Del nicho coleccionista al mainstream cultural: el relanzamiento de Power Rangers que conquista a todas las generaciones
El relanzamiento de Power Rangers con la línea Mighty Morphin Re-Ignition une nostalgia y modernidad, revitalizando el coleccionismo. Figuras, Dinozords y accesorios mejorados ofrecen experiencias dinámicas tanto para coleccionistas veteranos como para nuevas generaciones.
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Lo que alguna vez fue un fenómeno televisivo infantil hoy se consolida como un símbolo cultural que atraviesa generaciones, estéticas y formatos. Los Power Rangers, nacidos en los años 90 como una adaptación occidental de la serie japonesa Super Sentai, resurgen con fuerza en el mercado argentino, no solo como juguetes, sino como piezas de memoria colectiva.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLos juguetes retro están redefiniendo el consumo cultural, convirtiéndose en auténticas piezas deseadas. Para 2001, la franquicia Power Rangers ya se había posicionado como los juguetes con licencia más vendidos de la década de 1990: 6 mil millones de dólares al por mayor desde 1993, según cálculos de Saban Entertainment. Hoy, la nueva generación de niños tiene la posibilidad de vivir la misma emoción que sus padres, con figuras que no solo son coleccionables, sino que también invitan a imaginar aventuras y batallas épicas en el juego cotidiano.
El relanzamiento de sus figuras coleccionables —con nuevas ediciones que respetan la estética original y elevan el estándar de diseño— marca un punto de inflexión: ya no se trata solo de un producto para fanáticos, sino de una narrativa compartida que se instala en el mainstream cultural. Desde ferias temáticas hasta vitrinas de diseño, los Power Rangers se reconfiguran como objetos que condensan nostalgia, identidad y valor simbólico.
“Esta colección trae consigo figuras, Dinozords, accesorios y elementos de rol-play que honran la esencia clásica de la serie, pero incorporan mejoras modernas que los hacen más atractivos para coleccionistas y para quienes recién se suman al universo Ranger. Se trata de un relanzamiento que trasciende generaciones para que padres e hijos puedan compartir momentos de juego, uniendo la nostalgia de unos con la curiosidad de otros.” explicó Cristina Caffaro, marketing manager de Vulcanita.
En este escenario, el coleccionismo adquiere una dimensión que va más allá del entretenimiento. Para muchos adultos, recuperar figuras de su infancia representa una forma de reconectar con momentos personales, resignificar vínculos familiares y construir nuevas memorias desde lo tangible, mientras que, para los más chicos, se trata de encontrar en los Power Rangers una puerta de entrada a la fantasía y la creatividad, explorando historias que estimulan la imaginación y los valores positivos.
Además, el mercado de coleccionables ha evolucionado hacia una lógica de inversión y diseño. Figuras como las de la línea Mighty Morphin Re-Ignition no solo destacan por su calidad y fidelidad estética, sino que también ganan valor en plataformas de venta y comunidades especializadas. En la Argentina, este fenómeno se refleja en el crecimiento de espacios como ferias geek, tiendas especializadas y grupos digitales que promueven el intercambio y la conservación de piezas únicas.
“Otro gran atractivo es la colección de figuras en escala de seis pulgadas, con un nivel de detalle superior y múltiples puntos de articulación. Cada personaje viene acompañado de sus armas clásicas y accesorios característicos, pensados para enriquecer tanto la jugabilidad como el aspecto visual de las vitrinas de los coleccionistas", agregaron desde Vulcanita.
El regreso de los Power Rangers no es solo una estrategia de mercado: es una oportunidad para repensar cómo los objetos de la infancia se transforman en relatos que acompañan, definen y conectan a cada individuo. En tiempos donde la cultura pop se entrelaza con la identidad generacional, el coleccionismo emerge como una forma legítima de expresión y al mismo tiempo de unión, donde niños y familias pueden integrar la experiencia coleccionista con el simple disfrute del juego cotidiano.
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