El gastronómico Cabrera cuestionó la crisis y señaló que "un poco hay que arriesgarse y tener esperanza"
El empresario criticó la especulación en torno al dólar y desmintió que los insumos del rubro aumenten de forma indiscriminada como para aprovecharse con los precios. Celebró la posibilidad de trabajar y el buen pasar del sector. Además, aseguró que "hay que tener esperanza, no es una cuestión política; es de supervivencia. Hemos pasado varias y hemos salido".

El emprendedor gastronómico Franco Cabrera celebró el rotundo éxito que tuvo el Día del Amigo en el rubro y ofreció una mirada opuesta al discurso dominante sobre la crisis económica y sus repercusiones. En esa línea, enfatizó que el sector puede trabajar “muy bien” y minimizó el impacto de la inflación en las cocinas locales.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailEn medio de un receso invernal aupicioso en términos de afluencia de visitantes y un público tandilense que consume sostenidamente la oferta gastronómica de la ciudad, Cabrera no encontró motivos para quejarse de la situación actual.
El empresario, dueño de pizzerías, parrillas y bares, conversó con el ciclo radial “Cosas que pasan” (104.1 Tandil FM) y apostó a la calma para “no volverse loco”, en el marco de un escenario fogoneado por las fluctuaciones del dólar -que en su versión “ilegal” superó los 300 pesos- y la especulación de los mercados financieros, que luego se traducen en una suba indiscriminada de precios.
Precios estables
Al respecto, el entrevistado afirmó que no se registran faltantes en el ámbito alimenticio, ni grandes inconvenientes para conseguir productos, más allá de las cuestiones estacionales, y sostuvo que la remarcación de costos ha sido mínima.
“Debe ser más complicado en el rubro tecnología u otro tipo de empresas, pero en nuestro caso, por ejemplo, los quesos no subían desde abril y ahora aumentaron un 10 ó 15 por ciento. No entiendo esta locura de que el dólar se va y no vendemos más”, reflexionó.
Además, indicó que algunos cortes de carne bajaron su valor por la falta de consumo y agregó que el pollo se incrementó apenas un 10 por ciento, en tren de desterrar la noción colectiva de que “todo sube a cada rato como el dólar”, como marca la tendencia.
Calma y esperanza
Asimismo, frente a la especulación y la falta de previsión para proyectar gastos a futuro -una metodología que impera en casi todos los sectores-, el empresario graficó que pasó recientemente un presupuesto para noviembre porque, más allá de algún ajuste que tenga que hacer sobre la fecha, no quiere “cerrarse al futuro”.
“Un poco hay que arriesgarse y tener esperanza, no es una cuestión política; es de supervivencia. Hemos pasado varias y hemos salido, hay que tener esperanza”, opinó.
De este modo, expresó que “hay que mantener la calma y ver el día a día, uno gana de lo que trabaja, de lo que hace, que en mi caso es brindar un servicio. Sí hay que acomodar los precios, esto es verdad, pero estuvimos un año y medio cerrados por la pandemia y no nos vamos a generar una pandemia psicológica y especulativa, que es peor“.
Un país en crisis constante
Por su parte, Cabrera refirió que esta crisis no lo asusta y aseguró que ha visto pasar mucha agua bajo el puente. En más de 30 años de actividad, vivenció diversos momentos del país como la hiperinflación en la época de Alfonsín, la crisis de 2001 y la pandemia de Covid, el escollo más reciente.
“Tengo 48 años, en la hiperinflación trabajaba en un almacén y había que remarcar dos veces por día, hemos pasado tantas cosas. No se podía trabajar, ahora mientras podamos hacerlo… La gente viene a Tandil contenta, hay movimiento, hay cabañeros que dicen que tienen la mayor ocupación en 15 años. Ganaremos más o menos en dólares blue, pero en la diaria podemos pagar los sueldos, los alquileres, mejorar los negocios: eso lo podemos hacer y hubo épocas que no”, definió.
Por otro lado, Cabrera puso el foco en la dificultad para conseguir personal y argumentó que el principal competidor es el Estado que “le paga a la gente sin trabajar y uno le tiene que pagar el doble que ellos”.
En este sentido, subrayó que la proliferación de programas sociales no incentiva la disponibilidad de mano de obra en el mercado laboral y señaló que “sin gente que trabaje no podemos sostener ninguna actividad, cuesta conseguir gente preparada y con responsabilidad, que quiera trabajar doble turno”.