Hábitat y Conciencia
Los humedales, un ecosistema vital en desprotección y que desaparece siete veces más rápido que un bosque
A razón del 22 por ciento del territorio argentino está compuesto por humedales, entre ellos Los Coipos en Tandil. Ellos proporcionan prácticamente toda el agua dulce que se consume en el mundo. Resultan vitales para todas las especies sobre la tierra, pero la velocidad con la que se están perdiendo es alarmante. Seguir sumando amparos legales para esos hábitats se ha vuelto transcendental.
Se estima que aproximadamente el 22 por ciento del territorio argentino está compuesto por humedales, incluyendo a los Esteros del Iberá, uno de los más grandes del mundo; así como las costas marinas, toda la cuenca del Paraná, las turberas de Tierra del Fuego, Los Coipos en Tandil, entre otros.
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Aunque cada uno puede tener sus particularidades, la función que cumplen, en general, tiene que ver con oficiar de reservorio de agua dulce principalmente y como refugio para un montón de especies de animales, que van moviéndose a medida que comprenden una dinámica de expansión o retracción.
“Nos referimos a humedales cuando hablamos de ambientes en los cuales la participación del agua es esencial en el funcionamiento ecológico del mismo”, explicó el médico veterinario plantense, especialista en fauna silvestre, Javier Beruhard en conversación con El Eco de Tandil, advirtiendo que se trata de un concepto relativamente moderno dentro de la ecología.
Estos ecosistemas tienen la función elemental de proveer y purificar las aguas, proveyendo, directa o indirectamente, prácticamente toda el agua dulce que se consume en el mundo, además de contribuir a regular el clima y las inundaciones.
Ninguno de estos servicios puede ser sustituido, ni siquiera imperfectamente. Esta ilusión sólo se recrea en el imaginario de quienes compran la promesa de vivir en contacto con la naturaleza, en lugares fantasiosamente disfrazados.
En busca de la protección
Más de mil millones de personas dependen de los humedales para su sustento y hasta un 40 por ciento de las especies del mundo viven y se reproducen en ellos. Sin embargo, su degradación se acelera a un ritmo catastrófico.
Hay muchas leyes y amparos que deberían abrazar su protección pero, como parecería insuficiente, hace una década organizaciones socioambientales, sectores académicos y la ciudadanía en general vienen planteando la necesidad de contar con una “Ley de presupuestos mínimos para la conservación y uso sostenible de humedales”.
Cabe destacar que en 2020 se presentaron más de 15 proyectos en el Congreso, por lo que en noviembre del mismo año se logró un texto unificado. Pero hasta el momento no llegó al recinto de la Cámara Baja para su tratamiento y sigue durmiendo en la Comisión de Agricultura y Ganadería.
Las superficies
Los humedales son vitales para la supervivencia humana y son cunas de diversidad biológica y fuentes de agua y productividad primaria de las que innumerables especies vegetales y animales dependen para subsistir.
Se estima que en los últimos 300 años se ha destruido el 87 por ciento de los humedales del planeta y existe una clara falta de conciencia acerca de su rol clave como parte integral de los sistemas naturales que hacen posible la vida en la tierra.
En este contexto, Argentina no es la excepción. Cuenta con más de 600.000 kilómetros cuadrados de humedales (21,5 por ciento de la superficie) que, pese a su valor e importancia, también están expuestos a actividades que avanzan sin planificación ni control: la ampliación de la frontera agrícola ganadera, el uso de agrotóxicos, la actividad minera, la sobreexplotación de bienes naturales, el desarrollo industrial e inmobiliario, las especies invasoras y el desecho de residuos mal gestionados, entre otras.
Si bien no existen estimaciones confiables sobre la tasa de pérdida de superficie de humedales, hay clara evidencia sobre su acelerada destrucción a nivel local a lo largo de los diversos territorios de nuestro país.
Según precisó Emilio Fernández, referente del Centro de Rescate de Fauna Silvestre Granja Los Pibes, el partido de Tandil tiene 4.935 kilómetros cuadrados, de los cuáles el 0,6 por ciento corresponde a humedales. “Un humedal desaparece siete veces más rápido que un bosque”, aseveró a modo de alerta.
Los Coipos en Tandil
Los Coipos es ese ecosistema local y se ubica a 29,1 kilómetros del ejido urbano, una biósfera destacada por varios expertos. De hecho, hace unos meses realizaron una jornada informativa en ese espacio a fin de generar conciencia sobre la importancia de los humedales y visibilizar la problemática que sufren.
Beruhard fue precisamente uno de los disertantes y señaló que la preservación de los humedales es clave para un montón de cuestiones intrínsecas a lo que es la ecología de todos los ambientes. Además, destacó que al ser reservorio de agua dulce resulta indispensable para la subsistencia de la vida en sí.
Asimismo, al conversar con El Eco de Tandil, reveló que existe un fenómeno natural de disminución de los humedales y cuando esto ocurre, los que permanecen se convierten en verdaderas “islas de vida”, ya que allí se concentran los animales que de otra manera estarían distribuidos en todo el ambiente.
Por otro lado, el experto destacó que el valor de la flora y la fauna asociada a los humedales es múltiple, más allá del valor intrínseco de haber permitido la evolución de seres por milenios. “Eso debería ser suficiente para convencernos a todos de la importancia de preservarlos”, consideró.
Un concepto polémico
Finalmente, Javier Beruhard se refirió a la propuesta de legislación nacional para la regulación, protección y conservación de los humedales, que como se mencionó más arriba, desde el año 2013 se han presentado diferentes proyectos de ley pero hasta el momento todos perdieron estado parlamentario.
“Es un poco polémico el concepto de que una ley de humedales sea una necesidad”, dijo, argumentando que existen leyes que protegen a los ambientes naturales. No obstante, se aclamó, entre muchos, defensor de la vital importancia de seguir sumando amparos legales para esos hábitats que a pesar de las reglamentaciones vigentes “se están viendo presionados y más degradados por la actividad humana”.
Como antecedente, una de las legislaciones existentes es la Ley 23.919 de Ecología donde en 1991 se aprueba una Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, firmada en Ramsar.
En línea con los compromisos asumidos públicamente por diversos funcionarios públicos y el propio Gobierno nacional en el marco de la emergencia climática actual, Argentina necesita de manera urgente avanzar en el establecimiento de una ley de presupuestos mínimos a nivel nacional para promocionar la conservación, la gestión sostenible y la restauración de estos ecosistemas.