Atalaya desembarcó en Tandil con sus clásicas medialunas sobre la Ruta 226
El emblemático parador de la Ruta 2 abrió sus puertas en Tandil, sumando una nueva franquicia sobre la Colectora Pugliese, dentro de Pico Deportes. La marca, con más de ocho décadas de historia, trae a la ciudad su inconfundible propuesta de cafetería y pastelería. Además del parador, ofrecerá un servicio de delivery para llevar el clásico sabor a los hogares tandilenses.
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Desde este jueves, los tandilenses y viajeros pueden disfrutar de las reconocidas medialunas de Atalaya, un clásico indiscutido de las rutas bonaerenses.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl nuevo local está ubicado en Colectora Pugliese 2256, dentro de Pico Deportes, y representa la llegada de una de las firmas gastronómicas más populares del país a la Ruta 226.
“Estamos súper contentos. Ha sido un trabajo de varios meses con los chicos de la marca acompañándonos muy cerca. En lo personal, estoy más que satisfecho de que Atalaya esté desembarcando en la ciudad, en el Club Pico Deportes, que es un proyecto que viene creciendo desde hace tres años”, señaló Facundo Tapia, manager de Pico Deportes y franquiciado del nuevo parador.
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En cuanto a la oferta, Tapia detalló: “En Atalaya tenemos las clásicas medialunas y las rellenas, que son una bomba. También cañones, alfajores, conitos y un excelente servicio de cafetería. Además, tenemos opciones sin TACC”.
Por su parte, Juan Ignacio Castoldi, nieto de uno de los socios argentinos que hace siete décadas compró el negocio a sus fundadores españoles, destacó la importancia de dar este nuevo paso. “Atalaya lleva más de 80 años de vida y siempre fue: ruta, medialunas y playa. Ahora puedo decir con orgullo que, gracias a Facu, es: ruta, medialunas y sierras”, aseguró.
“Nos estaba faltando ese destino, esta ciudad hermosa a la que conozco de venir a vacacionar y que, por lo que veo ahora, está creciendo muchísimo”, completó.
Castoldi también remarcó la calidad del nuevo local, que en Tandil replica la artística característica de la marca, combinando colores vivos con pastel, referencias retro y espíritu viajero.
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“Estoy muy contento con todo el desarrollo realizado, con la estética y la ambientación del lugar. Nosotros nacimos en la ruta, así que nos sentimos muy cómodos en este escenario. Para nosotros es común encontrarnos con el viajero, con el vecino y con quien quiera venir a disfrutar de las instalaciones. Y lo cierto es que, como jugador de pádel que soy, he visto las cancha de Pico Deportes y me quedé sorprendido del nivel que tiene este club”, aseguró el representante de la firma.
Un proyecto que empezó en 2024
La idea de traer Atalaya a Tandil comenzó a gestarse el último día de 2024. Diez meses después, el local ya tiene sus puertas abiertas al público.
“Facu me mandó un mensaje el 31 de diciembre a la tarde; generalmente uno a esa hora del último día del año ya está pensando en otras cosas. Pero algo me llevó a responderlo en el momento, y así quedamos en hacer una reunión”, recordó Castoldi.
Tapia añadió: “El parador va a estar abierto de lunes a lunes, de 7 a 20 horas. Queremos brindar un buen servicio a la gente que pasa por la ruta. Sabemos la importancia y el valor que tiene la Ruta 226 para el tandilense y para la provincia de Buenos Aires en general, así que queremos acercar la experiencia que tiene Atalaya en la Ruta 2 a quienes transitan por la 226. Esperamos también a la gente de Tandil y además vamos a tener servicio de delivery para ir hasta la puerta de la casa de los vecinos”.
Con la apertura de Tandil, Atalaya alcanza 23 sucursales distribuidas entre la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, con locales -además de los clásicos como el de Chascomús- en Cañuelas, Ituzaingó y aeropuertos.
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El miércoles a las 18, en un encuentro íntimo entre familiares y amigos de los organizadores, el parador quedó presentado en sociedad. Esa tarde se realizaron distintas actividades para toda la familia: El Mago Ariel ofreció un espectáculo de ilusionismo, hubo malabaristas con clavas y fuego y los más chicos disfrutaron del maquillaje artístico, con el tradicional arco iris y la “A” de Atalaya pintados en sus rostros.
El local abrió oficialmente sus puertas al público este jueves a las 7.
Una marca con historia y mística
Atalaya nació en 1942 como un parador sobre la Ruta 2, en una época en la que el viaje desde Buenos Aires hasta la costa atlántica podía demorar hasta ocho horas. En sus comienzos, el menú ofrecía platos abundantes de inspiración española, debido al origen de sus fundadores, como guisos y pucheros.
“Con el tiempo nos fuimos desarrollando y ‘aggiornando’ conforme las necesidades de los consumidores, que buscaban más velocidad en sus viajes y ya no tanto sentarse a comer comidas pesadas”, explicó Castoldi.
“Ahora estamos enfocados en el servicio de cafetería y pastelería”, agregó.
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Sobre el secreto detrás del sabor que convirtió a las medialunas de Atalaya en una marca registrada, Castoldi comentó que “tiene mucho que ver con el agua que utilizamos. Nosotros estamos en una zona que no está muy intervenida por el hombre; la napa es compartida con una famosa embotelladora que produce unas conocidas aguas saborizadas que se comercializan en el mercado. Y luego utilizamos insumos de muy buen nivel, como la manteca y la harina, que son de primeras marcas”.
En la década del ‘90, un arquitecto de Chascomús propuso reemplazar el antiguo arco blanco del logo por un arco iris, símbolo que terminó por consolidarse como parte esencial de la identidad visual de la marca.
Números y cultura pop
Atalaya vende globalmente 17 millones de medialunas por año y más de un millón y medio de alfajores. Solo en el local del partido de Chascomús recibe alrededor de tres millones de personas al año, cifra que asciende a más de cuatro millones considerando todas las sucursales.
El parador original de la Ruta 2 se ha convertido también en un ícono cultural. “El local de Chascomús es muy reconocible y la marca ya es un ícono popular, es parte de la cultura pop: aparecemos en publicidades de Quilmes, de Renault, en un videoclip de Kevin Johansen y en una película de Adrián Suar”, contó Castoldi.
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Y si bien Atalaya mantiene su perfil tradicional, la empresa busca adaptarse a los nuevos hábitos de consumo. “Tratamos de ir innovando. En ese sentido, lanzamos el café para llevar a la casa, tenemos una política de e-commerce y en breve vamos a hacer un relanzamiento de alfajores con mucho más relleno y un chocolate más crocante”, adelantó el empresario de la firma.
“Todo lo de Atalaya está reflejado en las imágenes que están en el interior del local”, señaló Tapia. En las paredes se pueden ver fotografías de distintas épocas, motos antiguas e iconografía pop. Los sillones amarillos y celestes, las mesas blancas, y las paredes en tonos naranjas y madera crean un ambiente cálido y colorido, pensado para recibir tanto al viajero como al vecino.
Más información: @paradoratalaya.tandil
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