“Cuando nos cayó el primer caso de Covid, todos tuvimos miedo”, confesó la enfermera Elsa Cejas
Es salteña. Hace quince años que vino a la ciudad enamorada de un tandilense y aquí formó su familia. Hace diez que trabaja en el Sanatorio Tandil y actualmente es enfermera del área de Covid-19. Con una cálida sencillez característica de la gente del norte del país, habló de su vocación, los miedos de los agentes de salud que siguieron al desembarco de la pandemia y la fortaleza, el coraje y la profesionalidad con que le hicieron frente y dieron y dan batalla. Muchas veces entre lágrimas.
Escribe Ana Pérez Porcio
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Su madre murió al dar a luz a su séptima hija, de modo que Elsa Noemí se convirtió un poco en la mamá de los más chiquitos mientras su papá salía a trabajar. Al crecer decidió que quería ser nutricionista y se inscribió en la Universidad, pero su padre no podía pagar sus estudios y con mucha pena debió dejar su sueño a un lado. Tiempo más tarde, el hombre, como si se sintiera en deuda con ella le entregó unos formularios para que los completara y estudiara enfermería. Hizo los primeros seis meses y no se hallaba, hasta que salió a hacer trabajo de campo y se encontró con madres con sus hijos en brazos dándole las gracias por la contención que necesitaban… fue allí que aquella vocación de servicio nacida cuando cuidaba a sus hermanitos salió a la luz. Sabía qué quería ser en la vida.