“Si no fuera por la ayuda de la comunidad, acá no se estaría cocinando”, dijo la referente del comedor Los Tatú
Paola Quero es representante de Los Tatú, ubicado en el barrio La Movediza, uno de los espacios que participa del proceso de construcción del Registro de Comedores impulsado por el Municipio de Tandil. Si bien aseguró que la Comuna local se está ocupando del tema y proveyendo de algunos alimentos, destacó asimismo que “nos siguen faltando muchos productos”.

Paola Quero, militante social y referente del comedor Los Tatú, del barrio La Movediza, aseguró que el espacio que cada día brinda asistencia alimentaria a alrededor de 36 familias de la ciudad se sostiene básicamente gracias al esfuerzo colectivo y a la solidaridad de los vecinos.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email“Sobrevivimos gracias a la ayuda de la gente. Si no fuera por la comunidad, acá no se estaría cocinando”, sostuvo a El Eco de Tandil.
Los Tatú es uno de los comedores que participa del proceso de construcción del Registro de Comedores impulsado por el Municipio de Tandil en cumplimiento de una Ordenanza aprobada el año pasado en el Concejo Deliberante.
En este contexto, Quero ratificó que los espacios que ofrecen alimentos ya comenzaron a recibir las visitas de área de Bromatología local, que acerca asesoramiento y ofrece capacitaciones a los trabajadores de los comedores.
“Menos en mayo y en lo que va de junio, hemos tenido reuniones por el Registro durante todos los meses”, detalló.
Uno de los anuncios realizados por la Comuna –aseguró la militante social- es el compromiso de entregar harina a los comedores, un insumo básico pero limitado.
“Nos van a dotar de harina; en el caso nuestro, son 25 kilogramos que vamos a tener”, señaló Quero.
Sin embargo, la coordinadora remarcó que esta asistencia aún resulta insuficiente para cubrir las necesidades básicas.
“Faltarían distintos productos, eso es algo que todavía no se ha solucionado. Si bien cuando tiene carne, Desarrollo Humano del Municipio la reparte entre los comedores, nos faltan muchos productos todavía”, indicó.
Desde su rol en el territorio, Quero consideró que la construcción del Registro es fundamental, pero también advirtió que debe traducirse en una política alimentaria consistente y estructural.
“Espero que prontamente se termine de concretar el Registro para tener una política de alimentos real, que no sea ver 'qué consigo y qué te doy'”, manifestó.
En el engranaje de relaciones entre estos espacios que brindan asistencia y el Estado municipal, Carla Mucklowe —la trabajadora social asignada desde la Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat— se ha convertido en una figura clave.
Al respecto, la referente social dijo que “Carla está haciendo un trabajo impecable pero obviamente que hay cosas que faltan, como otros productos e insumos que no hay en el Banco de Alimentos que, por ejemplo, hace mucho tiempo que no tiene arroz, aceite ni puré de tomates”.
Según refirió la representante de Los Tatú, en el comedor la comida se cocina gracias a la comunidad que se organiza para sostener esta labor que es imprescindible.
“La verdad es que podemos cocinar gracias a la gente que nos ayuda”, expresó.
Entre esas redes solidarias, Quero destacó el aporte de un jardín de infantes cooperativo de la ciudad, que impulsó una campaña de donación de alimentos, y de un geriátrico, que reunió ropa de abrigo para las familias del barrio.
“Además, una persona colabora semanalmente con la entrega de frutas y verduras”, señaló.
“Siempre priorizamos las familias con chicos y ahora también a los adultos mayores, para que ese abuelo o esa abuela, al menos una vez por semana, pueda comer aunque sea una fruta”, explicó Quero, que fue contundente al describir cuál es el sustento real del comedor: “Sobrevivimos gracias a la ayuda de la gente. Si no fuera por la comunidad, no se estaría cocinando”, reiteró.
“Todas las semanas se suma alguien nuevo”
La demanda, por su parte, no cesa. Los recortes del Estado nacional en materia alimentaria han repercutido directamente en algunos hogares de Tandil.
Hasta diciembre de 2023, el comedor recibía alimentos a través del Movimiento Evita. Pero la medida del Ministerio de Capital Humano de la Nación (a cargo de Sandra Pettovello) de quitar a los intermediarios llevó a que Los Tatú dejara –como tantos otros en el país- de recibir productos por parte del Estado nacional.
“Todas las semanas se suma alguien nuevo; estamos viendo muchos varones adultos que antes no retiraban comida, esa es una realidad. Más allá del trabajador formal, que también se sumó”, contó la militante social.
Actualmente, Los Tatú entrega viandas de lunes a jueves, a partir de las 18, en calle Azucena Nro. 1823.
El sistema está organizado a través de un grupo de WhatsApp, donde quienes no necesiten retirar un determinado día avisan, permitiendo que los recursos disponibles se distribuyan con mayor equidad.
“Los primeros días, cuando la gente que tiene trabajo cobra -o si tal vez agarró alguna changa-, vienen menos personas. Pero ya después del día 15 vienen todas las familias”, relató Quero, y dijo que "aproximadamente 36 familias son asistidas cada semana”.
Aquellos vecinos que deseen colaborar con Los Tatú pueden comunicarse a través del teléfono (249) 433-5489, o bien acercarse al espacio que funciona en calle Azucena Nro. 1823 de lunes a jueves, a partir de las 18.