“¡No se puede perder un reino de una manera más divertida!”

Jean Poton de Xaintrailles. Lugarteniente de Juana de Arco y Mariscal de Francia (1390-1461)
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLas frases o actitudes de reyes o personas notables suelen, con frecuencia, ser tomadas como trascendentes por sus colaboradores, amigos o parientes, aunque no lo sean en absoluto ni hayan sido expresadas con esa intención.
Carlos VII de Francia fue un rey que debió luchar por su trono y evitar que la corona cayera en manos de un inglés, como habíase estipulado en un tratado que la otorgaba a Enrique VI de Inglaterra. La corona francesa no tenía aún un poder generalizado. Francia era un conjunto de ducados, condados y señoríos feudales en donde los ingleses tenían también importantes dominios. La locura de su padre –Carlos VI-, la grave derrota en la batalla de Agincourt en la Guerra de los Cien Años y las luchas por el poder entre los franceses habían llevado a esa situación.
De ella lo rescataría Juana de Arco. Una joven campesina de diecinueve años, sumamente humilde e iletrada, que logró llegar hasta el futuro rey Carlos VII –aún no coronado a pesar de la muerte de su padre - y le relató que San Miguel le había ordenado liberar Francia levantando el sitio de Orleans y llevarlo a su coronación en Reims.
Con la sorpresa y rechazo de muchos en su Corte, Carlos aceptó y algunos caballeros que peleaban junto a él -entre los cuales estaba Jean Poton de Xaintrailles-, siguieron a Juana, liberaron Orleans donde fue herido y finalmente Carlos VII fue coronado rey en la Catedral de Reims.
Juana continuó guerreando pero cayó en poder de los ingleses. Xaitrailles intentó rescatarla tomando una ciudad pero Juana fue trasladada a otra. Carlos VII, ya rey, no movió un dedo por su liberación. Juana fue quemada en la hoguera por los ingleses.
Xaintrailles siguió luchando con Carlos VII, fue Mariscal de Francia y participó de la finalización de la guerra y consolidación de la monarquía.
Carlos VII, luego llamado “El Victorioso” o el “Bien Servido” tal vez en alusión a la lealtad de quienes le habían acompañado, fue un hombre a quien le gustaban los festejos y celebraciones.
En una ocasión, habiendo preparado una gran fiesta, se lo comentó con orgullo a Xaintrailles: “¿Que os parece? ¿No es magnífico?
Quien habiendo sufrido grandes vicisitudes para hacerlo rey y quizá recordándolo le replica: “¡No se puede perder un reino de una manera más divertida!”
Jean Poton de Xaitrailles se equivocaba. Carlos no perdió el reino. Sin perjuicio de muchos juicios negativos respecto a él como su temperamento cambiante, envidioso de los éxitos de sus colaboradores, temeroso de eventualidades, inició una costumbre que luego siguieron fielmente muchos de sus sucesores: tener una concubina oficialmente reconocida con la cual engendro varios hijos.