El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) realizó una nueva jornada de campo el miércoles pasado en Tres Arroyos. La actividad tuvo como uno de sus principales oradores al ingeniero agrónomo Adrián Bifaretti, jefe del Departamento de Promoción Interna del IPCVA.

Bifaretti se refirió inicialmente a la crucial Normativa 1115, el reglamento de la Unión Europea (UE) que aborda la deforestación, y detalló los trabajos científicos que sustentan la postura argentina frente a esta exigencia.

La norma europea, según Bifaretti, funciona como un "patovica en la puerta del mercado". Su cumplimiento podría llegar a marcar una diferencia "más que importante" en el negocio global de la carne vacuna argentina.

El reglamento ha sido calificado por expertos como "maquiavélico" debido a que los requisitos o demandas son "muy altas".

El expositor recordó que los productores agropecuarios europeos también han protestado contra esta normativa, citando un caso de mil tractores en Bruselas como señal de la alta vara impuesta.

Inicialmente, se contemplaba que la normativa comenzara a regir el 1 de enero, con seis meses de gracia sin multas. Sin embargo, la definición parece encaminarse a una prórroga por un año más.

Se espera que la decisión final sobre si habrá o no una nueva prórroga se defina el próximo 18 de diciembre. Hasta entonces, existe un tramo de incertidumbre en el sector.

Bifaretti destacó la importancia del mercado de la Unión Europea, ya que, en términos de carne importada, Argentina disputa la "torta más importante" junto a Reino Unido, Brasil y Uruguay.

Estudios claves para posicionar a Argentina

El IPCVA ha llevado a cabo un riguroso análisis de riesgo, en colaboración con la Red Alimentaria de Seguridad Alimentaria del Conicet. Este análisis demuestra que la vasta mayoría del territorio nacional posee un riesgo nulo de deforestación.

Prácticamente el 90 por ciento del territorio argentino no presenta probabilidades de deforestación, según el análisis. Las zonas que manifiestan riesgo bajo, medio y alto representan superficies territoriales mucho más pequeñas en términos proporcionales.

Al cruzar esta información con la ubicación de la hacienda, se observa que la mayor proporción de los rodeos se encuentra concentrada en zonas donde el riesgo de deforestación es nulo.

El ingeniero agrónomo señaló que esta evidencia posiciona "muy bien" al país para demostrar que la cadena tiene "mucho potencial en términos de carne libre de deforestación".

La huella ambiental

Como complemento al análisis de riesgo, el IPCVA encargó un Análisis de Ciclo de Vida (ACV), también conocido como un estudio "de la cuna a la tumba", que evalúa diversos indicadores ambientales. Este trabajo es considerado inédito a nivel sectorial en el mundo.

El estudio sectorial contó con la colaboración de 17 frigoríficos y 51 establecimientos ganaderos de ciclo completo, representando el 21 por ciento de la faena total del país.

La metodología arrojó que la emisión para producir un kilo de carne es de 38,9 kilos de dióxido de carbono, una cifra significativamente menor a los antecedentes internacionales, que suelen hablar de cien kilos.

Bifaretti explicó que la mayor parte de estas emisiones de dióxido de carbono están vinculadas a la fermentación entérica de los animales (el metano).

Las emisiones ligadas a la quema de combustibles fósiles son menores debido a que la ganadería argentina "no quema tanto combustible fósiles" y no es tan intensiva.

El factor menos relevante en la huella de carbono argentina es el vinculado a procesos de deforestación, específicamente a los cambios de uso de suelo.

Los europeos están preocupados por la deforestación que resulta en el paso a pastura o a soja. El ACV demuestra a través de una metodología homologable a normas ISO y al programa de huellas ambientales de la UE que esta contribución es mínima.

"Con su misma metodología le estamos demostrando: miren, estos somos nosotros, estos son nuestros datos. Los ponemos arriba de la mesa", afirmó Bifaretti.

Trazabilidad y herramientas

Para garantizar la entrada al mercado libre de deforestación, la herramienta clave es la plataforma Visec Carne. Esta plataforma busca asegurar la trazabilidad sanitaria y ambiental de manera simultánea.

El expositor detalló que la exigencia de la normativa hace que el proceso de control sea muy tecnológico. Se requiere la interpretación de imágenes satelitales y el uso de algoritmos o inteligencia artificial para cuantificar la deforestación.

El punto de partida de este control es la carga correcta de los polígonos (perímetros de los establecimientos) en el Senasa.

Bifaretti advirtió sobre errores comunes en la carga de polígonos, tales como delimitaciones dudosas o que las líneas se cortan, sin una geometría precisa. Un error grave ocurre cuando un polígono no está bien "apoyado" en la superficie real.

Un polígono mal apoyado puede llevar a que un productor se cargue procesos de deforestación que corresponden a establecimientos vecinos. La correcta definición del polígono es lo que garantiza que, mediante los DTE y el número de caravana, se pueda medir si los animales cumplen la condición de libre deforestación para la UE.

Más allá de lo ambiental

La complejidad de la Normativa 1115 no se limita solo a la deforestación, sino que exige una legalidad integral.

La norma demanda que los establecimientos cumplan con la legalidad laboral, estén en buenas condiciones de legislación fiscal (sin deudas de tributo) y respeten a los pueblos originarios.

En este sentido, el IPCVA trabaja con el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas para que la plataforma pueda definir dónde hay o no problemas legales entre establecimientos ganaderos y comunidades aborígenes.

Cumplir con la Normativa 1115 es una condición para entrar al mercado europeo, no simplemente un atributo de sobreprecio.

El IPCVA ha presentado estos datos científicos en eventos internacionales clave, como la feria Anuga. Según el presidente del instituto, Georges Breitschmitt, el principal atributo de calidad que se mostró este año fue justamente el de carne libre de deforestación.

El cumplimiento de este reglamento ha abierto una "oportunidad" para Argentina. La clave es trabajar para demostrar que la ganadería nacional es "verdaderamente sostenible y ambientable", con mucho potencial más allá de los retos.

Argentina busca posicionarse por el camino de la sostenibilidad y el valor agregado ambiental, ofreciendo al mundo, y a la Unión Europea en particular, una ganadería natural.

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Adrián Bifaretti, jefe del Departamento de Promoción Interna del IPCVA.

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