900; es decir, en el mismo momento en que pasaba al recuerdo el viejo siglo y alboreaba el nuevo.

Por Pinto, entre Rodríguez y 9 de Julio, estaban la sastrería de Francisco Bonadeo y Hno. (No. 641) y la oficina del martillero público Iparraguirre -representante de Manuel Castellar, de la Capital (número 644). En la vereda de enfrente, señalada con el número 675, desempeñaba su actividad la "Nueva Tintorería" de Pascual Russomano.

En 1903, el vecino Luis Rabufetti construyó el edificio donde actualmente está el Club Hípico, institución ésta que se ubicó allí -ocupando sólo la planta alta- el 17 de abril del mismo año.

El frente de la edificación -una de las mejores con que a la sazón contaba Tandil- fue hecho por el artista Temístocles Conchetta, con arreglo al plano que él mismo delineó. Pedro Piaggio, por su parte, tuvo a su cargo el arreglo interior de las salas, entre lo que figuraba la construcción de un cartel indicador con doce números, correspondientes a cada una de las doce mesas de juego de naipes y billares, que a la sazón tenía la que era y sigue siendo, institución más antigua de Tandil.

NdlR: Esta nota fue publicada originalmente hace 25 años por El Eco de Tandil.

Últimas Noticias

Los negocios de antaño - Cap. 7