Un gesto de caballerosidad que terminó mal
Relatos de estudiantes de 6to año de la Orientación en Comunicación del Colegio Ayres del Cerro. Los mismos se trabajaron en el Taller de Producción en Lenguajes coordinado por la profesora Gabriela Ballarre.
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Por: Simón Duringer
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailCorría el año 1982. Mi papá acudía a una escuela de la zona rural, cerca del campo donde él vivía llamado “La Laguna”. Con su hermana, iban cada uno en una Zanella 50 al colegio, a los nueve años de edad, y eran los dos muy chicos corporalmente.
Ese día al terminar la jornada, mi papá llevaba a una profesora llamada María y su hermana a otra -ninguno de los dos recuerda el nombre de ella- para alcanzarlas a un lugar y que puedan hacer dedo, ya que era algo común que hacían siempre.
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Esa zona era de tener mucha tierra suelta, y la moto empezó a derrapar con la rueda de atrás. Mi papá, al intentar volantear la moto, terminó de derrapar, se cayó él -que iba manejando- y la profesora. Luego de esto, mi padre se subió de vuelta a la moto para retirarse, en cambio la profesora no quiso volverse a subir, ni ese día, ni nunca más.
Lo raro de esta situación es que la profesora en ningún momento se enojó con mi papá, esta situación se la tomaron los dos de manera graciosa, no fue motivo de enojo.
No hay asado, ni juntada, ni reunión familiar en mi casa que no incluya esta anécdota y no sea divertida, como siempre le decimos a mi padre fue un gesto de caballerosidad que terminó mal.
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