La vida es broma

Como gustarme, me gustan las personas que no se toman nada demasiado en serio. Pero partiendo de un requisito fundamental, sin el cual dejan de gustarme: lo primero y básico que no se deben tomar en serio es a ellos mismos. Pero –segundo pero-, lo tienen que disimular. Porque si no, son locos. Y ya se sabe que hay de los buenos y de los otros.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa vida –o esta obra de teatro en la que a veces oficiamos de actor principal, de reparto, extra, espectador, acomodador o boletero, pero nunca director- es algo verdaderamente serio. Si uno arrancara cada mañana pensando en las cuatro o cinco injusticias básicas, crónicas, vergonzantes y aceptadas de la humanidad, seguramente volvería a la cama, se taparía hasta la cabeza y pediría que lo vuelvan a despertar cuando las cosas se resuelvan. Pues bien, a eso se llamaría con justa razón sueño eterno.
No, la vida no es un paraíso. Hay que tener un cierto grado de insensibilidad autopermitida como para seguir adelante.