De aliados a enemigos: estalla la guerra entre Donald Trump y Elon Musk
El presidente de EE.UU. y el magnate tecnológico rompieron su alianza en medio de insultos, amenazas de deportación y el posible colapso de contratos multimillonarios. Una disputa que sacude la política y la industria espacial.

Lo que alguna vez fue una alianza estratégica clave entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el empresario Elon Musk, se convirtió en un conflicto público cargado de tensiones personales, políticas y económicas. La relación, que combinaba poder político con innovación tecnológica, se desmoronó con una velocidad sorprendente y en un contexto de alta exposición mediática.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl inicio del quiebre
Durante la campaña presidencial de 2024, Musk aportó casi 300 millones de dólares para apoyar la reelección de Trump. En recompensa, fue designado co-líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una iniciativa para achicar el Estado y reestructurar agencias federales.
Sin embargo, la sintonía se quebró cuando Musk renunció en mayo de 2025, tras criticar duramente el nuevo paquete fiscal de Trump —conocido como “Big Beautiful Bill”— al que calificó de “abominación repugnante”. Este proyecto incluía recortes impositivos a los más ricos, aumento del gasto militar y restricciones migratorias, contradiciendo los principios de eficiencia que Musk promovía.
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Del desacuerdo a la hostilidad
El conflicto escaló el 5 de junio cuando ambos cruzaron acusaciones públicas a través de sus redes sociales, Truth Social y X. Trump acusó a Musk de actuar por intereses personales luego de perder subsidios para vehículos eléctricos. Musk contraatacó insinuando, sin pruebas, que Trump estaría implicado en documentos no revelados del caso Epstein.
El punto de mayor tensión llegó cuando Trump amenazó con cancelar contratos federales valuados en más de 38.000 millones de dólares con empresas de Musk como SpaceX, vitales para las misiones de la NASA y el Departamento de Defensa. Musk amagó con retirar la nave Dragon del programa espacial, aunque luego se desdijo.
La ofensiva de Bannon y las amenazas de deportación
El exasesor de Trump, Steve Bannon, redobló la apuesta al exigir la deportación de Musk, sugiriendo que su ciudadanía estadounidense debía ser revisada. También pidió investigaciones por presunto consumo de drogas y uso indebido de fondos públicos, aunque sin aportar pruebas concretas.
Estas amenazas, además de generar impacto mediático, han desatado preocupación en sectores estratégicos del gobierno: SpaceX es el único proveedor nacional capaz de llevar astronautas a la Estación Espacial Internacional, y su exclusión implicaría consecuencias inmediatas en la carrera espacial de EE.UU.
El costo político y económico del conflicto
Las repercusiones no tardaron en llegar. Las acciones de Tesla cayeron un 14% en pocos días, y analistas advierten que la posible ruptura de contratos federales podría comprometer misiones como Artemis y el sistema de defensa Golden Dome.
Para Trump, la ofensiva representa un intento de consolidar su poder y desactivar a un aliado convertido en disidente. Para Musk, es una oportunidad para desafiar al establishment político: ha insinuado la creación de un nuevo partido político y el financiamiento de opositores a los republicanos alineados con Trump.