Una creciente sudestada encendió la alarma costera en la Provincia
El suceso, de características excepcionales, ocasionó daños materiales visibles en localidades de la costa atlántica.

Una sudestada de características excepcionales, registrada el pasado 23 de junio, volvió a poner en evidencia el impacto creciente del mar sobre la costa atlántica argentina. Desde Playa Unión en Chubut hasta la ciudad de Mar del Plata, la marea meteorológica provocada por varios días de vientos del sur dejó huellas visibles tales como balnearios destruidos, viviendas afectadas y avenidas costeras colapsadas.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl doctor en Ciencias Naturales Federico Isla, integrante del Instituto de Geología de Costas y del Cuaternario (CIC – Unmdp), explicó que “fue una sudestada provincial, generada por vientos del sur, que se mantuvo durante varios días y provocó una marea meteorológica más extensa que en episodios anteriores”.
En diálogo con el medio Todo Provincial, Isla subrayó que los efectos fueron especialmente graves en zonas de mesomareas como Monte Hermoso y Pehuen Có. “Se destruyeron balnearios, viviendas y hasta avenidas costeras”, afirmó. Además, precisó que “fue más extensa en tiempo y espacio que muchas anteriores. Generó una marea meteorológica larguísima, el mar subió y la arena se fue”.
El dato que más preocupó a los especialistas fue la aparición de erosión en sectores que, hasta ahora, no presentaban signos visibles de daño. “Lo nuevo es que apareció erosión en zonas donde no había”, sostuvo. “La erosión que originalmente se daba en Mar del Plata y Miramar se extendió a Mar Chiquita, Villa Gesell y Pinamar, pero hoy están teniendo problemas muy serios partidos como Necochea, Tres Arroyos o Monte Hermoso”, explicó.
Según Federico Isla, muchos municipios costeros no cuentan con recursos técnicos ni presupuestarios para enfrentar este tipo de situaciones. “Los que están más organizados, como Mar del Plata o Villa Gesell, algo más pueden hacer. Pero hay muchos distritos costeros que no saben cómo actuar. Es necesario un abordaje regional y planificado”, advirtió.
Respecto a la frecuencia de estos eventos, el especialista cuestionó la vigencia de los datos oficiales. “El Servicio de Hidrografía Naval había determinado en décadas pasadas que ocurría una gran sudestada cada dos años. Pero esa estadística ya está desactualizada. Necesitamos nuevos estudios para saber si realmente el cambio climático está aumentando la frecuencia e intensidad de estas tormentas costeras. Todo indica que la tendencia es a empeorar”, confirmó.
Entre las posibles soluciones, Isla mencionó el repoblamiento de playas con arena, aunque remarcó que debe ser del tipo adecuado. “En Punta Mogotes, por ejemplo, llevaron arena de canteras de cuarzo y no funcionó, porque tenía mucha densidad y se perdía. Lo ideal sería usar las arenas negras, que tienen mayor densidad y no se las lleva el agua fácilmente”, recomendó.
Además, cuestionó el uso de maquinaria para “limpiar” la costa tras una sudestada. “Cuando se produce una gran sudestada, lo que queda en la playa es esa arena negra más pesada, y muchas veces eso sostiene la playa. Hay que dejar que la naturaleza trabaje”, manifestó.
También criticó ciertas decisiones urbanísticas. “Se están habilitando construcciones en sectores que deberían estar protegidos, y la solución que suele aplicarse es llevar piedras de Batán y construir espigones o rompeolas. Pero eso genera más problemas: se acumula arena de un lado y se erosiona el otro”, sostuvo.
El próximo 8 de agosto se realizará una nueva edición del Congreso sobre Agua y Costas en Mar del Plata, con participación de técnicos, investigadores y funcionarios municipales. “La idea es advertir a los municipios que no tienen experiencia en estos temas, que no saben cómo actuar ante estos episodios, y también a aquellos que piensan que nunca les va a tocar. Porque como se está viendo, el mar avanza y la erosión se expande”, concluyó Isla.