Realizaron el cerramiento del viejo almacén que funcionó en Roca y Uriburu
La intervención se realizó tras una intimación impulsada por la Defensoría del Pueblo.
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Después de casi una década de abandono y reiterados pedidos de los vecinos, el inmueble de Roca y Uriburu, donde funcionó el almacén de ramos generales La Palma, fue finalmente cerrado. Los trabajos se realizaron en los últimos días, tras una intimación gestionada a través de la Defensoría del Pueblo.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailHace unos ocho años, la propiedad quedó deshabitada, marcando el inicio de un deterioro y una serie de problemas para los residentes del barrio La Estación. El lugar, que se encuentra en venta desde hace un tiempo, se convirtió en blanco de distintos episodios que generaron preocupación entre los vecinos.
Según relató a El Eco de Tandil un residente de la zona, la situación se agravó con el paso del tiempo y llevó a varios contribuyentes a impulsar gestiones ante las autoridades con el objetivo de lograr respuestas a sus demandas.
En ese marco, hubo contactos con los herederos de la propiedad, notas enviadas a la Municipalidad y a concejales, que no lograron respuestas satisfactorias. Hace unos meses, recurrieron a la Defensoría del Pueblo de Tandil, donde se les recomendó presentar una denuncia formal ante la comuna para poder avanzar con el planteo.
En principio, según pudo averiguar este Diario, los propietarios del lugar habrían recibido una intimación por parte del Municipio para llevar adelante medidas que pongan fin a este tipo de situaciones. Las acciones se canalizaron a partir de la intervención de la Defensoría del Pueblo de Tandil, que solicitó a la Dirección General de Inspección que accione ante un “reclamo recurrente” de los contribuyentes.
A este escenario, se suma la sanción de una ordenanza que le permite al Departamento Ejecutivo intimar y sancionar a propietarios de edificios en estado de abandono que representen un riesgo para la seguridad de su barrio. La herramienta, aprobada en junio pasado por el Concejo Deliberante, prevé multas y habilita a la comuna al “cerramiento de oficio”, cargando los costos al dueño a través de la Tasa Retributiva de Servicios.
“Se establece la obligatoriedad de que todos los edificios en estado de abandono dentro del ejido urbano de la ciudad cuenten con el cerramiento correspondiente, conforme a las especificaciones técnicas establecidas en la presente ordenanza”, indica en su artículo primero la ordenanza 18.855.
En artículo cuarto, en tanto, establece que “los propietarios de edificios en estado de abandono dispondrán de un plazo de hasta 90 días a partir de la intimación realizada por la autoridad de aplicación para proceder al cerramiento correspondiente”.
El cierre del predio
El acceso principal al predio, y el punto por el cual comenzó a ser vandalizado, fue por un paredón sobre Uriburu que se cayó parcialmente hace unos años. En un principio, se intentó un cierre provisorio “con troncos y lonas”, pero no resistió las inclemencias del tiempo.
Finalmente, hace días se realizaron trabajos definitivos, colocando “planchones” que sellaron completamente la abertura del paredón que daba acceso a la parte posterior del inmueble. Estos esfuerzos culminaron la semana pasada, cuando se procedió a tapiar todas las puertas que daban sobre la calle Uriburu, incluida la del antiguo almacén.
Sobre Roca, en tanto, instalaron una puerta de madera, con una reja que la cubre y cerrada con candado, que habilitaría un acceso controlado si fuera necesario.
Tranquilidad, pero con reservas
El cierre para prohibir el ingreso al inmueble generó “tranquilidad” relativa entre los vecinos, dado que esta acción contribuirá con una mejora en las condiciones del lugar. Sin embargo, uno de los residetes del barrio advirtió que la casa continúa en venta y que la solución definitiva llegaría cuando sea adquirida y se le dé un nuevo uso.
Además, detalló que persisten los problemas con la vereda, que a pesar de una reciente intervención comunal, el pasto volvió a crecer y los árboles frondosos completan la escena. “Parece un bosque”, describió.
Los vecinos esperan que el cierre sea el primer paso hacia una solución duradera que mejore la calidad de vida en el barrio.
El lugar
En esa esquina funcionó el viejo almacén de ramos generales La Palma de Pedro Santiago “Coco” Sarasola, un conocido exfutbolista del club Ferrocarril Sud. Incluso, la cancha auxiliar del tricolor tiene el nombre del deportista.
Actualmente, la propiedad, que lleva una década desocupada, luce un cartel de venta.
El local y la casona, típica arquitectura de planta “chorizo”, se mantuvieron en estado regular hasta hace unos años verano. En 2019, un foco ígneo en su interior aceleró el proceso de deterioro, debido a que fueron robando las chapas, maderas de pinotea de techos y sótano, puertas, ventanas y todo lo que tuviera valor de reventa.
A partir del desmantelamiento de los pisos, el profundo sótano quedó al descubierto. Entonces, comenzaron a arrojar basura que provocó olores nauseabundos y la proliferación de roedores.
