TANDIL PERDIDA
El Calvario cumple 82 años: historia y secretos de uno de los emblemas de la ciudad
Los notables artistas que moldearon en las esculturas, los siete rostros de Cristo y las películas de las que fue escenario.
Pasaron 82 años desde el caluroso domingo 10 de enero de 1943, cuando se inauguró el Calvario de Tandil. Junto a las sierras y la Piedra Movediza, es uno de los más importantes símbolos culturales e históricos del patrimonio de la ciudad.
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En una nota realizada con motivo de los 80 años del emblemático sitio, El Eco de Tandil dialogó con la Licenciada Magdalena Conti, especialista en Patrimonio y Turismo quien relató parte de la historia del lugar, y repasó algunas de sus particularidades, como la planta estelar de escultores que trabajaron en su concreción, y los múltiples rostros de Cristo.
Con el fin de potenciar el incipiente perfil turístico de Tandil, y hacer de la ciudad un centro de peregrinación religiosa, se gestó la obra inaugurada en el verano del 43’. En el cerro se emplazan, hasta el presente, una serie de esculturas que recrean las 14 estaciones del Vía Crucis. En su cima se ubica una representación de Cristo sobre una inmensa cruz de 25 metros.
El cruce entre espacio de devoción religiosa y turismo quedó registrado desde la misma jornada inaugural. La crónica publicada entonces por El Eco de Tandil en 1943 señalaba que “la comitiva oficial, lo mismo que el público, se admiró del monumento que ha quedado incorporado al acervo de nuestra ciudad como una poderosa antena de atracción turística”.
Tras definir a un Calvario como un grupo de imágenes que representan a la Pasión de Jesucristo, Magdalena Conti comenzó su relato proponiendo “caminar en el tiempo”. Al pie de la cruz se preguntó “¿Por qué colocar un espacio sagrado, en un espacio natural?". Planteó como respuesta que "siempre el hombre necesitó estar en relación con lo superior, y necesitó algo para poder ver y tocar, y en este sentido las esculturas nos permiten hablar con algo espiritual pero que está expresado en un elemento”. Mientras dialogaba con este medio, un grupo de turistas observaba con curiosidad.
Para la especialista en patrimonio, “una ciudad es la suma de su inmigración, de sus creencias, de su cultura, y también de sus devociones”. En este sentido consideró que la identidad religiosa en Tandil está “muy presente”, pero que el Calvario se conforma como un hito no sólo en su sentido religioso o turístico. Forma parte, más allá de creencias, del patrimonio cultural, natural e histórico de la ciudad.
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Primeras estaciones
El 10 de enero de 1943 El Eco de Tandil presentó entre sus títulos “En una solemne ceremonia fue inaugurado el monumento al Calvario en el Parque Redolatti”. Hacía 3 años que el comerciante e industrial Pedro Redolatti había donado las 9 hectáreas de un cerro de su propiedad para la concreción de un lugar de devoción que había proyectado su primo, el Monseñor Fortunato Devoto.
Fue este sacerdote quien le presentó la propuesta a la presidenta de las Damas de la Sociedad de San José, Elisa Alvear de Bosch. Se trataba de un grupo de mujeres de la aristocracia porteña que funcionaba desde el año 1874, y que en su tarea de caridad construían hogares y asilos. El Calvario de Tandil fue su primera y única intervención urbana religiosa.
A través de las gestiones de Alvear de Bosch, quien se puso al frente del proyecto, se logró que la obra sea proyectada nada menos que por el prestigioso arquitecto e ingeniero Alejandro Bustillo, quien fuera reconocido por haber ideado el Casino y el Hotel Provincial de Mar del Plata durante la gobernación de Manuel Fresco en la provincia de Buenos Aires.
Bustillo implicó en el proyecto a su hermano Exequiel, por entonces director nacional de Parques Nacionales. En nombre de esa Dirección, Bustillo donó un alerce proveniente del entorno del Lago Nahuel Huapi, con el que se construyó la primera cruz de 17 metros.
A través de las gestiones de Alvear de Bosch se logró el compromiso de distintas familias de la elite porteña y local, quienes realizaron aportes para la concreción del Calvario en ciernes. A su vez, la Municipalidad donó otro terreno para prolongar la llegada al cerro y los olivos que enmarcan la entrada. En 1940, se anunció la puesta en marcha de la obra.
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Los 7 notables
Para concretar las representaciones de las 14 estaciones del Vía Crucis, las Damas de la Sociedad de San José gestionaron el compromiso de destacados artistas. “Eligieron a los principales escultores, o como diríamos hoy, los escultores top de la década del 40´. Fueron 7, y entre ellos estuvieron José Fioravanti, Roberto Capurro, Carlos de La Cárcova, Horacio Cerantonio, y el más representativo, porque hizo la cruz, Santiago Berna. No hubo ninguna lucha ni diferencias entre ellos, porque era un espacio religioso”, relató Magdalena Conti.
La especialista contó también que ninguno de los escultores cobró por su trabajo, y que sólo pidieron que el material necesario sea remitido a sus talleres. Los conjuntos escultóricos fueron realizados en piedra “Mar del Plata”, un material vulnerable al efecto del clima, por lo que las obras originales fueron reemplazadas por réplicas a medida que se vieron afectados.
Al haber sido 7 los escultores, también fueron 7 las representaciones de Cristo. Aunque los visitantes ocasionales no lo perciban a simple vista, hay grandes diferencias entre las estaciones, de acuerdo a la mirada del artista.
“Fueron siete escultores, y son siete Cristos diferentes. Algunos tienen más dramatismo, otros son más geométricos. Unos tienen una contextura física trabajada, hoy diríamos de gimnasio, otros están mucho más hasta bajitos”, contó la especialista.
Agregó que entre los escultores,“Cerantonio es el más dramático. En, por el contrario, Capurro se ve una corona de espinas sencillas y la soga que ata su túnica”.
“Con Berna inicia y termina el Vía Crucis. Te das cuenta por el peinado, por el perfil, por la barba cortada, por el cinturón de su túnica”, señaló Conti al pie de la primera estación. Llegando al final del recorrido, se observan un conjunto de estaciones en los que las formas son mucho más geométricas, de perfiles duros, y realizados sin aire entre cada figura. Cada uno de los conjuntos, observó Conti, “se observan desde 360 grados, no tenemos información sólo si los miramos de frente”.
La enorme cruz maciza de material que corona el cerro reemplazó a la original de madera, también afectada por el clima. La figura principal, por su parte, está conformado por una estructura metálica y en su interior es hueca. Su presencia, sostuvo Conti, cumple con “aquello que pidieron las Damas de San José, que era un Cristo que se viera desde la ciudad, imponente, iluminado en la noche”.
Inauguración y después
Tras casi 3 años de obra, el 10 de enero de 1943 fue la fecha anunciada para inaugurar el Calvario. Para el acto se invitó a todas las autoridades nacionales, incluso al presidente Ramón Castillo, quien sería derrocado pocos meses después.
“Las autoridades venían en comitivas, no en coche sino en el tren. Cuando la locomotora iba disminuyendo su velocidad, todos los medios podían capturar a través de las ventanas a los importantes asistentes. Era una forma de mostrar, de mostrarse, y también de seguridad”, contó Magdalena Conti. Ese día, relató la especialista, el Calvario se llenó.
Luego de una serie de actividades protocolares durante la mañana y el mediodía, la ceremonia inaugural fue a las 18, con una procesión hasta la cruz. Allí una de las oradoras principales fue Elisa Alvear de Bosch.
El día después, El Eco de Tandil dedicó la parte inferior de su portada al titular “Fueron inauguradas ayer la escala santa y el monumento al calvario”. Pero en un espacio mayor, un texto titulado “La Procesión anduvo por dentro”. A modo de pequeña crónica crítica, en la misma se daba cuenta de que “seis o siete mil personas apeñuscadas en la cima de un cerro no es cosa de todos los días”.
De acuerdo a la breve reseña publicada entonces, durante la jornada “la frialdad de las almas era evidente bajo los dardos solares”. Por el intenso calor del mediodía, señalaba la columna, ninguno de los presentes quiso hacer caso a la voz de un locutor que llamó a subir las escalinatas bajo el sol.
“La multitud descendió la montaña. Allá quedaron las estaciones con la precaria protección de unos árboles calcinados. El Crucificado, sólo, en la cima del Calvario, quedó también como el símbolo de todas las angustias”, concluía el texto.
Un registro de la jornada inaugural está plasmado actualmente en la entrada del cerro. Allí, una placa recuerda que fue la Sociedad de San José quien erigió el lugar. En otra placa se señala que es el “Pueblo de Tandil” el que saluda al Calvario.
“Cuando hablamos de pueblo estamos jerarquizándolo. No tomemos el entorno o la dialéctica del momento como la actual. No es porque era un pueblo y luego se convertiría en ciudad. Este era un honroso, elegante, pueblo para recibir este conjunto escultórico”, concluyó Conti.
Aunque el turismo religioso haya dado paso en los últimos años a un turismo más exclusivo, no concentrado sólo en Semana Santa, a sus 80 años, el Calvario sigue siendo una visita obligada para los turistas que pasan por la ciudad. Para los locales, es un espacio que forma parte de la identidad de Tandil. Están quienes se persignan cada vez que cruzan la Avenida España, o quienes prefieren pasar una tarde en el cerro, rodeados de naturaleza e historia.
Como tantos otros paseos, entornos naturales, barrios, obras y monumentos, el Calvario mantiene también vivo el reclamo por el respeto, cuidado y promoción del patrimonio de la ciudad que en breve cumplirá nada menos que 200 años.
En la pantalla grande
Los primeros años del Calvario quedaron registrados en un conjunto de películas, algunas de las cuales fueron recientemente recuperadas. Quizás una de las más significativas, aunque no tan recordada haya sido “La Pasión desnuda”, film del año 1952 dirigido por Luis César Amadori con protagonismo de María Félix.
La película concluye con una escena en la que la estrella mexicana asciende de rodillas las escalinatas a la cruz. La presencia de la actriz en la ciudad despertó tantas manifestaciones de admiración como de reserva, ya que su declarada vida licenciosa chocaba con cierta concepción católica de la corrección.
A su vez, el docente, crítico y principal conservador de la filmografía argentina Fernando Martín Peña, proyectó en su ciclo Filmoteca Online un film que le cedió el tandilense Santiago Suasnábar. Podría tratarse de “Semana Santa en Tandil”, película documental realizada por Antonio Solano Ruiz entre 1953 y 1954. En la misma, las escenas de las tradicionales “Estampas” se entremezclan con las figuras de piedra de las estaciones del Vía Crucis del Calvario.
Pero quizás el registro audiovisual más antiguo del Calvario sea el film "Vía Crucis", recientemente recuperado por el Movimiento Audiovisual Platense. El trabajo data del año 1947 y fue realizado por Cándido Moneo Sanz, histórico director, titiritero y gestor cultural argentino. En las imágenes, también disponibles online, pueden observarse las esculturas originales y la primera cruz de madera.