El proyecto de lectura del Hospital de Niños celebró su primera década formando lectores
El proyecto Todos Leemos, coordinado por la Sala Abierta de Lectura y por la Fundación Hospital de Niños Debilio Blanco Villegas, cumplió diez años de labor sostenida en el lugar. Se descubrió una pequeña placa alusiva en la sala de espera y hubo reconocimientos a los mediadores voluntarios que sostienen el espacio.
El proyecto Todos Leemos nació casi junto con el Hospital de Niños y desde octubre de 2009 desarrolla allí sus actividades. Desde entonces se habilitó un espacio de lectura en la sala de espera del centro asistencial a cargo de mediadores voluntarios formados para esta tarea y coordinados por la Sala Abierta de Lectura y por la Fundación Hospital de Niños Debilio Blanco Villegas. Para celebrar los diez años de trabajo sostenido, se descubrió una pequeña placa en la sala de espera del nosocomio que homenajea la iniciativa y se entregaron reconocimientos a los mediadores de lectura que trabajan voluntariamente en el proyecto.
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Rosana Goyeneche, coordinadora de la Sala Abierta de Lectura, exhibió su felicidad y le contó a El Eco Multimedios que el espacio se gestó con mucha paciencia e implicó un gran debate hacia adentro, por eso celebran con entusiasmo la labor mantenida a lo largo del tiempo.
“Quisimos que fuera un espacio para construir lectores entre los niños, las familias y los mediadores. Planteamos una capacitación inicial con los propósitos del espacio, cada uno viene con diferentes expectativas y hay ciertos prejuicios en torno a qué leer, cómo, hasta dónde involucrarse”, señaló.
El encantamiento de un amor
La coordinadora hizo especial hincapié en la valorización del encuentro con el niño vinculado a partir de un libro y de una historia, para comenzar a construir un camino lector. Además de despertar en los niños el placer por la lectura, se busca propiciar un encuentro entre el niño, la familia y el libro. Se trata de lograr que el tiempo compartido entre padres e hijos se fortalezca a través del vínculo afectivo que permite la lectura.
“No vemos los cambios inmediatos, siempre estamos construyendo y ampliando el camino lector. Hasta hay bebés a los que iniciamos, en algún momento eso va a estar en su camino lector”, sostuvo, confiada del encantamiento que la lectura ejerce en todos aquellos que se atreven a desandar sus senderos.
“Creemos que la lectura juega un papel relevante en la construcción de la realidad que nos toca vivir, genera conocimiento, enriquece el espíritu, dota a las personas de más espacio interno y ayuda a crecer en múltiples aspectos. Leer posibilita que los niños tengan acceso al saber, se apropien de la lengua escrita, construyan identidad, conozcan otras identidades, las acepten y se nutran de ellas”, expresó.
Por último, Goyeneche subrayó el papel preponderante de la comunidad en la existencia de un espacio de estas características: “Este proyecto se sostiene por la comunidad, personas que llegan a nosotros y entusiasman a otros a partir de las experiencias personales. Que más gente se entusiasme y se sume”.
Todo vuelve
Gustavo es un mediador de lectura que está desde los inicios y cada semana concurre una hora para compartir su tiempo con los pequeños que aguardan ser atendidos. En total el proyecto cuenta con 15 horas semanales de lectura coordinadas por diferentes voluntarios.
“Tenía mis nietos fuera de Argentina y necesitaba ofrecer mi amor a los chicos de alguna forma. Y sigo. Ha ido cambiando, al principio veníamos, sacábamos las mesitas y no se acercaban, se preguntaban qué era. Ahora sacamos las mesitas y los chicos saben que llegan los libros, y se sientan, es todo más dinámico”, detalló.
Convencido de que “el contacto con los chicos es maravilloso”, afirmó que el vuelto es siempre de más y que todos resultan beneficiados con la experiencia. “Me voy más contento yo”, definió.
“Hace quince días me llevé puesto el abrazo de una niña, mi compañera me dijo ‘¡qué abrazo te llevás!’, fue increíble, los chicos devuelven la atención de alguien que está con ellos. Estamos para ellos, no nos distraemos con nada”, puntualizó.
Otra de las voluntarias que oficia de mediadora desde hace 9 años refirió que “el proyecto funciona bárbaro y los chicos lo necesitan, a veces no quieren entrar a la consulta y se llevan el librito, están más entretenidos y acompañados”.
También expuso que las familias comparten el momento cuando ven que el lugar está bien armado y hay material para leer a sus hijos e inaugurar una nueva experiencia, que quizás no es habitual en el interior del hogar. “A veces en sus casas no comparten ese tiempo y acá lo aprovechan”, finalizaron.