Temen que aumente la cifra de once muertos por el huracán Michael en Estados Unidos
La tormenta monstruosa que dejó un reguero de destrucción en el sureste de Estados Unidos se cobró once muertos en tres estados antes de internarse ayer en el océano Atlántico, aunque las autoridades temen que la cifra de víctimas aumente mientras avanzan las tareas de rescate.
El número de muertos subió a once en la mañana de ayer, cuando los rescatistas de Virginia anunciaron cinco víctimas fatales en ese estado, que se sumaron a cuatro fallecidos en el condado de Gadsden, Florida, otro en la vecina Georgia y uno más en Carolina del Norte.
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Sin embargo, las autoridades temían que el número de víctimas se incrementara. “Se espera que el balance general aumente a medida que avanzamos a través de los escombros”, dijo a CNN Brock Long, jefe de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA).
En la misma línea, el senador republicano por Florida Marco Rubio dijo que su “sensación es que encontrarán más víctimas”.
Unos dos mil efectivos de la Guardia Nacional de Florida continuaban trabajando en las operaciones de recuperación, a los que se sumaba la labor de unos tres mil miembros de FEMA.
Michael tocó tierra el miércoles cerca de Mexico Beach, una localidad a unos 30 kilómetros al sureste de Panama City, como un huracán de categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, con un máximo de 5, degradándose luego a ciclón postropical y alcanzando por último el Océano Atlántico en Virginia, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC).
Según las autoridades, más de un millón de hogares seguían ayer sin suministro de electricidad: 350 mil en Florida, medio millón en Carolina del Norte y más de 500 mil en Virginia.
El presidente Donald Trump prometió ayuda a los damnificados.
“Nuestros corazones están con las miles de personas que han sufrido daños materiales, en muchos casos la destrucción ha sido total”, dijo el mandatario. “No descansaremos ni vacilaremos hasta que el trabajo esté terminado y la recuperación, completa”.
Casas flotantes
Los vientos de 250 kilómetros por hora arrasaron desde el miércoles varias casas desde sus cimientos en Mexico Beach, que tiene alrededor de mil habitantes, dejando losas de concreto al descubierto.
A otras casas les faltaban techos o paredes. Las carreteras estaban intransitables y los canales estaban atestados de escombros.
Las imágenes mostraban botes arrojados sobre los patios y calles plagadas de árboles y líneas eléctricas derribadas.
La cercana Panama City también parecía un escenario de guerra.
Allí, Margaret Decambre, de 48 años, pasó la tormenta en su condominio de cuatro pisos.
“Es una devastación total: no hay energía, no hay agua, no hay comunicación”, describió.
El gobernador de Florida, Rick Scott, calificó la situación como “una devastación impensada”, y dijo que la prioridad era buscar sobrevivientes entre las personas que no evacuaron la zona.
“Estoy muy preocupado por nuestros ciudadanos que no evacuaron y solo espero que no tengamos muchas pérdidas de vidas”, dijo Scott a la cadena ABC.
Scott había advertido que el huracán sería “la tormenta más destructiva” sobre el panhandle de Florida en un siglo.
En tanto, el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, precisó que un centenar de personas habían sido rescatadas y muchas más habían sido evacuadas debido a las inundaciones en ese estado.
Ferocidad histórica
La rapidez con que se formó y creció la tormenta sorprendió a especialistas y tomó a los residentes con la guardia baja.
Long, del FEMA, describió a Michael como el huracán más intenso que azotó el área desde 1851.
Ken Graham, director del NHC, había advertido: “Esta es una situación histórica, increíblemente peligrosa y de riesgo de vida”.
El año pasado, una serie de huracanes catastróficos azotó el Atlántico occidental. Los más arrasadores fueron Harvey en Texas, Irma en el Caribe y Florida, y María, que azotó el Caribe y dejó casi tres mil muertos en el territorio estadounidense de Puerto Rico.
La temporada de huracanes del Atlántico termina el 30 de noviembre. AFP/NA
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