Tamberos aseguran que se agudizará el faltante de leche
Desde el sector lácteo manifestaron la necesidad de crear un mercado de la leche que regule el valor de este insumo primordial que hoy escasea en las góndolas. El productor Alejandro Stefano, habló de generar una verdadera “conciencia industrial” a fin de normalizar la brecha que se evidencia en la cadena de comercialización.
Factor climático, estacionalidad, exportaciones y cambios en los hábitos de consumo son algunas de las razones que los referentes del sector lácteo han empleado para explicar el faltante de productos en las góndolas de los supermercados del país.
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Y es que en los últimos días, se multiplicaron las quejas de los consumidores que no encuentran algunas marcas de leche y sus derivados en los comercios a los que habitualmente concurren.
Este Diario, pudo constatar que en varias bocas de expendio de la ciudad, la leche que la empresa líder del segmento vende en formato sachet o caja abastece las estanterías en detrimento de segundas marcas.
Si bien los supermercados aseguran que detrás de estos problemas no se encuentra una estrategia comercial, adjudican la merma a una reducción en los niveles de entrega por parte de las grandes compañías lácteas.
En este contexto, el productor local Alejandro Stefano, integrante de la Cuenca Mar y Sierras, brindó su mirada e insistió en la necesidad de instaurar un mercado que regule la actividad.
En diálogo con el ciclo radial Dulce o Amargo (104.1 Tandil FM) explicó, que el faltante de este insumo básico de la canasta familiar, se debe a la implementación de políticas que durante 15 años fueron en sentido contrario ya que no lograron incentivar la producción en tambos.
“Desde hace unos años la producción no está relacionada a un mercado institucionalizado, sino que depende de los avatares climáticos porque cuando hay seca en el país, cierran los tambos y se venden las vacas”, señaló.
Según detalló, la inexistencia de una política integral que regule el precio de la leche no permite que el tambero cuente con reglas claras al momento de conocer a cuándo va a vender su producto, a quién lo hará, cuánto percibirá por litro y durante cuánto tiempo se mantendrá ese valor.
“Ya a fines de 2015 nos hicieron producir leche barata y como no fue redituable muchos tuvieron que abandonar la actividad”, recordó Stefano al tiempo que advirtió que luego se produjo una nueva apertura de las exportaciones y al no tener un valor de referencia, se inundó el mercado interno y esto propició otros cierres.
En relación a la escasez de leche de segundas marcas, el productor evaluó que la estrategia comercial con la que actualmente operan las grandes empresas de la industria, se basa en retirar este insumo e introducir la primera línea del segmento para lograr una mayor ganancia.
Aseguró además, que “por varios años la leche va a seguir faltando”. En este sentido detalló que el aumento de la hacienda, que hoy tiene un valor significativo debido a la apertura del mercado cárnico, condujo a que muchos dueños de tambos se vean decididos a optar por otra metodología y venden las vacas de menor productividad para ser más eficientes.
“No podemos organizarnos porque cada tres meses en los últimos cinco años, nos cambia el valor de la leche ya que el factor clima hace que, si hay exceso de agua se presenta un problema pero también impacta en el precio cuando hay sequía”, argumentó.
Stefano habló además de la responsabilidad que le compete al consumidor en relación a convalidar a través de la compra, los excesivos precios de los productos que se comercializan en góndola. “No es lo mismo convalidar un queso a 500 pesos, que un litro de leche que es un insumo que no puede faltar en la mesa de una familia”, puntualizó.
Por otra parte indicó que la brecha que se produce en la cadena de comercialización, sigue generando una distorsión entre los extremos que la componen. La misma se pone de manifiesto al momento de adquirir el producto en góndola cuyo valor promedia los 40 pesos mientras que el productor, por el litro de materia prima obtiene 12 pesos.
“Nosotros ponemos en juego nuestro capital por 12 pesos y las empresas transforman la leche, la pasan por una máquina, le sacan la grasa para hacerla descremada y con ese sobrante elaboran manteca y otros derivados que después convalidamos a un valor cinco veces mayor”, enfatizó.
El productor lácteo destacó la necesidad de formalizar las relaciones de compra-venta a nivel industria a través de contratos que hoy, solo se refrendan desde la palabra. “Nosotros entregamos la leche de manera oral, sin fecha cierta de cuándo ni cómo la vamos a cobrar y esto sería muy distinto si las reglas se pudieran plasmar en un documento donde se establezcan los términos comerciales”.
Entre las variables que Stefano considera impiden brindar un marco regulatorio a la actividad, subrayó que la inexistencia de una verdadera conciencia industrial y los vaivenes de la política económica y crediticia, son factores que no permiten crear previsibilidad. “Cuánto más desequilibrio tenemos, cualquier resorte de la economía que hoy se toque, puede producir un desastre”, reflexionó.
“Necesitamos reglas claras, porque ninguno de nosotros quiere crecer para fundirse, aunque hoy nos toque apostar por mantener la productividad con menos inversión”, aseveró.
Por último el referente de la Cuenca Lechera Mar y Sierras aseguró que el faltante de leche se agudizará en los próximos años y que en la actualidad esto ya se ve reflejado porque mes a mes, se produce un 10 por ciento menos de esta materia prima.