Diez años de lucha, avances y desafíos en la lucha contra la violencia de género
Los 10 años de Ni Una Menos, un movimiento que nació en 2015 a raíz del femicidio de Chiara Páez, generando un masivo grito social que llevó a exigir políticas públicas. Agustina Goñi, responsable de la dirección de género del municipio, reflexionó sobre el impacto de esta década en la lucha contra la violencia de género.
Este 3 de junio se conmemoraron diez años del primer Ni Una Menos, un movimiento que surgió en 2015 como un masivo "grito" social que llevó a la sociedad entera a salir a las calles y plazas para pedir y exigir políticas públicas. La movilización fue impulsada por el hartazgo ante la violencia de género, motivada principalmente por el femicidio de Chiara Páez, una adolescente de 14 años en Rufino, Santa Fe, que fue una de las "gotas que rebalsó el vaso". Esta marcha, que inició desde la sociedad civil sin distinción de género, colores o banderas políticas, se replicó en todo el país y luego en Latinoamérica, destacando la importancia de poner en agenda algo que estaba sucediendo.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailAgustina Goñi, responsable de la dirección de género del municipio de Tandil, reflexiona sobre el impacto de esta década, señalando que, si bien los femicidios lamentablemente continúan ocurriendo, el movimiento logró poner en agenda la problemática de la violencia de género. A partir de Ni Una Menos, se comenzó a hablar de violencia de género, se nombró el femicidio como tal, y se inició una etapa de expansión de políticas públicas al interior de instituciones, sindicatos y organizaciones del Estado. Esto llevó a la jerarquización de áreas, la creación de programas e instituciones y la implementación de políticas públicas destinadas a dar respuesta, prevenir y, como destaca Goñi, "llegar a tiempo".
Uno de los avances primordiales de estos diez años es el aumento significativo en la conciencia y sensibilización de las nuevas generaciones de mujeres, quienes ahora pueden identificar con mayor facilidad situaciones que antes quizás estaban naturalizadas o aceptadas socialmente. Esto les permite pedir ayuda, lo cual es fundamental y producto de este camino recorrido. Se observa que se está logrando intervenir más tempranamente en los casos, evitando que lleguen a niveles de criticidad muy altos.
En Tandil, la Dirección de Políticas de Género ha consolidado un enfoque integral. Ya en 2014, la ciudad contaba con una Casa de Abrigo, uno de los primeros dispositivos de protección para mujeres y grupos familiares en situación de violencia. Actualmente, la dirección se organiza en tres grandes áreas: abordaje, protección y, muy importante, promoción y transversalización de la perspectiva de género. Trabaja de manera conjunta y articulada con juzgados, comisarías y defensorías, entendiendo que todas las instituciones tienen incumbencias y pertinencias que requieren trabajo en equipo. Como herramientas de protección, la ciudad cuenta con 150 botones antipánico activos y la aplicación "Centinela". Goñi subraya que, aunque la aplicación es vecinal, para funcionar como botón de pánico efectivo, requiere un oficio judicial. La dirección también recibe muchas consultas de escuelas, jardines, familiares y amigos, aunque en mayor medida, las denuncias provienen de las propias mujeres que transitan una situación de violencia y son conscientes del riesgo. Esta red de instituciones y mujeres es lo que se ha fortalecido desde 2015.
La violencia de género es transversal a todos los estratos socioeconómicos y socioambientales. La dirección enfatiza que el Estado está disponible para todos y todas, sin importar el nivel socioeconómico, y que no hay distinción en la asistencia.
El desafío principal para los próximos años es no retroceder en todo lo logrado y alcanzado, sino seguir fortaleciendo los programas de prevención y promoción. Una línea de acción crucial es trabajar las nuevas masculinidades, tanto con varones que ejercen o han ejercido violencia, como a través de charlas, capacitaciones y sensibilizaciones en escuelas, espacios de trabajo y empresas. Se considera que este enfoque es fundamental para complementar el trabajo realizado con las mujeres y generar un cambio social profundo. Además, es importante seguir capacitando ante nuevas modalidades de violencia, como las cuestiones digitales y virtuales que han surgido en los últimos años. Si bien hay casos de hombres que denuncian maltrato por parte de mujeres, son los menos y suelen estar asociados a situaciones de violencia cruzada, sin ser la mayoría de los casos que llegan a la dirección.
Agustina Goñi, quien marchó en el primer Ni Una Menos cuando era estudiante, expresa su orgullo por las políticas que tiene Tandil hoy en día y confirma su convicción y ganas de seguir trabajando en esta responsabilidad que asumió. Es un proceso continuo que busca seguir poniendo el tema en la agenda y capacitando, para asegurar que los derechos adquiridos no retrocedan.