La música de los rebeldes

Muy rara vez escribo escuchando música; me distrae. O mejor dicho, me absorbe y –según sea lo que escucho- no queda más sentido que el oído. O mejor dicho, el alma. Y ahí me dejo perder, entre los remolinos de cuerdas, vientos o voces.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailPero ahora busqué en Youtube “La Tempestad” de Beethoven y dejé correr el video mientras se alistaba el Word. Voy a escribir sobre Carlos “El Colo” Collová, que ha muerto.
No fue mi idea esto de Beethoven. Su amiga, mi amiga, Miriam, se lo dedicó a manera de homenaje en sus redes sociales. El piano indócil del viejo Ludwig y una imagen en la que un camino de toscas se hunde en la sierra, un perrito que mira atrás y arriba un cielo que va de la pálida nada del último sol a un amarillo suave, al rosa con pintas celestes y se erige al fin violeta. Unas nubes grises dan la vida. No las nubes bobas de algodón de los cuadros de oficina; tienen voz esas nubes, dicen algo que no llega a ser furia pero tampoco letanía.