Con la deforestación mundial avanzando a un ritmo alarmante, líderes internacionales, especialistas ambientales y organismos multilaterales ultiman los detalles del Fondo de Financiamiento para los Bosques Tropicales (TFFF, por sus siglas en inglés).El objetivo es ambicioso, quiere frenar la pérdida de los bosques tropicales y subtropicales, esenciales para la estabilidad climática del planeta. Su lanzamiento formal está previsto para noviembre de 2025, en el marco de la COP30 que se celebrará en Belém do Pará, Brasil, corazón de la Amazonía.La propuesta busca crear un mecanismo sostenible, evitando que los proyectos de conservación dependan únicamente de la volatilidad de donaciones internacionales o de fondos estatales escasos.Los bosques elegibles comprenden alrededor de 1.200 millones de hectáreas en 76 países, con prioridad para ecosistemas críticos como la Amazonía, la cuenca del Congo y los bosques del sudeste asiático.<section class="noteSuggested" data-id="139245,138901,138427" data-title="Puede interesarte"></section><h3 style="text-align:justify;">Versiones y reversiones</h3>La iniciativa fue concebida hace más de quince años por Kenneth Lay, exalto ejecutivo del Banco Mundial, y comenzó a tomar forma concreta en 2018 cuando el Center for Global Development retomó la propuesta y la difundió públicamente. En 2023, la idea fue acogida por el gobierno brasileño y presentada por primera vez en el marco de la COP de Dubái.Desde entonces, el proyecto ha sido desarrollado por un equipo técnico compuesto por representantes del gobierno de Brasil, el Banco Mundial, la firma Lion’s Head Global Partners y otros socios estratégicos. La propuesta actual mantiene la sigla TFFF, aunque ahora adopta un nuevo significado: Tropical Forest Forever Facility (Fondo de Bosques Tropicales para Siempre).Hasta marzo de 2025 se han elaborado dos documentos conceptuales sobre el TFFF. La primera versión, con fecha del 5 de julio de 2024, y la segunda, publicada el 24 de febrero de 2025, incluyen avances y ajustes que reflejan la evolución del proyecto.Uno de los principales cambios introducidos en la Versión 2 fue la conformación de un Comité Directivo Provisional, integrado por doce países, de los cuales seis cuentan con grandes extensiones de bosques tropicales (Brasil, Colombia, República Democrática del Congo, Ghana, Indonesia y Malasia); mientras que otros seis son los potenciales financiadores (Francia, Alemania, Noruega, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Estados Unidos).Este comité quiere garantizar una gobernanza equilibrada entre los países que buscan proteger sus bosques y los que están dispuestos a aportar recursos financieros para ello.<h3 style="text-align:justify;">Bosques que desaparecen</h3>El 2024 fue un año testigo de la pérdida sin precedentes de bosques tropicales primarios, alcanzando 6,7 millones de hectáreas, un aumento del 80 por ciento respecto al año anterior.De acuerdo a fuentes como Reuters y otros medios de comunicación, Brasil lideró esta pérdida con 2,8 millones de hectáreas devastadas, impulsadas principalmente por incendios exacerbados por la sequía más intensa en décadas. Bolivia, en tanto, ocupó el segundo lugar con una pérdida del 200 por ciento, también debido a incendios exacerbados por sequías extremas.En la Argentina, la situación también es alarmante. Durante el año pasado se perdieron aproximadamente 150.000 hectáreas de bosques nativos en el norte del país, principalmente en las provincias de Santiago del Estero, Chaco, Formosa y Salta. La mayoría de estos desmontes fueron ilegales, realizados en zonas protegidas por la Ley Nacional de Bosques. Asimismo, el sur del país (particularmente La Patagonia) también sufrió consecuencias graves en esta materia, ya que durante la temporada de incendios comprendida entre octubre de 2024 y marzo de 2025 se devastaron unas 31.722 hectáreas de bosques andino-patagónicos.Este número representa un aumento considerable en comparación con la temporada anterior, donde se registraron 7.747 hectáreas afectadas. Los últimos incendios han sido catalogados como los peores en las últimas tres décadas en la región, tanto por su magnitud como por su impacto en ecosistemas protegidos y comunidades locales.<h3 style="text-align:justify;">Una “falla de mercado”</h3>El TFFF es una iniciativa liderada por Brasil, con el apoyo de organismos multilaterales y países donantes, que busca establecer un fondo de inversión de 125.000 millones de dólares. Los rendimientos se destinarían a pagar anualmente cuatro dólares por hectárea a mil millones de hectáreas de bosque tropical repartidos en 73 países según el listado contenido en la Versión 2.En la Versión 1 sólo figuraban 67 países con bosques tropicales de ingresos bajos o medios, según el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF). En cambio, en la Versión 2 figura, por ejemplo, China que es un país de ingresos medios altos según el BIRF. Por otra parte, en la Versión 2 se amplió la definición de “países con bosques tropicales” a “países que se encuentran dentro de los límites de los biomas de bosques húmedos tropicales y subtropicales de hoja ancha y áreas de manglares adyacentes” lo que abarca a países como Argentina.El mecanismo pretende corregir una "falla de mercado" al asignar un valor monetario a los servicios ecosistémicos, como el secuestro de carbono, la gestión del agua y la preservación de la biodiversidad.El Fondo inscribe en la lógica del “capitalismo verde” que propone valorizar monetariamente los servicios de los ecosistemas para supuestamente conservarlos, evitar su deterioro y pérdida. Según esta concepción, aquello que es gratis no se cuida, entonces si un servicio ecosistémico tiene precio, puede atraer capitales que busquen obtener una ganancia y cuidar ese servicio.Actualmente la madera, los frutos, las raíces, tienen precio dependiendo del tipo y características del árbol. Esta es la parte material del árbol que ya se encuentra mercantilizada. En cambio, los servicios ecosistémicos se refieren a la parte inmaterial del árbol, como es su capacidad de producir oxígeno, almacenar carbono, despedir vapor de agua a la atmosfera, ser hogar para diversos animales e insectos, controlar la erosión, dar sombra y muchas otras funciones ambientales más.<figure class="image"><img style="aspect-ratio:900/675;" src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/05/deforestacion_1.jpeg" alt="deforestación - 2" width="900" height="675"></figure><h3 style="text-align:justify;">¿Una solución insuficiente?</h3>Organizaciones como la Fundación Solón de Bolivia han expresado preocupaciones sobre el TFFF, argumentando que el pago de cuatro dólares por hectárea es insuficiente para valorar adecuadamente los múltiples beneficios que ofrecen los bosques tropicales.Además, señalan que el fondo dependería en gran medida de inversiones privadas, lo que podría priorizar los intereses de los inversores sobre las necesidades de las comunidades locales y los pueblos indígenas. La Fundación Solón también cuestiona la estabilidad de los pagos, ya que estarían sujetos a la rentabilidad del fondo, lo que podría generar incertidumbre en los países receptores.Las voces que no avalan o, como mínimo, cuestionan la propuesta planteada exigen la necesidad de evaluar cuidadosamente los mecanismos y garantizar que las soluciones financieras no perpetúen las desigualdades existentes ni comprometan la soberanía de las comunidades locales.A medida que se acerca la COP 30, el debate sobre el TFFF continúa, reflejando las complejidades de abordar la crisis climática y la conservación de los bosques tropicales en un contexto global interconectado.Mientras tanto, el lanzamiento del TFFF durante la COP30 se plantea como un momento clave para el futuro de los bosques tropicales. Si bien hay entusiasmo por la escala de la propuesta, el tiempo apremia: expertos como Carlos Nobre, climatólogo brasileño, advierten que la Amazonía podría alcanzar un punto de no retorno hacia 2030 si no se toman medidas drásticas.De allí la importancia de iniciativas que no solo financien la protección forestal, sino que promuevan un modelo de desarrollo alternativo, basado en economías sostenibles, gobernanza democrática de los territorios y un cambio cultural profundo respecto a la relación con la naturaleza.<h3 style="text-align:justify;">Comprometidos con la Argentina</h3>Tal como se detalla arriba, nuestro país enfrenta una grave crisis de deforestación y la situación ha generado preocupación tanto a nivel nacional como internacional, y diversos actores están involucrados en el debate y las acciones para frenar esta problemática.Al caso, Greenpeace ha sido una voz activa denunciando la deforestación ilegal en el norte de la Argentina. En 2024, la organización reportó que la pérdida de bosques allí fue de casi 150.000 hectáreas, un 10 por ciento más que el año anterior. La mayoría de estos desmontes ocurrieron en Santiago del Estero y Chaco, y se advirtió sobre la ilegalidad de muchas de estas actividades. Greenpeace ha reclamado la penalización de los desmontes ilegales y ha convocado a la ciudadanía a exigir acciones más contundentes por parte de las autoridades.Por su parte la Fundación Hábitat &amp; Desarrollo, miembro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), trabaja en la protección del medio ambiente y el desarrollo sustentable. Aunque su enfoque es amplio, ha participado en proyectos relacionados con la conservación de bosques y la biodiversidad en el país.En tanto que la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), una organización dedicada a temas de medioambiente y sostenibilidad, con un enfoque en la incidencia política y legislativa, ha participado en debates sobre políticas ambientales y ha brindado asesoría jurídica en casos relacionados con la deforestación y la protección de los recursos naturales.Finalmente, la Fundación Vida Silvestre Argentina trabaja en la promoción de prácticas de producción y consumo responsables, incluyendo el manejo forestal sostenible. Ha liderado la certificación forestal en Argentina bajo los estándares del Consejo de Administración Forestal (FSC) y ha impulsado la creación de la Red de Comercio Forestal.<h3 style="text-align:justify;">Debates y acciones</h3>En el ámbito nacional, se han producido debates sobre la efectividad de la Ley de Bosques y la necesidad de su fortalecimiento. Greenpeace ha denunciado que muchas de las actividades de desmonte se realizan bajo el pretexto de "manejo silvopastoril", que en realidad encubre prácticas de deforestación ilegal. Además, se ha señalado la complicidad de algunos gobiernos provinciales en la autorización de desmontes que violan la normativa vigente.A nivel internacional, organizaciones como Global Witness han acusado a entidades financieras de capitalizar indirectamente actividades de deforestación en la región del Gran Chaco, a través de inversiones en empresas. Estas denuncias han generado presión para una mayor responsabilidad corporativa y financiera en relación con la conservación de los bosques.En resumen, la lucha contra la deforestación en la Argentina involucra a una variedad de actores, desde organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales hasta instituciones financieras y gobiernos provinciales. El debate continúa en torno a cómo fortalecer las leyes existentes, garantizar su cumplimiento y promover prácticas sostenibles que protejan los bosques nativos y las comunidades que dependen de ellos.<h3>Un granito de arena en las sierras</h3>La Fundación Fe Natural es una organización sin fines de lucro nacida en Tandil, dedicada a cultivar un futuro sostenible e inspirar acciones transformadoras en la comunidad. Desde una mirada integral y amorosa del ser humano y su entorno, desarrolla iniciativas que abarcan la agricultura, la reforestación, la construcción con conciencia, las artes, el deporte y la educación, buscando fortalecer los lazos sociales y ecológicos en clave de regeneración.Para esto, la fundación busca que las buenas acciones no solo perduren, sino que se multipliquen, generando un impacto social positivo y duradero. En este sentido, desde Fe Natural reconocen la importancia del trabajo en red y su tejido de colaboración está integrado por organizaciones aliadas que inspiran o trabajan en líneas similares (ambientales, sociales, educativas, culturales), expertos y profesionales con quienes se comparte conocimiento y experiencia, y colaboradores voluntarios que suman su energía y saberes al desarrollo de las iniciativas.Una de las iniciativas más representativas de Fundación Fe Natural es su campaña de reforestación comunitaria llamada “Tu acción cuenta, plantá tu árbol”. Desde aquí&nbsp; buscan acercar a las personas a la regeneración del entorno natural a través de una acción simple, concreta y profundamente significativa: plantar un árbol nativo.<figure class="image"><img style="aspect-ratio:613/460;" src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/05/deforestacion_2.jpeg" alt="deforestación - 3" width="613" height="460"></figure><h3 style="text-align:justify;">“Tu acción cuenta, plantá tu árbol”</h3>La campaña invita a personas, familias, instituciones educativas, empresas y organizaciones a sumarse al proceso de restauración ecológica mediante la plantación participativa de árboles. Bajo el lema “cada árbol cuenta, cada acción suma”, la fundación articula jornadas de plantación en distintos puntos del partido de Tandil y la región.Así, a través de su vivero comunitario, cultiva especies autóctonas del ecosistema serrano y pampeano (como espinillos, talas, molles, barba de chivo, entre otros).Además de facilitar los plantines, Fe Natural brinda capacitación sobre el cuidado posterior de los árboles, asegurando que la acción no termine en la plantación sino que se traduzca en un vínculo sostenido con el árbol.El resultado de estas acciones es, nada más y nada menos, la regeneración de espacios degradados o urbanos, la creación de microhábitats para fauna nativa, conciencia comunitaria sobre el cuidado del ambiente y empoderamiento de las personas a través de una acción positiva.

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