Genética y biotecnología, claves para la resiliencia de la soja ante el cambio climático
Rodolfo Rossi, fitomejorador con más de 40 años de experiencia, consultor internacional y actual presidente de Acsoja, expuso sobre la necesidad y las herramientas disponibles para desarrollar variedades de sojas resilientes frente a los desafíos climáticos.
:format(webp):quality(40)/https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/12/podcast_162.jpeg)
En el marco de la reciente jornada "Sembrando con futuro: estrategias ante el cambio climático", Rossi -autor de más de 270 variedades de soja y con vasta experiencia en investigación y estrategia agronómica- enfatizó que el mejoramiento genético y la biotecnología son tareas cruciales dentro del sistema productivo para mitigar el impacto del cambio climático.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu email:format(webp):quality(40)/https://cdn.eleco.com.ar/media/2022/09/foto_das_para_insertar_en_nota_campo_sabado.jpg)
Rossi señaló que diversos trabajos, basados en los distintos escenarios planteados por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, marcan en general reducciones de rendimiento en el futuro si no existe un trabajo cooperativo internacional para amortiguar el efecto de los gases invernaderos.
El impacto en la cadena alimenticia es amplio e incluye el aumento de la intensidad y la naturaleza errática de las lluvias, el incremento de inundaciones, el aumento de la temperatura y del dióxido de carbono, la salinización, el aumento del nivel del mar y la desertificación. Estos factores se traducen directamente en una baja en el rendimiento de los cultivos, un incremento de plagas y enfermedades, y una menor calidad nutritiva de los productos.
Ejes y herramientas
Los programas de mejoramiento se centran en dos grandes ejes de preocupación. Por un lado, el estrés abiótico, enfocado en la tolerancia al estrés hídrico (sequía), alta temperatura, inundaciones y sales.
Por otra parte, el estrés biótico es un tema más complejo debido a la naturaleza dinámica de los organismos vivos, donde los cambios de temperatura y precipitación generan cambios en la rusticidad y dinámica de las plagas, requiriendo nuevas estrategias para el control integrado, además de enfrentar la aparición de nuevos patógenos.
Para enfrentar estos desafíos, el mejoramiento utiliza la identificación de la variación genética existente, mapas genéticos y marcadores moleculares.
Un gran capítulo en la innovación es la edición génica, como el sistema CRISPR-Cas, que tiene aplicaciones enormes tanto para comprender procesos fisiológicos como para ofrecer soluciones concretas a los problemas climáticos. Esta tecnología puede ser utilizada para adicionar variación genética, incluso cruzada con transgénesis.
Las herramientas moleculares actuales incluyen la asistencia genómica para el breeding y la nueva generación de secuenciación (como el pangenómico), que buscan acelerar los procesos de obtención de características deseadas. Este proceso acelerado se complementa con el fenotipado, que hoy va más allá de la observación directa (el ojo), utilizando nuevas tecnologías y el desarrollo de ACTEC. Mediante la mezcla de inteligencia artificial (machine learning o deep learning), se logra la predicción genómica, permitiendo diseñar y obtener el producto final deseado.
Focos de tolerancia
Rodolfo Rossi comenzó luego a detallar varios frentes de investigación activa.
Mencionó inicialmente que sequía es el principal factor que reduce rendimientos. Aunque el proceso es lento, se busca la estabilidad en los materiales. Una de las estrategias de selección observadas es el marchitamiento lento (slow wilting), donde ciertos materiales tardan más en marchitarse bajo condiciones de baja humedad, lo que reduce las pérdidas de rendimiento.
Otro enfoque es el estudio de la correlación entre el incremento del carbono 13 y la eficiencia en el uso del agua y la tolerancia a la sequía. Además, existen marcadores moleculares que permiten trabajar sobre genes relacionados con la transpiración, la conservación del agua y el crecimiento radicular.
Al abordar el estrés térmico dijo que similar a la sequía, implica la transmisión de una señal que genera estrés oxidativo e inhibe la germinación, alterando la fotosíntesis y la reducción de biomasa. Un avance interesante es el trabajo sobre el apagado no fotoquímico, un mecanismo que disipa el exceso de energía lumínica en forma de calor, protegiendo el aparato fotosintético. Se están obteniendo plantas transgénicas con tres genes que demuestran una mejora en la fotosíntesis y el rendimiento.
El especialista se refirió además a temas como inundación y salinidad, ya que el aumento de las precipitaciones incrementa la frecuencia de anegamientos y sumersión.
Hay una buena variabilidad genética en la soja para la tolerancia a la inundación, y se han individualizado genes que confieren un comportamiento positivo frente a las inundaciones temporarias. En cuanto a la tolerancia a las sales, un problema que afecta millones de hectáreas en Argentina, se han identificado marcadores moleculares asociados a genes clave. Un tipo de planta altamente valorada son las sojas excluders, que restringen la concentración de cloruro en la planta. El gen mayor Sal 3 es el principal responsable de la tolerancia a las sales en soja.
Las perspectivas
Si bien el desarrollo de los transgénicos no ha resuelto directamente los problemas de estrés abiótico, han tenido un impacto indirecto positivo, como el ahorro de emisiones de dióxido de carbono por secuestro de carbono y la reducción de emisiones por menor uso de combustible.
Finalmente, Rossi subrayó la importancia del microbioma como parte integral del sistema productivo. Se están aislando cepas para desarrollar biumos que ofrecen protección frente a enfermedades y manejan los temas de estrés, actuando directamente contra ciertas plagas, como el nematodo de quiste en soja.
En conclusión, el mejoramiento genético tiene la responsabilidad de mitigar el cambio climático y asegurar que los productores puedan mantener la producción ante condiciones adversas, siempre operando dentro de un sistema productivo sostenible.
Más de 143 años escribiendo la historia de Tandil