Que el frío no te saque de la huerta: claves para seguir cultivando durante el invierno
El secreto, según coincidieron horticultores de Tandil, está en entender el clima local y anticiparse a sus efectos.

Cuando bajan las temperaturas, muchas personas abandonan la idea de tener una huerta, sobre todo con las condiciones que caracterizan a esta zona serrana. Sin embargo, con algunos cuidados clave, es posible seguir cultivando incluso en los meses más fríos. En Tandil, donde las heladas son frecuentes y las mínimas pueden caer por debajo de los 0 °C, proteger los cultivos es tan importante como regarlos o fertilizarlos.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailTener una huerta de invierno no solo es posible, sino que también es una gran oportunidad para producir alimentos frescos, adaptados a la estación, con menos plagas, menos agroquímicos y más sabor. El secreto, según coincidieron horticultores de Tandil, está en entender el clima local y anticiparse a sus efectos. Con planificación, abrigo vegetal y algo de ingenio, el invierno puede convertirse en un aliado y no en un enemigo del cultivo.
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No se trata de forzar el calendario, sino de acompañar los ritmos de la naturaleza con inteligencia y cuidado. En consonancia con el manual de invierno de ProHuerta del INTA Balcarce y la Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología (Renama) van algunos consejos fundamentales para que el frío no congele tu entusiasmo.
Tips para cuidar la huerta en invierno
Cubrir los cultivos con tela antihelada: el uso de coberturas flotantes (también conocidas como “agribon” o “tela no tejida”) es una de las herramientas más eficaces para proteger las plantas de las heladas, ya que retiene el calor y protege hasta tres o cuatro grados bajo cero. Se sugiere colocarlas al atardecer y retirarlas al mediodía, cuando el sol vuelve a calentar. También pueden dejarse puestas durante varios días si hay sucesión de heladas.
Acolchar con paja, hojas secas o pasto seco: cubrir el suelo con mulching orgánico protege las raíces de los cambios bruscos de temperatura, conserva la humedad y reduce el crecimiento de malezas. Es una estrategia simple pero poderosa. Usá entre 5 y 10 centímetros de material seco (paja, hojas caídas, pasto seco, chips de madera) y colocalo alrededor de cada planta, sin tocar el tallo.
Apostar por cultivos de estación, resistentes al frío: no todas las plantas toleran bien las heladas, por eso es clave elegir especies rústicas de invierno como acelga, espinaca, arveja, habas, repollo, brócoli, coliflor, rúcula, puerro, ajo, cebolla y rabanitos. Muchas de estas especies no solo resisten el frío, sino que mejoran su sabor tras una helada suave (como las hojas verdes, que acumulan azúcares).
Proteger con cortavientos naturales o reciclados: los vientos fríos y secos aumentan la sensación térmica y pueden dañar plantas jóvenes. Armar cortinas o barreras con materiales reciclados (como botellas PET, palets o cañas) ayuda a generar un microclima más estable. Colocá estos elementos del lado sur y oeste de tu huerta, que es de donde provienen los vientos más helados en Tandil.
Regar por la mañana, no durante la noche: en invierno, la frecuencia de riego disminuye, pero el momento del día en que se riega importa más que nunca. Si el suelo queda húmedo a la noche, puede congelarse y dañar las raíces. Hacelo entre las 9 y las 12 en días soleados y sin viento. Mejor poca agua y frecuente, que mucha de golpe.
Aprovechar invernáculos caseros, mini túneles o cajones móviles: aunque no tengas un invernadero grande, podés armar estructuras simples con caños, madera o botellas plásticas, y cubrirlas con nylon cristal o policarbonato. También podés usar cajones o canteros móviles posibles de resguardar bajo aleros o paredes que acumulan calor. Un arco de alambre cubierto con plástico y anclado con ladrillos puede funcionar como mini túnel protector sobre una hilera de verduras.