Vecinos del barrio Manantiales exigen soluciones por el vuelco de efluentes cloacales en las calles
La problemática, que genera riesgos en la salud pública, se registra en la zona delimitada por Avelino Martínez, Arroyo Seco, Daglio y Hermano Crisóstomo. Contribuyentes comunicaron la situación al Municipio, hace más de un año, y no lograron respuestas. Consideran que la solución definitiva es extender la red cloacal.
Un grupo de vecinos del barrio Manantiales, ubicado entre el Cementerio Municipal y el club Uncas, denunció la proliferación de efluentes cloacales sobre las calles comprendidas entre Avelino Martínez, Arroyo Seco, Daglio y Hermano Crisóstomo. Tras haber realizado reclamos ante el Municipio, reclamaron soluciones a una situación “de alto riesgo para la salud pública” y en especial para las familias que habitan esa zona,
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Los frentistas explicaron que con sólo recorrer ese sector de la ciudad se perciben los efluentes cloacales que surcan las calles y se depositan sobre los terrenos de quienes viven allí. En tanto, describieron que el circular por las “prácticamente intransitables” arterias del barrio “hace que nos llevemos al interior de nuestros hogares muestras de ‘barro’ contaminado, el cual también ingresa adherido al rodado de cualquier vehículo. El fétido olor que esas aguas servidas ocasiona nos impide incluso abrir las ventanas en verano”.
Atribuyeron el problema a “la falta total de respeto al prójimo por parte de algunos vecinos inescrupulosos, en connivencia con la absoluta desidia por parte de las autoridades y órganos de contralor”, quienes “plantean el desagradable escenario en el que nuestros hijos conviven diariamente con estos desechos, que se depositan y sedimentan en nuestros suelos y contaminan el aire”.
El origen
En cuanto a las causas de la proliferación de efluentes en las calles, explicaron que existen en el barrio “numerosos caños de desagües cloacales que cruzan las calles para enviar los residuos a terrenos baldíos”.
Además, señalaron que “en otros casos surgen esos residuos en forma de vertientes desde el suelo mismo, saturado ante la emisión descontrolada de este tipo de desperdicios. Se forman incluso lagunas de desechos en lotes no construidos del barrio, que poco a poco está quedando prácticamente sumergido en un lodazal provocado por residuos cloacales sin tratar”.
Ante este panorama, describieron que “cada vecino toma por su cuenta medidas individuales tendientes a desviar los residuos que le llegan, canalizando los mismos de alguna manera para redirigirlos a donde puede, sacándoselos de encima y derivando el problema a alguien más en forma sucesiva, hasta que los mismos recaen sobre alguna zona temporalmente despoblada. Una suerte de ‘sálvese quien pueda’”.
Los análisis
Los habitantes del barrio mandaron a analizar las muestras de las aguas servidas y los estudios confirmaron la presencia de bacterias peligrosas, causantes de enfermedades como, por ejemplo, escherichia coli.
“También vale aclarar que estos depósitos de aguas servidas estancadas son el caldo de cultivo ideal para, por ejemplo, la reproducción de mosquitos y otros insectos potencialmente peligrosos. Resulta hasta hipócrita la sugerencia de vaciar floreros y macetas para evitar la propagación del dengue mientras se permite la formación de estas lagunas sin ningún control”, argumentaron.
El tratamiento
Por otro lado, admitieron que “existen soluciones de índole individual que no requieren mayor infraestructura ni grandes obras para poder al menos dar alivio temporal al problema. El barrio cuenta con varios biodigestores en distintas casas, aunque vemos claramente que la mayoría no funciona adecuadamente por falta de mantenimiento, uso incorrecto, instalación defectuosa. También existe la posibilidad de construir cámaras sépticas, que con el correcto vaciado periódico podrían también ayudar a contener el problema”.
Sumado a eso, resaltaron que la “solución definitiva” sería el tendido de la red cloacal, aunque podrían existir alternativas que desconocen, por eso manifestaron que “estamos dispuestos a ayudar en lo que podamos para al menos contener la grave situación actual”.
Las gestiones
Por otro lado, aclararon que realizaron la denuncia pública “decepcionados” ante la falta de respuesta a los reclamos a través de los canales formales, que cursaron de distintas maneras.
Confirmaron que hicieron una denuncia por al servicio 147, por la página web, el 16 de julio de 2018, que originó el Reclamo Municipal número 21770/18. Les comunicaron que el 17 de julio se efectuó la inspección con el acta 8094 que fue girada a la Dirección de Obras Sanitarias para que tome conocimiento y realice una evaluación. Además, recibieron llamados de dos funcionarios que se comprometieron a tratar el asunto.
“Más de un año y medio después, nada ha cambiado, sino que el problema se acentúa ante la radicación de nuevos vecinos y el paso del tiempo que da lugar a la acumulación de más y más desperdicios”, advirtieron.
Por último, lamentaron tener que dar publicidad a la problemática para “lograr algún efecto que no se ha podido lograr por otros canales” e instó a las autoridades a intervenir ante “el riesgo latente que asumimos al vivir en estas peligrosas condiciones de insalubridad”.