La huerta en casa: cultivar la paciencia, observar los ritmos de las plantas y luego cosechar lo sembrado

En una serie de publicaciones intentamos desde Hábitat y Conciencia acompañar de manera sencilla en la planificación, elección del lugar, condiciones del suelo y las variedades a cultivar para tener éxito en la huerta en casa.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailSinceramente no se requiere de mucho, solamente de tener ganas de poner las manos en la tierra, experimentar y estar atento a la maravillosa ciclicidad de las plantas, que junto a la luna develan mucho sobre sus procesos y he aquí la última nota de esta secuencia que ansiamos dé sus frutos.
¡Llegó cl momento tan esperado! Cosechar y ver que todo el trabajo no fue inútil, pero cómo saber que el momento tan ansiado llegó. Esta respuesta la va a ir dando la práctica, la paciencia y cuán jóvenes nos gusten las hortalizas y verduras.
Hay que tener en cuenta el momento en el cual se sembraron, pues a medida que los días comienzan a alargarse, como sucede desde el 21 de junio, los tiempos y los procesos de las plantas empiezan a acortarse.
Si bien las sugerencias de cultivos fueron para otoño-invierno o sea que no estarían recolectando aún, es importante decir que los que ya habían iniciado desde antes con la práctica y estén a punto de consumir sus productos, no tienen apuro de hacerlo porque en esta época la planta dura más en la tierra sin florecer ni dar semillas.
Cómo identificar lo cosechable
Para saber qué hortaliza se puede cosechar en determinado momento se hace una división, en términos generales, de acuerdo con la parte de la planta se consume. Así por ejemplo, a grandes rasgos podemos decir que las hojas se cosechan durante todo el año, por ejemplo la acelga y las diferentes variedades de lechuga.
Por su parte, en lo que refiere a raíces o tubérculos todo el año es posible disfrutar de remolachas, zanahorias y nabos, aunque para eso es necesario saber que el tiempo de crecimiento de cada uno se ha cumplido.
En el caso de las vainas, por ejemplo las habas, las arvejas y los porotos, se cosechan en primavera, así que los que ya tienen de estos en sus casas deberán esperar un poco más para saborearlos. Finalmente, los frutos se comienzan a cosechar a principios del verano, después del florecimiento de primavera, hasta que se produce la primera helada aproximadamente.
En todos los casos hay variables que influyen y se deben poner en consideración, por eso es importante la observación de la evolución de cada cultivo, estar atentos incluso a la salud de su desarrollo, sin intervenir demasiado, más que cuando se requiere de riego o algún yuyo pueda estar ahogando su raíz.
Tips estacionales
Hay algunos consejos para cosechar lo que vamos a consumir de acuerdo a las estaciones sin perjudicar, que aquí los compartimos. En invierno no se realiza la recolección de ninguna variedad, especialmente de hojas, hasta que la helada no se haya derretido. Si la planta está congelada se rompe.
Para el verano, es mejor realizar la recolección durante las horas del mediodía, ya que se marchitan mucho y rápido cuando el calor azota, o hacerlo justo antes de consumirlas. Las hojas exteriores de la acelga o kale, por ejemplo, se van cortando a medida que llegan a su tamaño ideal y la planta seguirá produciendo nuevas hasta florecer. En ese momento se pueden dejar los mejores ejemplares para obtener semillas y así generar el hermoso circuito de seleccionar, guardar, volver a sembrar, cuidar y cosechar.
Según la variedad y la región donde se cultiva, el ajo tarda entre 200 y 270 días. La mayoría de las hortalizas que tienen vainas están listas para cosechar secos y entre los 90 y los 110 días después de la siembra.
El ritmo natural y la luna
En el huerto se viven momentos tranquilos y de hecho es una actividad que requiere de un orden sencillo y rutinario que va cambiando según la temporada. El silencio es una invitación innegable a observar a cada una de las variedades y así aprender si ese lugar le gustó, si el sol le bastó y si el agua fue suficiente o demasiada.
Así, mientras cultivan su paciencia, también aprenden cómo funciona el ciclo de la naturaleza, comprobando cómo una semilla se convierte en una planta y cómo, en su caso, de ella se obtienen los frutos. Las plantas hablan y más allá de cualquier consejo, en la experiencia de la práctica diaria van a encontrar el secreto para una buena cosecha.
En este sentido, vale decir que la hermosa luna tiene enorme influencia en los cultivos. Como bien saben las parteras, el mayor porcentaje de alumbramientos se produce durante la luna llena, y así también es innegable la influencia que ejerce nuestro satélite sobre las mareas.
La gente de campo conoce el efecto que tiene la luna sobre sus labores, a pesar de la poca investigación que la ciencia realizó hasta ahora. De acuerdo con lo aprendido empíricamente se aconseja programar las tareas según el calendario lunar.
Podemos decir que en cuarto creciente (que es cuando tiene forma de C) se siembra todo lo que fructifica sobre la superficie (o sea frutos, granos, etc). Ello se debe a que reciben más luz lunar, la cual, aunque es más débil que la del sol, penetra más profundamente en el suelo.
En luna llena es preferible hacer los trasplantes, porque su influencia estimula el mayor crecimiento de las raíces, lo cual beneficia a la planta tras sufrir el impacto del movimiento. No se deben hacer podas durante, pero, en cambio, es el momento de cosechar los mejores frutos porque la savia esta "arriba". Luego, durante la etapa de luna menguante la savia vuelve a bajar.
Cuando la luna figura con la C invertida al mirarla está menguando, esta influencia dice que es ideal sembrar variedades que se producen bajo tierra, como zanahorias, remolachas, nabos, papas, etc.
Ello se debe a que pasan los primeros quince días bajo una luminosidad lunar que tiende a cero, lo cual estimula más el desarrollo de las raíces, retardando la floración y la fructificación. Por esa razón tampoco se corta un árbol para utilizar su madera si no es en luna menguante, cuando la savia está "abajo", porque así la madera dura más y la raíz rebrota.
Si a fines del invierno, por ejemplo se quiere hace siembra de hortalizas de hoja que no hagan semillas rápidamente se cultivan durante la luna menguante, pues esta fase lunar frena el crecimiento.