200 años de Tandil
"Sigamos haciendo de Tandil una tierra de oportunidades para todos"
Las palabras que el Intendente Miguel Lunghi expresó en el acto realizado en la cima del Parque Independencia.
La ciudad celebra el Bicentenario de su fundación. El Intendente Miguel Lunghi fue el único orador del breve acto realizado en la cima del Parque Independencia, a los pies de la estatua del fundador Martín Rodríguez.
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Acompañaron al primer mandatario local autoridades municipales, civiles y militares, así como representantes de instituciones, asociaciones y organizaciones de la comunidad.
El discurso completo del Intendente Lunghi
Autoridades civiles, militares y eclesiásticas.
Señor Presidente del Honorable Concejo Deliberante, Dr. Juan Pablo Frolik. Señoras y señores concejales.
Queridos docentes, alumnas y alumnos de las escuelas de Tandil.
Autoridades de la Universidad Nacional del Centro, de instituciones y organizaciones de la comunidad
Representantes de fuerzas políticas y de distintos niveles gubernamentales
Amigas y amigos, vecinos todos.
Hace cien años, en este mismo lugar, al pie de la estatua del fundador, aquellos hombres que tomaron la palabra en 1923, el día del centenario de Tandil, aludieron a un concepto dominante en todos los discursos: la idea de que la ciudad había dejado la adolescencia y entraba en una pujante adultez.
Tandil cambiaba de ciclo con el primer siglo de vida cumplido y aquellos hombres y mujeres sentían que debían estar a la altura de tamaño acontecimiento. A la altura de la Historia, así, con mayúsculas.
Mentiría si no les dijera a todos ustedes que la emoción me atraviesa el corazón. Cada palabra, cada silencio, cada mirada con los vecinos en este día lleva implícita la poderosa voluntad de la historia en movimiento. Dicho esto, también necesito quitarle cualquier sesgo de personalismo a este discurso.
Aspiro a que esta voz que ahora les habla, se le permita ser las voces de todos aquellos que tenemos la fortuna de poder ser contemporáneos, este 4 de abril de 2023, al bicentenario de la ciudad.
La voz de la maestra que nos enseñó a leer y escribir. La voz de los albañiles que levantaron las casas de los otros. La voz de los emprendedores, la memoria de la voz de nuestros padres y abuelos inmigrantes. Las voces de nuestros queridos muertos. La voz de las enfermeras que cuidan a los pacientes. La voz de los trabajadores, de los deportistas, de los profesionales, de los industriales, de los estudiantes, de los chacareros, de los comerciantes, de los empresarios, de los jóvenes y de los ancianos.
La voz del barrio en el que nos criamos, del club, de la escuela, de las fábricas, de los amigos, de los que aún sueñan en voz alta y de los que perdieron los sueños. La voz que habita la memoria ancestral de las familias a lo largo de diez generaciones, el eco que viene del pasado y va cruzando con nosotros hacia el porvenir. Esa voz que es tandilense hasta la médula, esa voz que sobrevuela el valle abrazado por las sierras milenarias, es la voz que todos los días de cada día ha hecho el Tandil que tenemos.
Como aquellos hombres y mujeres del centenario, también creo que hoy empieza un nuevo ciclo en la historia, un nuevo punto de partida para la ciudad. Tenemos, entre otras complejidades, un enorme desafío por delante: que esa prosperidad que inspiró hace doscientos años el brigadier general Martín Rodríguez sea lo más horizontal y democrática posible. Que esa riqueza, que ese desarrollo, que ese bienestar llegue hasta la última casa que se divisa desde esta altura, el gran mirador de la ciudad.
El bicentenario encuentra a la “Marca Tandil” en estado de gracia. La ciudad en la que todos quieren vivir, la ciudad con índices de bienestar que son valorados y admirados, la ciudad que nos enorgullece porque somos de aquí, porque construimos identidad y pertenencia, aún en medio de la globalidad que marca esta época.
Pero también es la ciudad que nos demanda la obligación moral de estar más cerca de los sectores vulnerables y dar respuesta a sus necesidades. También de seguir fortaleciendo la alianza entre los sectores público y privado, porque así se construye gobernanza y progreso. Juntos, con todas las voces, con todas las ideas, en la pluralidad y en la diversidad, teniendo en cuenta que antes que nada somos hijos de esta tierra.
Los árboles que hoy nos regalan su sombra fueron plantados por las manos de hombres y mujeres que no pensaron en ellos. La sombra era para el porvenir, la sombra reparadora era para el futuro.
Pues bien: el futuro ha llegado. Está vívidamente frente a nosotros. Podemos verlo y tocarlo. El futuro puede ser muchas cosas, pero para mí representa dos cuestiones ante todo: el futuro es la energía del Trabajo y el valor de la Oportunidad.
Todos nos merecemos un trabajo, una salud digna, un techo, una familia que podamos sostener: darles a nuestros hijos una educación con ideales, con compromiso, con una ética para ir por esta vida. Todos nosotros, los que nacimos bajo este cielo, merecemos esa felicidad modesta, simple, sencilla, pero esa oportunidad de oro.
Señoras y señores: aprecio el bicentenario de Tandil con gratitud, con emoción, con humildad, porque nos permite poner en este acto, hoy, aquí y ahora, nuestra PALABRA DE HONOR para que sigamos haciendo de nuestro querido Tandil UNA TIERRA DE OPORTUNIDADES PARA TODOS.