Las prácticas ambientales y el nivel tecnológico, estancados
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires actualizó el informe sobre “Prácticas ambientales en la producción agrícola Argentina”, en el que se concluye que hay un estancamiento en el nivel tecnológico aplicado por la agricultura.

La agricultura de conservación se basa en tres principios fundamentales: ejercer la mínima labranza posible, mantener el suelo cubierto y rotar cultivos.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEn Argentina, en la campaña 2021/22, la adopción de siembra directa fue del 90 por ciento del área sembrada. El porcentaje de productores que realizó cultivos de cobertura, bajó un punto. alcanzando 19 por ciento. A su vez, la rotación de cultivos mantiene un alto porcentaje de gramíneas, que ocuparon el 48 por ciento del área sembrada.
El porcentaje de productores que realizó aplicación variable de insumos se incrementó dos puntos. En relación con los nutrientes del suelo, su reposición adquirió valores más altos en la última campaña, sin embargo el balance sigue siendo negativo.
Una práctica relacionada al conocimiento de nutrientes en el perfil, es el muestreo de suelo, el mismo alcanzó el 21 por ciento de los productores en la campaña 2021/22.
Finalmente, un concepto que agrupa las prácticas de manejo empleada como los insumos, es el Nivel Tecnológico (NT), en la campaña 2021/22, la adopción de tecnología a nivel nacional se distribuyó en un 36 por ciento de nivel alto, 59 de nivel medio y 5 de nivel bajo.
Más siembra directa
La siembra directa (SD) es parte de un sistema integral de producción de granos que evolucionó hacia la implantación del cultivo sin remoción de suelo y con una cobertura permanente con residuos de cosecha.
Esta práctica viene mostrando un alto porcentaje de adopción. En la campaña 2021/22 el porcentaje de área bajo siembra directa fue de 90 por ciento, exhibiendo un incrementó de un punto en relación con la campaña anterior.
Las diferencias entre regiones productivas muestran un rango de adopción entre 73 a 98 por ciento.
Los colaboradores consultados al respecto mencionaron la realización de labranza convencional como estrategia de control de malezas resistentes y como manejo de lotes con distintos antecesores (ej: girasol, papa, maní y cebolla).
Cultivos de cobertura
Los cultivos de cobertura (CC) aportan numerosos beneficios al sistema productivo: permiten controlar la erosión, mejoran la captación y almacenaje de agua, mejoran el balance carbono/nitrógeno y colaboran con el control de las malezas resistentes y/o tolerantes.
A lo largo de las últimas seis campañas el porcentaje de productores que realiza CC creció de un 4 a un 20 por ciento.
En la campaña 2021/22 la adopción fue del 19 por ciento, un punto menor a la campaña previa.
La práctica estuvo dificultada por la falta de humedad. El mayor valor se encontró en el Sur de Córdoba, esta región viene presentando mayor utilización de CC a lo largo de las diferentes campañas.
Rotación de cultivos
La incorporación de gramíneas en la rotación de cultivos mejora el balance de carbono tanto por la calidad de sus rastrojos como por su cantidad y por permitir una mayor cobertura del suelo.
A su vez, mejora la estructura del suelo por la diferente morfología de las raíces y reduce el ataque de enfermedades, entre otros beneficios.
La participación de gramíneas en la rotación de cultivos creció del 33 al 48 por ciento en los últimos siete años, principalmente explicado por el traslado del área de soja hacia maíz y trigo.
Las zonas con mayor superficie destinada a gramíneas fueron el Sudoeste de Bs As - Sur de La Pampa, San Luis, el Sudeste de Bs As y centro de Santa Fe, esto se debe a la importancia de los cultivos de fina (trigo y cebada).
Análisis de suelo
Realizar análisis de suelo permite diagnosticar la fertilidad química del mismo y posteriormente elaborar un plan de fertilización acorde al objetivo de producción buscado.
El 21 por ciento de los productores efectuó análisis de suelo en la campaña 2021/22.
Si bien hasta la campaña 2019/20 se vio una tendencia positiva en el uso de la práctica, los últimos dos años han mostrado una leve disminución. Esto se debe principalmente a la preocupación por gestionar otras problemáticas como la falta de agua.
El Sudeste de Buenos Aires presenta el porcentaje más alto, debido a que esta práctica se realiza principalmente para trigo y cebada; donde la calidad del producto cosechado es fundamental.
Aplicación variable
La evolución del porcentaje de productores que realizó aplicación variable de insumos (AVI) muestra una tendencia positiva en los últimos años. Entre las campañas 2016/17 y 2021/22 la adopción de AVI pasó de un 6 a un 18 por ciento.
La AVI permite dividir una unidad agrícola de acuerdo con las necesidades de insumos (semillas, fertilizantes y herbicidas); de esta forma cada zona puede tener un manejo especifico, disminuyendo costos y siendo ambientalmente más sustentable.
Los mayores valores se observan en el norte del país, donde la aplicación variable se vincula principalmente a la aplicación de herbicidas. Por otro lado, el Sur de Córdoba y el Norte de La Pampa - Oeste de Buenos Aires presentan mayor adopción de aplicación de fertilizante y semillas.
Balance de nutrientes
El balance de nutrientes está explicado como la diferencia entre las entradas y las salidas de nutrientes en un sistema definido en espacio y tiempo. Este puede ser expresado como porcentaje de reposición de nutrientes, que representa los kilogramos de nutrientes que se reponen por cada cien kilos que se extraen.
En la campaña 2021/22 la reposición de nutrientes a nivel país fue del 71 por ciento (para N, P y S).
Si bien este valor es un 11 por ciento superior en relación con la campaña anterior, refleja un balance deficitario. Este aumento se explica por un incremento en las dosis de fertilización (entrada). Y también por una menor extracción de nutrientes vía cosecha de maíz (salida), debido a que fue menor a la esperada. Es decir, la fertilización de maíz fue definida en base a objetivos de producción que en varios casos no se alcanzaron debido a la falta de humedad.
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Niveles tecnológicos agrícolas
Al conjugar todos los indicadores analizados se puede concluir en el Nivel Tecnológico, que refiere a un concepto que incluye tanto el nivel de utilización de insumos (fertilización) como las prácticas de manejo empleadas (siembra directa, cultivos de cobertura, rotación de cultivos, análisis de suelo, aplicación variable de insumos), en cada cultivo en cada zona del país.
Se concluye en tres niveles diferenciados: alto, medio y bajo.
En la campaña 2021/22, la adopción de tecnología fue de un 36 por ciento de nivel alto, 59 de nivel medio y 5 de nivel bajo. Esta distribución de niveles tecnológicos apenas varió con respecto a las dos campañas anteriores, lo que refleja que la tecnología aplicada a los principales cultivos extensivos se encuentra estancada.
Esta concentración en el nivel tecnológico medio y la poca variación entre campañas se vincula con las escasas modificaciones de los indicadores vistos previamente.
Si bien hay prácticas ya establecidas en el país, como la siembra directa y la rotación de cultivos con gramíneas; existen otros manejos que presentan valores bajos, como la siembra de cultivos de cobertura y la aplicación variable de insumos.
En relación con los nutrientes, la campaña 2021/22 comenzó con un incremento en los precios de los fertilizantes que impactó en la decisión del productor.
Pero, a su vez, abrió una serie de oportunidades para la adopción de prácticas que hacen más eficiente la utilización de insumos como los fertilizantes. Por ejemplo, la aplicación variable de insumos que alcanzó el 18 por ciento de adopción por parte de productores en la campaña 2021/22. Este porcentaje muestra un crecimiento sostenido a lo largo de las últimas seis campañas en Argentina.
Finalmente, es importante destacar que existen diferencias en la adopción de tecnología por cultivo. El maíz y la cebada son los cultivos extensivos que presentan mayor adopción de tecnología, mientras que el sorgo sigue siendo el cultivo con menor adopción.