“No discrepéis entre vosotros, enriqueced a los soldados y burlaos del resto..."
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(Septimio Severo. Emperador romano. 145-211)
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailCartago había sido el peor enemigo de Roma y, por esta razón, el acento con el que hablaba Septimio Severo, nacido en una ciudad que había tenido importancia en el imperio cartaginés, inspiraba recelo y burlas, aun cuando para su época los emperadores ya procedían de diversas regiones del Imperio Romano. A pesar de la desconfianza que generaban su origen y su aspecto africano —bajo, corpulento, de piel oscura y con el cabello rizado—, Septimio Severo logró una carrera política que lo llevaría a ser gobernador en Panonia (hoy Hungría), un paso clave en su ascenso al trono imperial.
Austero y poco dado a fiestas sociales, trabajaba intensamente y privilegiaba siempre la cena familiar. Dueño de un carácter frío y meticuloso, planificaba cuidadosamente todas sus acciones. Cuando el sucesor de Marco Aurelio, Cómodo, fue asesinado, Septimio Severo vio la oportunidad de materializar lo que los astros —en los cuales creía firmemente—, sus propios sueños (en los que confiaba) y los arúspices le habían predicho: ser emperador. Septimio Severo fue uno de los emperadores más notables, en especial por las consecuencias de su reinado. Militarizó el Imperio de tal modo que las decisiones relevantes dejaron de pasar por el Senado.
