Florencia Carrera tiene 32 años y es oriunda de Gonzáles Chaves, pero como tantos otros jóvenes, vino a Tandil para estudiar en la Unicen; primero Tecnología de los Alimentos y después Teatro. Hoy vive en Pipa, un pequeño pueblo costero en el nordeste brasileño donde trabaja, hace medialunas y atiende su propia cafetería. 

Pero su historia —y la del proyecto que hoy se conoce como Lummus— empezó en otro lugar, en pleno confinamiento sanitario y en un departamento en Tandil donde, entre colectas solidarias, maratones de Harry Potter y experimentos culinarios, surgieron unas milanesas de soja rellenas que terminaron expandiéndose por toda la región: una idea sencilla que funcionó muy bien. 

Florencia recordó con claridad el quiebre que significó la cuarentena. “Es medio difícil hacer una recapitulación de todo, porque pasaron cinco años ya y me he movido mucho, hubo muchas transformaciones”, contó en diálogo con El Eco de Tandil desde su casa de Chaves, donde está pasando unos días antes de regresar a Brasil.