HOY, VIERNES
Stieg Larsson y sus noches en vela

La sociedad entre noche profunda y literatura pareciera ser un cliché. Tiene su lógica, es cierto: hay silencios que el día no se permite; son los silencios que suelen susurrar ideas o palabras o mundos.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailNuestro Osvaldo Soriano vivía a contramano que la mayoría de nosotros: trabajaba de noche y se iba a dormir a la hora en que el mundo que lo rodeaba comenzaba a despertarse. Lo suyo, claro está, era una opción.
Hay otros escritores que no elegían; el insomnio lo hacía por ellos. Franz Kafka era uno; Alejandra Pizarnik, otra. No es extraño entonces que sus obras tengan algo de ese misterio que sugiere la madrugada, donde no hay sueño pero tampoco vigilia.