Sueño infantil
Pesadillas y terrores nocturnos
Las parasomnias más frecuentes en pediatría son las pesadillas y los terrores nocturnos
Seguramente más de uno de los que esté leyendo ha pasado o está pasando por esta situación: hijos que no duermen. Para hablar de ello, e investigar un poquito al respecto, nos comunicamos desde Tateti con la médica pediatra Maite Cabana*.
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El término correcto es parasomnia, que son experiencias no deseadas que suceden durante el sueño e implican actividad de los músculos y algunos cambios físicos, según de qué parasomnia hablemos. La parasomnia tiene una evolución benigna, ya que es madurativa, es decir, tiene tendencia a resolverse con el pasar del tiempo.
LAS PARASOMNIAS MÁS FRECUENTES EN PEDIATRÍA:
-Las pesadillas: ocurren en la segunda mitad de la noche, en la segunda fase del sueño -el conocido sueño REM- donde los chicos asimilan, ensayan y re-aprenden situaciones vividas durante el día. En las pesadillas, la mente está muy activa, pero el cuerpo no, por ello suelen crear ansiedad. La profesional sugiere acompañar esta situación reduciendo el estrés. Que los chicos duerman con hermanos, con alguna luz prendida y sin pantallas horas antes de acostarse. También Cabana nos aconseja hablar con los chicos porque saber qué pudo asustarlos es fundamental, ya que quizás a los adultos esas cosas no nos atemorizan. A partir de los 2 años son frecuentes, aunque no se descarta que ocurran antes. IMPORTANTE: no minimizar y acompañar.
-Los terrores nocturnos: se dan en un sueño profundo, cuando cuesta aligerarlo; este tipo de sueño suele ser en la primera fase, y los terrores nocturnos se dan principalmente entre los 2 y los 5 años. Suelen ser episodios de mucha agitación y los chicos parecen despiertos pero están dormidos. Gritan, lloran, patalean o se sacuden; hay que acompañar, mirando sin tocarlos, ni intentar despertarlos, sólo protegerlos de posibles golpes. Los terrores nocturnos se van perdiendo con la edad, porque con el paso del tiempo vamos perdiendo ese sueño tan profundo. IMPORTANTE: prestar atención para ver por qué esos sueños son tan profundos, si han tenido un día muy cansador o han salteado la siesta.
Los otros dos tipos de parasomnia, menos frecuentes en los más pequeños, son sonambulismo y somniloquia, que es hablar dormido. Ambos tienen una fisiología igual a la de los terrores nocturnos, es decir que se dan en un sueño muy profundo, con dificultad de aligerarlo.
Cabana indica que, como en muchas cuestiones de la salud, hay mayor predisposición en algunos niños que otros a tener este tipo de complicaciones a la hora de dormir, pero también hay antecedentes familiares que pueden replicarse en ellos.
¿CUÁNDO CONSULTAR?
Cuando preocupa, cuando el descanso no es de buena calidad, cuando afecta la dinámica familiar, cuando son muy recurrentes. Y es importante aclarar, también, que el profesional debe revisar que no sea una cuestión orgánica como dolores crónicos, fiebre, congestión nasal, o algún problema físico.
*MP 81.934