La familia de Mili volvió a marchar para pedir justicia y la “pena máxima”
Los padres, familiares y amigos de la joven asesinada encabezaron ayer la tercera movilización.
:format(webp):quality(40)/https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/11/marcha_mili_quenaipe_811.jpeg)
A poco más de dos meses del asesinato de Milagros Quenaipe, ocurrido el 31 de agosto a las 6.30, en Rodríguez y Uriburu Sur, familiares y amigos volvieron a movilizarse ayer por la tarde para reclamar justicia, la aplicación de la “pena máxima” y extender el pedido por mayor seguridad.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa concentración, la tercera desde el trágico suceso que conmocionó a la comunidad, tuvo lugar en la intersección de España y Rodríguez. Alrededor de una treintena de personas se congregó portando pancartas y vistiendo remeras con mensajes que reflejaban la consigna.
“Hoy marchamos porque nos falta nuestra amiga”; “tenía 18 años, que este grito no se calle”, “no se puede ignorar a tanta gente que pide un cambio”, “Mili tenía sueños, futuro, derecho a vivir, hoy pedimos justicia”, fueron algunas de las frases que compartieron los participantes.
En la previa, un redoblante marcó el pulso de la convocatoria, mientras personal de Control Urbano Vehicular y de la Policía se disponían a garantizar la seguridad de los participantes a lo largo del recorrido.
El padre de la víctima, César Quenaipe, encabezó la marcha. Con un cartel exigiendo la “pena de muerte”, se ubicó detrás de la bandera principal que clamaba “justicia por Mili”. Lo acompañaba la madre de la joven y otros familiares y amigos.
A las 18.09, el padre tomó la palabra para alentar a los presentes: “Muchas gracias nuevamente por estar presentes para que se termine la inseguridad en Tandil”, expresó y dio inicio formal a la caminata.
La movilización
La columna de personas se dirigió por Rodríguez en dirección a Belgrano, en un horario de gran afluencia vehicular y peatonal. A paso lento, avanzó por las calles del centro entre pedidos de “justicia por Mili” y la mirada atenta de numerosos transeúntes que se detuvieron a observar el paso de la movilización, mientras otros continuaron su camino con aparente indiferencia. También, algunos comerciantes dieron muestras de acompañamiento con aplausos.
Promediando el recorrido, en un gesto de solidaridad, una emprendedora de la feria de artesanos de la Plaza Independencia se acercó al padre de Mili y le obsequió unas flores tejidas a croché. Es que la movilización coincidió con un fin de semana cargado de propuestas recreativas y culturales, por lo que el ritmo de la ciudad se vio alterado.
La marcha, que creció en concurrencia conforme avanzó en su trayecto, concluyó a las 18.26, cuando la comitiva llegó a la explanada de la Municipalidad.
El dolor y el firme pedido de justicia
Una vez frente a la sede de Gobierno, el padre de Mili tomó nuevamente la palabra. “Vamos a decir unas palabras hacia la comunidad”, anunció y expresó, como en cada oportunidad, su “agradecimiento a toda esta gente de Tandil que acompaña a la familia que está reclamando justicia”.
Y agregó que “no tengo palabras porque no estoy preparado para hablar”, para luego ratificar su pedido: “Exijo la pena máxima, la pena de muerte, pero en Argentina no está”.
Y apunó contra la Justicia al señalar que “condenan a un hombre con un homicidio simple y mi hija está bajo tierra. Ahora estamos llorando nosotros y esa persona sigue gozando de la vida. Quiero que cambien las leyes en el país”.
Su pedido continuó con una demanda de mayor seguridad. “No queremos más muertes en Tandil. Queremos que sea una ciudad linda. Vamos a seguir pidiendo justicia y pena máxima”, sentenció y pese al número de asistentes, ratificó la decisión de la familia de hacer nuevas convocatorias.
Dentro de la Municipalidad se encontraba el jefe de Gabinete, Julio Elichiribehety, el secretario de Gobierno, Miguel Lunghi (h), la secretaria de Desarrollo Humano, Juliana Teerink, el subsecretario de Protección Ciudadana, Juan Ibáñez, y el presidente del Concejo Deliberante, Juan Pablo Frolik, en caso que los padres solicitaran ingresar.
Cabe destacar que, durante la semana, se le había anticipado al padre de Milagros que el intendente Miguel Lunghi no estaría presente por “cuestiones familiares”.
“Quedamos sin una
parte de nuestra vida”
Posteriormente, una joven tomó el micrófono para leer unas palabras preparadas por Andrea, la madre de Milagros. El mensaje, cargado de emoción, resonó entre los presentes: “Hoy estoy acá como mamá, como familia, como una mujer a la que le arrancaron a su hija”.
“Mi hija Mili, de 18 años, buena, sin problemas, con futuro, fue asesinada de la forma más injusta y cobarde. El 31 de agosto nos rompieron la vida. Y desde ese día, cada mañana es una batalla y cada noche es un vacío que nadie puede llenar”.
La madre describió a su hija como una joven que “caminaba por la calle, como cualquiera de nosotros. No estaba provocando a nadie, no estaba metida en ningún conflicto. La atacaron sin razón, sin humanidad y en segundos mi hija quedó en el suelo y nosotros quedamos sin una parte de nuestra vida”.
El texto de la madre mencionó la urgencia de su demanda: “Hoy levanto la voz por ella. Porque Mili no puede hablar, pero nosotros sí. No estamos pidiendo un favor, estamos exigiendo justicia. Con respeto, con dolor, pero con la firmeza que da el amor y la verdad”.
Dirigiéndose directamente a la Justicia, sentenció: “Necesitamos pena máxima. No queremos ver a un asesino caminando libre mientras enterramos hijos. No se puede permitir que la vida de una chica inocente valga menos que la de quien la destruyó”.
Por eso, “exigimos una investigación completa, seria, rápida y sin excusas. Que no haya beneficios, reducciones ni libertades anticipadas. Que la condena sea ejemplar porque cada asesinato impune invita a otro”.
Finalmente, la carta de Andrea concluyó con un llamado a la sociedad y un compromiso: “Pedimos justicia, no por odio sino por amor. Porque ninguna familia merece pasar por esto. Porque cada asesino que no es castigado es una amenaza para todos”.
“A la sociedad la pedimos que nos acompañe, que levante la voz con nosotros, que no dejemos que Mili sea un número, una estadística, un expediente más. Porque Mili tenía nombre, rostro, sueños. Y hoy su ausencia es nuestra lucha. Por ella vamos a seguir, por ella no nos vamos a rendir, por ella exigimos la pena máxima, la verdad y la justicia”, cerró.
Más de 143 años escribiendo la historia de Tandil